Señorita.

Tragedia

Todo comenzó en los primeros días de noviembre en aquellos días en que las personas sacan el papel, la espelma y el alambre para crear las famosas coronas que seguidamente son utilizadas para adornar la posada de los muertos, donde cada persona llega a visitar a sus seres queridos que por algún motivo de este mundo para siempre han partido.

Era una nublada mañana algunos reían otros lloraban, en particular en aquella tierra santa se encontraba una señorita que por la partida de sus padres estaba totalmente desconsolada pues la muerte de sus padres fue un hecho de mucho horror.

A pesar de su llanto nadie nunca se acercaba para ver qué pasaba, para tratar de averiguar el por qué aquella señorita tanto lloraba, tanto que sufría, el día transcurrió minuto tras minuto y aunque la señorita no lloro durante todo ese tiempo del sepulcro jamás se apartó.

Llego la noche sus ojos se mostraban rojos, sus labios resecos y su cabello un tanto esparcido, en pocas palabras su apariencia era fatal y no solo su apariencia sino que también su salud por que tras haber estado tanto tiempo bajo los dominantes rayos solares la señorita había entrado en un estado de deshidratación por lo cual no es necesario decir que su cuerpo se mostraba debilitado y no es que no haya querido tomar un poco de agua sino que no tenía ni cinco centavos en su bolsillo lo cual se puede comparar a la cantidad de alimentos en su estómago, en su estado no le quedaban fuerzas por lo cual callo rendida sobre la tumba de sus padres, en ese lugar se quedó bajo la luz de la luna y en los fríos brazos de la noche. 

En la mañana siguiente cuando algunos trabajadores se disponían a dar limpieza al lugar que horas antes decenas de personas habían visitado, sin saber por qué pero el menor de todos ellos se encontró con un cuerpo aparentemente sin vida, el joven se asustó y en su mente surgió la idea de que podría ser un espanto pero con más miedo que valor se acercó a corroborar aquel hecho sería tonto no se sabe, seria valiente tampoco se sabe, sin embargo el joven llego al punto en el cual estaba a dos pasos de aquel ser que tiempo antes el creyó un espanto. Sin mediar palabra quiso comprobar si aquella chica aún seguía con vida y al hacerlo alerto a sus demás compañeros que no eran más que sus dos primos quienes le ayudaron a trasladar a la señorita hasta la cabaña donde ellos vivían solo con su abuela, la anciana al ver que sus muchachos llegaban con una señorita entre sus brazos se sorprendió a tal manera que no sabía que hacer sin embargo el estado de la señorita era grave, la fiebre y la deshidratación le estaban pasando factura, no podían llamar a un médico para tratarla porque no tenían los recursos necesarios como para poder pagarle y no acudieron a un centro médico de atención pública porque el más cercano estaba a un día y medio a caballo y en el pueblo mas cercano que estaba a pocas horas no había ni un centro de salud publica.

Después de pensarlo por un minuto decidieron que lo más recomendable seria tratarla con sus propias manos porque después de todo, la señorita no resistiría un viaje tan largo, así que la abuela comenzó a ponerle trapos húmedos en el cuerpo para tratar de bajar la fiebre, le dio pequeños tragos de agua y preparo té de hierbas para tratar de generar energía en su cuerpo sin embargo no fue hasta la noche del día siguiente que la señorita pudo despertar.