Capítulo 2

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(Narra Alex)

—¡Wohoo! ¡Menuda paliza te he dado Bieber! - lo empujo y bufa.

—Ha sido sólo suerte.– masculla el rubiales.

—Sí, mis cojones sí que han tenido suerte, chaval. – carcajeo fuerte y empiezo a correr por la pista de baloncesto, mofándome de él. Sólo quiero molestarle un poco.

—Te lo dije, Justin.– dice Chris, mi adorable y diabólico hermano.

Sigo corriendo por la pista mientras canturreo "te he ganado, maricón". Oigo la risa de Kyle y Ryan, mientras que veo que Chaz y mi hermano intentan contenerse.

—Aprende a perder, enano.– le dice Kyle a su hermano, que está enfadado.

Voy hacia las gradas donde están todos y me pongo al lado de Justin.

—¡Ea, ea, ea, el Justin se cabrea! – digo con voz más grave. Chris y Chaz empiezan a reír junto a los demás, mientras Justin tensa la mandíbula.

—Mira, pues te queda bien esa voz, te va a juego con el nombre. ¿Tus padres te confundieron con un niño al nacer? – me mira el muy cabrón con una sonrisa.

—Puede ser. Ya que un maricón como tú no tiene los cojones que yo tengo. – me levanto y cojo el balón, empezando a hacer mates.

(Narra Justin)

Suspiro, viendo como se cuelga de la canasta, mejorando sus mates.

—Joder Chris, perdóname, pero tu hermana tiene un culo de espanto. — dice Ryan mirando a Alex. Frunzo mi ceño.

—A mí me gusta Cait. – dice Chaz.

—¡Eh! Estoy aquí, joder. – dice Chris quejándose.

—Cait no está mal. Pero Alex... – mi hermano tuvo que participar. Lleva queriendo follar con Alex desde que le salió tetas al niño.

Sacudo mi cabeza y miro a Alex. En verdad no juega nada mal la hija de su madre, pero tiene una actitud ganadora que me saca de mis casillas. Recuerdo una vez que le puse tal zancadilla por mofarse de mí una vez y se comió el suelo, literalmente. Le tuvieron que implantar dos dientes, y estuvo con aparatos un tiempo. Esa vez me pasé, lo admito. Me sentí mal y bueno, luego se me pasó. No es que me durara mucho ese sentimiento de culpa, pero bueno.

—Esta noche os podéis quedar en mi casa a dormir. Mis padres se piran a un crucero. – miro a mi amigo Ryan.

—¿Todos? – asiente. —¿Y cabremos? – pregunto.

—Claro que sí. ¡Alex! — la llama. Ella viene al segundo.

—¿Qué? – dice jadeando y sudada.

—¿Te quieres quedar en mi casa? Nos vamos a quedar todos. Puedes traerte a ese amigo tuyo, el que me tocó el paquete el otro día. – dice riendo.

Alex empieza a reír y asiente.

—Sí, a Eddie le van los rubios. –su risa cesa. –  Luego le llamo y a ver qué dice. Yo sí voy, ¿va mi hermana, o voy a ser el único conejo entre el campo de nabos? - sacudo mi cabeza.

—Sé un poco más fina, Dios. – hago una mueca.

—Cómemelo.

—Lo siento, pero es que a mí los penes no me van. – respondo con una sonrisa socarrona.

—Entonces eres lesbiana, ¿a tu chocho le van los chochos?

Ignoré a Alex quien sonreía triunfante, joder, siempre lograba sacarme de mis casillas. Fuimos a avisar a nuestras madres del plan para esta noche. Luego todos fuimos andando hasta llegar a casa de Ryan dejando las cosas en casa habitación que nos enseñó.

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⏰ Última actualización: Aug 15, 2014 ⏰

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