Capítulo 1

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Narrador omnisciente:

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Narrador omnisciente:

Hace unos cuantos siglos, en el reino Mutig, el cual se caracterizaba por su hermoso bosque el cual conectaba los pueblos centrales, pues bien en uno de estos, el pequeño pueblo de Danos, vivía un chico de 16 años llamado Lionel Dankworth.

Este día, en aquella humilde casa se encontraba ayudando a su madre Teresa a hacer la limpieza del hogar, mientras su padre Adolf estaba trabajando.

Eran tan solo una familia de tres. Lio era un chico alegre, con cabello castaño y unos ojos color zafiro que reflejaban su inocencia, ya que a pesar de su edad no tenía idea de lo cruel que era el mundo. Probablemente esto se debía a la sobre protección que su madre le había dado de pequeño.

Eran una familia muy feliz pese a que no estaban bien económicamente, cosa que llevó al señor Adolf a tomar una medida extrema, pedirle dinero al rey de su país. Algo humillante pero a su parecer, una medida necesaria.

Dan Edevane, quien con 19 años tenía el cargo de rey, debido a que su padre murió cuando era joven y ocupó el trono al cumplir los 18 años de edad, su forma de gobernar era buena, no era injusto con su reino, pero hay algo que hacía que la gente le tuviera cierto miedo, su amabilidad no era muy notoria, se rumoraba en cada pueblo que era alguien cruel, de una persona así sólo se espera lo peor, ¿No?

La puerta principal de la casa Dankworth se abrió repentinamente dejando ver al señor Adolf, quien acababa de volver de trabajar.

— Oh, hola papá — saludó sonriente el castaño — ¿Cómo te fue en el trabajo?

— Bien Lio, ¿Haciendo limpieza? — este le sonrió con cansancio.

— Si, estoy ayudando a mamá.

— Eso es bueno, ¿Dónde está?

— ¡Aquí estoy! — se escuchó una voz femenina desde el ático.

Unos segundos después la mujer bajó con rapidez a encontrarse con su marido.

— ¿Qué pasa querido?

— Necesitamos hablar — dijo con expresión seria, su esposa al ver su cara se alarmó un poco, ya que aquello no era común en el.

— Claro… Lio, ¿Podrías dejarnos sólos?

— Esta bien.

Lionel dejó lo que estaba haciendo y salió por un momento de la casa, algo preocupado por lo que acababa de presenciar.

Ya afuera decidió dar un paseo sin alejarse mucho de su hogar, notando a lo lejos la puesta de sol. En el camino se encontró con los chicos que siempre lo molestaban.

Él jamás se metía con nadie, era un chico muy calmado y tímido, tal vez por esta razón era su víctima preferida.

— Vaya, vaya, vaya, pero si es Lio el perdedor — se burló el líder.

El Esclavo Del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora