T R E S

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—¡Jimin baja a desayunar! —El inminente grito de mi madre me hace gruñir, ahora tengo indicaciones a medias por culpa de sus estomagos

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—¡Jimin baja a desayunar! —El inminente grito de mi madre me hace gruñir, ahora tengo indicaciones a medias por culpa de sus estomagos.

No hago un esfuerzo por volver a dormir, eso no serviría, así que me levanto para tomar la libreta a mi lado y escribir perezosamente la dirección que me dio Shy.

Ciudad Angtandale, calle Besten.

Escaneo mi habitación en busca de alguna prenda limpia y me dispongo a tomar una camiseta gris que está bajo mis pies, creo que la use hace dos días da igual. Una vez listo bajo las escaleras hasta la cocina donde me siento en la barra junto a mi padre que lee el periódico con tanta concentración que no responde mi buenos días.

—¡Ese niño! ¡Jimin baja ya! —Vuelve a gritar mi madre vistiendo su delantal de corazones, frunzo el ceño confundido hasta que caigo en cuenta de una cosa, a mis padres aún les gusta realizar ese juego infantil en el que fingen que soy invisible y luego dicen unas bobas palabras que simulan un hechizo para que aparezca. Me levanto de mala gana haciendo mi ridícula pose de entrada triunfal mientras espero sus palabras.

Pasa un minuto entero en el que luchó por que mi rostro no reviente en medio de mi enfado, pero dejo de avergonzarme a mi mismo cuando noto que en realidad no tienen intención de decir las palabras.

—¡Esta bien, es suficiente! —Grito volviendo a tomar mi lugar con la esperanza de que ellos por lo menos se inmuten cosa que es extraña nunca me ignoran.

—¡Voy a ir por él! —Sentencia mi madre lanzando un trapo justo sobre el periódico de mi padre quien hace una mueca de desagrado antes de comenzar a olfatear alguna cosa.

—Su aroma es muy suave no está en casa o quizá se este dando una ducha él nunca se pierde el desayuno de despedida —La seguridad en su voz me hace sentir diminutamente aliviado por lo menos no creen que me iría por grosería.

—Me temo que está vez si lo hará hijo —Esa voz, me giro de inmediato encontrándome con la abuela su melena plateada perfectamente recogida en un moño y su típico vestido floreado—. Le pedí esta mañana que comprara un par de cosas que necesito —Reprimo las ganas de lanzarme hacia ella como un niño cuando comienza a caminar hacia mis padres a quienes saluda con cariño antes de sentarse a mi lado—. Ellos no pueden verte, creí que anoche te habían advertido ya sabes la chica de la máscara —Sus palabras me hacen parpadear para intentar no caer de la silla.

¿Mi abuela sabe de los sueños? ¿Son reales? Eso quiere decir que...oh no

Según cada libro que he leído a lo largo de toda mi vida y debo aclarar han sido demasiados cuando alguien se entera de una cosa tan peculiar como esta sin que le sea contada no es muy buena señal. Verán podría dar por hecho que mi prima o Tian le han contado, sin embargo, ellos no podrían hacerlo no le había contado mis sueños a nadie en realidad, lo que quiere decir dos cosas.

The FiddlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora