UN AÑO ANTES.
Brent.
—Abre la jodida puerta Derek, llevo esperando veinte minutos ya.
Doy un último golpe a su puerta con mi puño cerrado. Espero que abra de una vez por todas.
Doy media vuelta para irme a mi casa, con mi abuela, pero vuelvo a mi posición inicial al escucharlo abrir.
—Joder Brent, ¿Qué haces aquí tan temprano?, déjame dormir. — Dice haciéndome un gesto con la cabeza para que entre.
Paso por su lado, y al mirarlo me doy cuenta de que se está frotando los ojos.
Entro en su pequeño apartamento y me apoyo contra la pared.
Vuelvo a mirar la fotografía, igual que hago siempre que vengo aquí. Esta se encuentra sobre una pequeña mesa, la cual está entre el sofá y la antigua y pequeña televisión.
En la foto, salen sus padres y los míos cuando iban al instituto, cuando tan solo tenían dieciséis años.
Dejo de mirar la fotografía al darme cuenta de que Derek está agitando su mano delante de mi cara.—¿Qué? — Le contesto ante ese gesto con un tono de molestia.
Levanta su otra mano y me ofrece una cerveza, y obviamente con gusto la acepto.
—¿Me estabas diciendo algo?
—Te he preguntado antes qué haces aquí tan temprano. — Dice sentándose en el sofá.
—¿Tan temprano? — Le pregunto extrañado. —Si ya son las dos de la tarde. — Digo imitándolo y sentándome en su sofá.
—¿!Quééé¡? — Chilla de golpe haciendo que me asuste.
Se levanta de un brinco del sillón y sube las escaleras a toda pastilla.Si se ha dejado un diente en el suelo de parquet, no me extrañaría nada. Ha subido a toda pastilla, al estilo Rayo McQueen.
—¿Qué coño pasa? — Le pregunto alzando un poco la voz para que así me escuche desde la parte de arriba.
Enciendo el televisor para ver el partido de básquet que ayer me perdí y Derek me grabó para así poder verlo hoy.
Unos minutos después, escucho como baja las escaleras. Me levanto de su cómodo sofá y me acerco hacia donde él está.
Se ha vestido. Lleva unos jeans pitillo azules que le quedan totalmente ceñidos, y un poco cortos, ya que el pantalón no le llega hasta los tobillos.
Derek es un chico muy alto, y supongo que por eso nunca le van bien del todo los pantalones. También lleva una camiseta de tirantes negra simple, esta le llega por la mitad de los muslos, y por la parte donde metes los brazos, el agujero es alargado, de tal manera que se le ve todo el lateral de su torso.Vuelve a desaparecer de nuevo, y cuando viene otra vez hasta dónde estaba minutos atrás, lleva en la mano derecha un sobre blanco y en la izquierda una cajetilla de tabaco Marlboro.
—Te acabo de preguntar que porqué te alteraste tanto al saber la hora. — Le pregunto, suponiendo el porqué de este repentino nerviosismo que él ha adoptado desde que sabe la hora y de hecho, bastante enfadado.
—Em... bueno, tengo que pagar algo a... uhm,... ¿un amigo...? — Me responde desviando la mirada y rascándose la cabeza con las yemas de sus dedos de la mano derecha.
—Si, ya, un amigo. Claro. — Bufo.
Yo ya sé quien es su "amigo" y qué tiene que pagar.
Otra vez está metido en drogas, joder, dos meses tirados al retrete.
Esa porquería le persigue y yo tengo que conseguir que esto pare de una vez. He que conseguir sea como sea que se desenganche de eso que tanto daño le hace.
Pero según él, es imposible dejarla, es lo único que le hace olvidarse y evadirse de todo un rato.Cuento hasta diez mentalmente para no arrancarle la cabeza y después llevármela a un campo de fútbol y jugar un rato con ella.
Suspiro y me obligo a recordar por qué está metido en esta mierda.
—Hermano, ¿Cuando fue que compraste la droga? — Le pregunto lo más calmado que puedo en este momento.
—No tengo tiempo para eso, después hablamos, Chao. — Me responde Derek.
Antes de irse me da un corto abrazo, coge las llaves de su moto y sale por la puerta pegando un portazo.
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No digas mentiras.
Teen FictionDos amigos. Un encuentro poco agradable con tres tipos vendedores de drogas. Dos vidas en grave peligro por meterse dónde no debían. Dos cambios de identidades. Una nueva vida en un lugar totalmente desconocido. Os preguntaréis si estarán a salvo. P...