El inerte silencio insonorizaba aquel sublime lugar que adornado por la luna y las estrellas hacia de aquel espejo de agua irradiar belleza, mis pies sumergidos casi hasta las rodillas mientras creaba ondas en las calmas aguas del limbo.
Rosas blanquecinas adornaban en forma de corona mi cabeza y sus tallos enredados entre mi cabello, allí yacía yo sobre una especie de bote en el mar de lágrimas lunares.
Tenia miedo, al igual que ella, pero nunca estaríamos solas, pues una a la otra esperaríamos del otro lado, para vernos en ese hermoso espejo, donde yacía sus lágrimas y las mías.
Un dulce aroma helado y nocturno comenzó a inundar el ambiente, ilusa perdí la vista lunar de mi prisión, ante aquel tumulto de niebla que nuevamente me trajo a la realidad, al caer en aquel mar donde yacía un alma pérdida y sin convicción.
Cerré los ojos mientras era atraída hasta el fondo, soltando el poco aire en burbujas del valioso oxígeno que luego sólo dio una cálida bienvenida a la realidad, donde tiritaba de frío y me arrodillaba junto al equipo de rescate en el lago.
Cuando apenas pude reaccionar, sólo me abraza a mi misma y observe como el resto salían muertos.
Era la única que se habría podido salvar.... que trágico no?
Pacto suicida?...
Señorita esta usted bien......
Necesita un doctor?.......
-no ...... Muchas gracias.
Eso fue lo único salió de mi boca, mientras los policías me interrogaban.Muchas preguntas más salieron a la luz con algunos psiquiatras de la estación, solo mantuve una manta sobre mi espalda y parte de mi cuerpo mientras sólo negaba con mi cabeza.
Horas mas tarde llegaron mis padres que con un aire de horror y molestia me juzgaban en silencio.
Porque no sólo retroceder?
Cuando era "feliz" con mi vida
Hubo alguna vez..........!?
no... ,eso nunca existió...
Recuerdo ese día temblar de frió mientras mis amigos y yo caminábamos entre la nieve hasta el cristal del lago que solo en estros días mostraba su hermosa habilidad de cristalización.
Entra todos yo era la mas pequeña de todos incluso en edad, pero era la que mejores decisiones tomaba al respecto, todos teníamos un problema familiar que describía a cada uno de nosotros incluso nuestra forma de vestir.
Apagados o con una mueca quedaba el aspecto de sonrisa desquiciada era lo que en nuestros rostros relucía, odiábamos todo alrededor excepto el lago de las reuniones o así decidimos ponerle ya hacia unos cuantos años.
Llevábamos las hojas de nuestros patines entre las mochilas y algunos mecheros, cualquiera diría que planeábamos un asesinato en masa, con otros cuantos materiales que cargábamos, pero ganas no nos hacían falta, quizá para este momento lo que mas deseábamos era manchar nuestras manos delicadas y pálidas, incluso junto a ellas la blanquecina nieve inerte.