9. Lucifer estrella de la mañana

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La noche transcurrió entre risas y bailes. Algunos demonios mayores no eran tan malos como parecían, ese era el caso de Azrael que era bastante gracioso, le agradó en el instante en el que lo conoció. No volvió a ver a el chico de ojos grises después de saber que el era mismísimo Lucifer.
Tampoco se preocupó en buscarlo porque se encontraba distraída bailando una canción lenta con Jon en el medio del salón. Descansó su cabeza en su pecho, a pesar de ser alta no lo era tanto como él .
Hacía un tiempo que habían dejado de bailar los típicos bailes de salón, ahora sólo se movían de un lado al otro sin seguir un ritmo o pasos específicos.
Con él siempre era así, siempre se sentía tranquila a su lado sabiendo que él la cuidaba. Jonathan siempre tuvo esa actitud con ella, la protegía y la cuidaba de todo, muchos dirán que suena algo sofocante que una persona esté al pendiente de ti todo el tiempo pero cuando te acostumbras ya no puedes vivir sin ella.

Se escuchó un carraspeo cerca de ellos, ambos hermanos se voltearon en dirección de dicho sonido. Allí se encontraba Lilith esperando su turno para bailar con Jonathan mirándola a Ana suplicante. Casi nunca pasaba eso así que An sonrió y apretó levemente la mano de su hermano, después de todo haría todo lo posible para agradarle a Lilith y hacer feliz a su hermano.

Se separó de su hermano y salió a los jardines a tomar un poco de aire fresco.

En el camino un leve tirón de su vestido la hizo detenerse, detrás de ella estaba Lucifer mirándola con su típica mirada divertida y su sonrisa burlona. Comenzaba a gustarle esa sonrisa.

-¿Me consedes este baile? -susurró al oído a Ana cautivado muchas miradas de curiosidad del resto de personas que estaban en el salón mirando la escena.

Por suerte su hermano estaba conversando con Lilith y no se percató de lo que estaba sucediendo

-Me urge salir a los jardines a respirar aire fresco espero que me disculpe su Alteza Rey de los infiernos. - hizo una leve reverencia y dirigió hacia la puerta trasera que daba directo al jardín.

Allí respiró profundamente y contempló el cielo nocturno repleto de estrellas y con una luna brillante. Camino hasta las fuentes y se sentó allí.

-Muy bonita noche, ¿verdad?

Ana pegó un gritito y golpeó al chico que apareció de repente frente suyo de la impresión.

-¿Qué haces aquí? Me diste un susto de muerte.

- El diablo esta en todas partes, Angelito.

Volvió a sonreír y Ana sentía que se derretiría frente a él, pero no le dióel gusto.

Alzó su vestido y escapó lejos de él aunque fue en vano porque la siguió molestando.

- ¡¿Qué diablos quieres de mi?! ¿Mandarme al infierno? ¿Qué te venda mi alma? Sólo dime y lo haré con tal de que me dejes en paz.

Lucifer se carcajeo bajo la incesante mirada de Ana y la condujo de vuelta a la fuente. Se sentó y quitó su saco colocandolo a un costado. Verlo así tan tranquilo dejó a Ana un poco sorprendida, después de todo Lucifer parecía una persona normal no es que esperara a un tipo rojo lleno de cuernos por toda la cabeza...

-Quiero ofrecerte mi ayuda Anastasia, en cuento te vi pude sentir la fuerte aurora de poder que irradiabas. No me costó nada saber todo sobre ti.
Vi lo que te espera en un futuro y y lo mucho que sufrirás, te ofrezco mi ayuda a cambio de un favor. ¿Estás interesada?

¿Un favor?¿Qué clase de favor?
Miró indecisa a Lucifer no estaba completamente segura de que decir

Este resopló y junto sus labios con los de ella. Al tacto sus labios eran suaves y ardientes. El beso fue tan explosivo para Ana como refrescante para él, sentían la esencia de otro en sus labios y al separarse ella deseó más.

Cazadores De Sombras: Anastasia Morgenstern Donde viven las historias. Descúbrelo ahora