"Aquel invierno nada nos podía parar,
la rueda no dejó de girar.
Y qué será de mi con tanto espacio,
te llevaste una parte de la ciudad.
No encuentro mi lugar.
Madrid, Madrid, Madrid.Te extraño."
...
Tenía la ventana ligeramente abierta. Se podía escuchar el leve sonido que hacían las pequeñas gotas de agua al repiquetear sobre su barandilla de metal, estaba parando de llover.
Estaba en completo silencio, ni música, ni tele, ni piano. La calle también estaba callada, era una noche nublada, no había ni un alma por la ciudad. Solo el sonido de algún coche lejano inundaba su quietud.
La brisa se colaba en su casa junto al húmedo olor de la lluvia. Cogió la taza que estaba sobre la mesa, bebió un trago de la infusión de jengibre y se acomodó mejor sobre el sofá, intentando que la manta que tapaba sus piernas no acabara en el suelo.
Finales de octubre, el tiempo estaba loco. Si cerraba la ventana todavía se moría de calor como si estuviera en pleno julio, así que prefería tenerla abierta y abrigarse de más.
Estaba inquieto, nervioso, intranquilo e, incluso, algo aburrido. Era de esas noches en las que te gustaría estar en cualquier sitio menos en casa, en las que te gustaría estar en cualquier sitio para no pensar. Quizás en cualquier sitio tampoco. Quizás sabía donde quería estar.
Desde que se había mudado, hacía bastantes meses ya, había recibido la misma pregunta reiteradas veces: ¿qué prefieres: Madrid o Barcelona?
Y nunca sabía qué responder porque, ambas ciudades, le habían robado el corazón.
Barcelona era casa, era playa, era infancia, era familia. Le había visto crecer, aprender, luchar, llorar, soñar y ganar.
Allí, tenía a sus amigos de toda la vida, tenía aquel piano que le regalaron sus padres cuando cumplió 16 años, tenía sus primeros recuerdos. Había peleado por primera vez con su hermano, había dado su primer beso, se había descubierto a si mismo, había sufrido su primer desamor.
En Barcelona había empezado a andar, a hablar, a cantar.
Barcelona era arte, era modernismo, era estabilidad.
Barcelona era hogar.
Pero Madrid...¡Ay Madrid!
Madrid le había visto despegar, frustrarse, avanzar. Le había visto llorar, abrazar, besar.
Madrid le había presenciado paseando sin rumbo, le había visto enamorarse de verdad, le había visto amar.
Era descontrol, era salir de su zona de confort, era innovar continuamente.
Era luz, vida, sueño.
Allí en Madrid había encontrado muchas cosas de las que en Barcelona no tenía, que le faltaban. Tenía nuevos amigos, sueños compartidos y metas cumplidas.
Y ahora, para rematar, en Madrid estaba él.
Volvió a sorber de su taza y soltó una pequeña risotada amarga. Todos sus pensamientos acababan en el mismo sitio. En la misma persona.
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Madrid, Madrid, Madrid.
Fanfiction"Aquel invierno nada nos podía parar, la rueda no dejó de girar. Y qué será de mi con tanto espacio, te llevaste una parte de la ciudad. No encuentro mi lugar. Madrid, Madrid, Madrid. Te extraño."