FIN

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- Estar aquí es lo que siempre quise - dije y abracé a Perrie fuerte.

Ya era nuestro tercer día en Disneyland y aún no puedo creer que Perrie haya hecho realidad uno de mis más grandes sueños.

- Ya que estamos en Orlando, quiero ir a la rueda de la fortuna, la vista desde ahí es hermosa ¿no lo crees? - dijo ella.

- Claro que sí -

- Bien entonces que te parece si nos cambiamos, y de paso también cenamos por ahí -

- Me parece perfecto - me acerqué más y la besé.

Salí corriendo al baño para darme una ducha rápida.

Aunque fue grande la tentación de quedarme más rato en la bañera burbujeante, me salí de esta porque de verdad tenía hambre y quería dar ese paseo con Perrie.

Nos cambiamos y salimos del hotel, tomamos un taxi y nos dejó una cuadras atrás de la gran atracción turística. Desde aquí se veía la inmensa rueda que era iluminada por luces de colores llamativos, todo muy lindo.

Caminamos agarradas de la mano, de vez en cuando le robaba besos a Perrie y es que era inevitable verla y no poder besarla, su vista tan fija al camino, su boca moviéndose deliciosamente mientras me contaba algo que no podía escuchar ya que me encontraba en la luna viendo su hermoso perfil, ella era hermosa.

- La cola esta algo larga - habló desanimada

- Avanzará rápido, esperemos, no me molesta hacerlo - verdaderamente la cola estaba enorme, pero no me importa, ella dijo que quería subirse y yo la complacere.

- Estuvimos esperando cerca de 40 minutos, una eternidad que con Perrie se pasó volando, me compró vinchas con orejas de Minnie y peluches pequeños de Disney, también me compró una manzana acaramelada y algodón de azúcar, eso sin contar todos los besos, abrazos y caricias.

- Si sigo comiendo no tendré apetito para la cena - dije metiendo un pedazo de algodón a mi boca.

- Entonces deja de comer - Me lo quito y se lo comió ella.

- Tu tampoco tendrás hambre -

- Soy Perrie Edwards amor, yo siempre tengo hambre - sonrió y me reí del gesto que hizo.

- Eso es verdad - su apetito había cambiado para bien, ahora era la misma Perrie que era capaz de comerse dos hamburguesas en solo una noche.

Esperamos 10 minutos más y por fin tocó nuestro turno.

Nos sentamos en la pequeña cápsula y esperamos tranquilas a que empiece a subir.

Empezamos a subir y ya la persona se veian super chiquitas, ví a Perrie algo nerviosa y me pareció la cosa más tierna del mundo, sonreí.

Cuando empezamos a tomar más altura Perrie me estaba preocupando, estaba mordiéndose el labio inferior y jugaba intraquila con su dedos mientras que sus pies no podían estar quietos. La vista era magnífica, las luces de los edificios, el mar, la nieve, todo era hermoso, pero ella no estaba disfrutando esto.

Me acerqué a ella y puse una mano en su rodilla - ¿Amor estas bien? - pregunté preocupada y ella volteó su cabeza rápidamente.

- Sí, lo estoy, es solo... - dejó de mirarme y agachó la vista.

- Oye está bien, no debes tener miedo, no ocurrirá nada - acaricié su rodilla.

- Estoy muy nerviosa - admitió.

- Lo sé, pero no entiendo porqué ¿No dijiste que ya te habías subido a estas cosas antes? -

- No estoy nerviosa de esto, estoy nerviosa por lo que voy a hacer - arrugue mi entrecejo sin entender a lo que se refería.

Cambio Por Amor ~~J.T~~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora