Capítulo 1

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Capítulo 1

Helena Keeton, de dieciséis años de edad, vivía en pleno Nueva York. Pasaba cada día de su “miserable” vida con sus hermanos gemelos Thomas y Luke; de trece años, junto a ellos estaba su hermana de un año de edad, proveniente de la nueva pareja de su padre; Mark, un hombre de cuarenta años, con una vida desastrosa en cuanto al amor pero perfecta en cuanto a lo económico, mantenía a rienda suelta una compania de hoteles famosa en todo América del Norte.
En cuanto a la Helena, era la típica mimada, pero con dos caras, por el lado de sus amigas, la chica linda que tiene a todos atrás, trata mal a quienes ella conoce como sus inferiores, y ama a los jugadores de football. Pero en cuanto se encuentra sola,ya sea en su habitación o en cualquier lugar en donde pueda encontrarse con ella misma, se vuelve una persona tranquila, amante de la música y los libros, su mayor pasatiempo es leer, y prefiere una buena noche de películas antes de una fiesta. Odiaba presentarse de esa forma delante de todos, temía perder su fama de chica mala y por eso la escondía más que nunca.
Era el 10 de junio del 2018 cuando la alarma sonó, 6:30 am, el celular no dejaba de sonar, Helena abrió los ojos para apagar el molesto sonido, suspiro antes de levantarse y atarse el pelo en un moño despeinado. Bostezo y se dirigió a su baño con su celular en la mano, había dejado caer su libro favorito de la cama, en el piso yacía abierto, “Harry Potter y la piedra filosofal”; una vez dentro del enorme baño privado que tenía, prendió su playlist favorita y abrió la ducha, se observó en el espejo notando las ojeras que tenía, mojó su cara mientras esperaba a que su bañera se llenara un poco. Miro su celular, de fondo sonaba Ed Sheeran, sus amigas ya habían comenzado a planear las vacaciones de verano, irían a Milán, o quizás a Ibiza; aún no había pedido permiso, ni mucho menos el dinero para los pasajes, aunque sabía que eso no sería problema. Dejó el aparato a un costado para comenzar su baño.
Veinte minutos después, se podría decir que era una persona nueva, su cabello estaba limpio y planchado, había déjalo los rulos rebeldes de lado; su cara de cansaba había quedado atrás. Volvió a su habitación para comenzar a cambiarse, no debía pensar mucho ya que tenía el uniforme reglamentario del instituto, cada día agradece tener tan cerca la graduación. Cuando tenía todo listo, seco su cabello, utilizo un poco de maquillaje y bajó a desayunar igual que cada mañana. Abajo ya podía ver a sus hermanos peleando por quien era el mejor o quién tenía más chicas atrás. Despeinó a ambos cuando paso por su lado, dejando salir un “Buenos días enanos” de sus labios, luego saludó a su hermana, quien caminaba torpemente hacia ella, la alzó y sonrió, no podía odiarla por más que lo intentara todos los dias, beso su mejilla y volvió a dejarla en el suelo.
En la cocina saludo a Karen, su ama de llaves y niñera desde que tenía memoria.
-Buenos días preciosa.- soltó la mujer de cincuenta y tres años, de tez morena y algunas arrugas de un rostro, en sus manos sostenía un plato de frutas cortadas, como le gustaba a la chica y un café cortado. Sonrió entregando el desayuno para poder continuar con sus ojos en la pequeña, quien había comenzado a caminar hace solo unas semanas.
Helena fue a la mesa junto a sus hermanos y busco con la mirada a su padre, aunque sabía que no lo iba a encontrar.
-Y…- no pudo terminar la frase ya que uno de sus hermanos ya había contestado sus dudas.
-Trabajando, como siempre- el chico se encogió de hombros. -Lucia esta con el, planean algo para nosotros…-
-Quieren que nos distraigamos, después de lo que sucedió- Thomas se imitó el gesto de su hermano sin quitar la vista de su plato, una sonrisa salió de sus labios, amaban completar la frase del otro.
Terminaron de desayunar y saludaron a Karen antes de salir para los institutos, era un dia soleado, todos sonrieron y subieron al vehículo de la chica, un voluminoso Citroen, no le gustaban mucho los autos de lujo, prefería algo simple con lo que manejarse.
Los chicos iban una secundaria cerca a su casa, Helena los dejó allí y luego siguió su camino hasta el propio, dónde estaciono el auto y bajo encontrándose a sus mejores amigas. No termino de bajar del auto cuando se tiraron encima de ella.
-¿Te enteraste de lo que pasó?- Nat le gritó como siempre, era la más eufórica de las cinco.
-David tiene una conquista nueva- Luly comentó con su usual calma, cuando las cosas venían malas, ella era la mejor para tranquilizar las aguas.
- Y Anna está furiosa gritando a cualquiera que pase por delante- argumento Any, la más inteligente de todas y la única con la que Helena podía compartir su pasión por los libros sin sentirse una idiota.
-Y eso no es todo. Patrick quiere invitarte al baile del viernes, está convencido que le diras que si, ya se lo echó en cara a cada uno que pasa por delante suyo- Lia, la más chismosa de todas, odiaba que un tema importante quedará fuera de su lugar.
-Bueno calma, luego vemos lo de David, seguro que no quiere hablar con nadie más que con su chica nueva ahora, y Patrick puede guardarse su invitación para otra, no pienso ir al baile este año- Helena bajó del auto y lo cerró antes de comenzar a caminar con su séquito a sus costados.
Por cada paso que daban, los otros alumnos las miraban y cuchicheaban cosas; entraron al instituto y fueron a su aula, ayq ue debían organizar la salida de la tarde para comprar los vestidos y detalles finales para la graduación.
Junto con la charla llegó el tiempo de descanso y el nuevo ensayo. Debían ir para la tercer hora de clases al salón de actos donde se hará la ceremonia el próximo viernes, todos ya tenían sus lugares, fueron ocupandolos a medida que llegaban. Helena tenía el suyo junto a Nat, su mejor amiga desde que tenía memoria de la vida; de su lado derecho, se encontraba Patrick, el chico había sido su mejor amigo hasta que él se le declaró, si bien intentaron ser una pareja formal, los secretos que guardaban uno del otro eran mayores y se les hacía difícil callarlos. En cuanto vio al chico acercarse, cerró sus ojos y negó con la cabeza, no afirmaba ni negaba que el chico le encantará, cataño claro con ojos verdes, de esos que no tienen fin, no quería que él le pidiera que fuera su pareja, ya que sabia como terminaria eso. Cuando volvió a abrir sus ojos, el chico la miraba sonriéndole, era la sonrisa más perfecta que ella había visto.
-¿Como estas preciosa?- era su típica frase desde que la conoció, no había un solo dia sin que ella no la recibiera. -Oye, sabes… quería pedirte algo- el chico se rascaba la nuca mientras que sonreía nervioso. -Sabes que estoy peleado con Ashley, asi que…¿Podrias ser mi pareja de viernes?- la miraba con sus ojos que ella tanto amaba, y antes de que pudiera pensarlo, un rotundo sí salió de sus labios. El chico sonrió dejando un beso en la mejilla de la chica. -sabia que dirias que si, te amo preciosa, nunca voy a encontrar una mejor amiga como tu-
El ensayo comenzó, y mientras que Anyela daba su discurso, Helena solo podía pensar en todo lo que había pasado el último mes y en la inscripción a la universidad, tenía ofertas académicas de varias universidades, pero ninguna cerca de su hogar, y no se sentía lista para irse y dejar a sus hermanos, debía protegerlos y estar con ellos para cada cosa que necesitaran.
La hora del almuerzo cayó sobre ellos, y concluyeron el ensayo para ir al comedor, allí ya se encontraban los amigos de Patrick, entre ellos David y su nueva conquista, Helena no sabía el nombre, pero estaba segura que era Lauren, o quizás Lara. Negó nuevamente y se sentó junto al grupo de chicos, los cuales ya tenían su almuerzo delante de ellos. Todos la saludaron sonrientes; el grupo de football tipico de todos los institutos, Patrick era el mariscal de campo, luego estaba su mejor amigo David; la lista seguía con Sebastian, alto, rubio con ojos azules, su compostura física no podía compararse con la de ningún otro y su sonrisa compite constantemente con la de Patrick. Continuaba Evan, el más inteligente de todos, pero eso no opacaba sus hoyuelos, ni mucho menos la felicidad con la que vivía cada día de su vida. Por último, se encontraba Matthew, un caso perdido, había repetido una vez de curso, y vivía junto con su novia y el hijo de esta, aunque eso no cambiará su talento para el deporte, tenía ofertas en cinco equipo diferentes esperándolo para cuando terminara su etapa escolar.
-¿No comes nada?- la cuestiono Evan, él siempre cuidaba de todos, ya sea en las fiestas o en la vida diaria. La chica negó viendo como el chico frunció el ceño.-Toma, debes comer algo- le entregó una barra de cereal con proteínas, Helena sonrió y la abrió comenzando a comerla, no tenía hambre, pero la mirada fija del chico la obligaba a hacerlo.
En cuanto se acercaron los que faltaban, la típica charla comenzó, comentaban los chismes nuevos y que usarían en el esperado baile. En el almuerzo conocieron a Lara Evans, la nueva chica de David, era simpática e iba un año menos que ellos, parecía inteligente e incluso se ofreció a ayudar en el comité del baile, en el cual las chicas participaban.
Terminó el almuerzo y con él, las dos horas siguientes de clase. Al terminar, todos fueron junto a sus vehículos, las chicas irían al centro comercial, mientras que los chicos tenían entrenamiento hasta tardes; se despidieron uno de los otros y subieron a sus autos.
LLegaron al lugar entre risas, charlas y música alta. Una vez dentro la verdadera guerra comenzó. Eligieron una tienda donde había todo tipo de vestidos. Luly comenzó con uno agua marina que tallaba su figura y no dejaba nada para sorpresas, mientras que La prefería algo más reservado y terminó eligiendo uno violeta con strass que bordeaba su escote y cintura. Any no sabía bien que quería, pero eligió de mala gana uno azul marino de breteles finos apto para su figura. Nat, quien tenía un cuerpo que cada chico que la conociera quería tenerla debajo; terminó con un vestido verde escarlata que resaltaba sus ojos. Mientras que Helena opto por algo que pasaría desapercibido, color violeta oscuro con strass y pegado a la figura.
Para las seis ya todas tenían sus vestidos y accesorios, se encontraban en un café tomando un descanso antes de volver a sus hogares.
-¿A dónde iremos este verano?- la pregunta salió de los labios de Nat como si fuera algo de vida o muerte.- Mis padres me obligan a ir a un campamento durante un mes, dicen que me hará bien el contacto con la naturaleza, así que debemos conseguir algo urgente para poder decirles que ya tengo planes- sonaba desesperada, y Helena la entendía, vivía en la ciudad desde siempre, y su padre siempre estaba ocupado para vacaciones familiares, lo más cerca de la naturaleza que estuvo fue con su madre a Canadá, pero una tormenta de nieve no los dejó salir del hotel durante cinco días. Sin contar el odio a los insectos y a los lugares sin wifi, no sabia como haria sin sus amigas lejos de todo lo que conoce; siempre fue una persona insegura y se sentía incómoda en cada lugar lejos de los conocidos.
-No puedo chicas- se disculpó Lia, su tono de voz demostraba su arrepentimiento y timidez a que la odien, si había alguien más inseguro que Helena, en definitiva era La.- tengo que mudarme al campus en 3 semanas, y eso saben que queda en Florida. Pero saben que podemos volver a encontrarnos en vacaciones de invierno, o cuando terminemos de instalarnos en nuestros campus.- Era la última semana de todas juntas, ellas confiaban que se verían seguido, pero iba a ser imposible. Aly se mudaría a Los Ángeles, Lia a Florida, Luly a Washington, mientras que Nat y Helena viajan a California. Todas sabían que no podían continuar su amistad de toda la vida, y eso en cierto punto las entristecía.
Para las 19:30, Helena estaba entrando a su casa cuando escuchó la voz de su padre riendo y gritando “Vamos Eva, tu puedes”, la chica cerró la puerta detrás suyo y no dio señales de haber vuelto, fue junto a sus hermanos dejando su bolso a un costado, se sentó al lado de los chicos, quienes estaban concentrados  en sus ordenadores.
-¿Te unes al grupo de los hijos mayores aburridos?- Thomas se había quitado sus auriculares y miraba a su hermana quien dejaba notar el disgusto que tenía dentro.- debes entenderlo, ella es una bebe y mucho más interesante que nosotros tres- Helena se había cansado de escuchar a su hermano quejándose de la poca atención que recibía. Se levantó del sofá y fue directo a su habitación, no sin antes dejar un simple “Hola papa” al pasar por su lado.
Subió hasta su cuarto y se acostó en su cama con su computador. Comenzó a buscar pasajes y alojamiento para las vacaciones, debía volver el 20 de agosto para mudarse a Colorado, tenía tiempo e iba a disfrutarlo a lo grande. Se sumió en su búsqueda hasta que la voz de Karen sonó desde el otro lado de la puerta.
-Está la cena cariño, no tardes que tu padre tiene noticias importantes para ti- Esas palabras no podían traer nada bueno, la ultima vez que las escucho fueron seguidas de un embarazo y el nacimiento de Eva. Cerró su nuevo aparato y bajó las escaleras lo más lento que podía. En lo más profundo de su ser, sabía que no sería nada nuevo, quizás era un nuevo hermano, o quizás volvería a irse de viaje por seis meses igual que la última vez. LLegó hasta la mesa donde estaban todos sentados, su padre en la cabecera, a su derecha su nueva esposa Lucía, quien a su lado tenía a la bebé en su sillita quien jugaba con el plato de plástico; del otro lado del hombre, los gemelos quienes hablaban entre ellos muy sumidos en la conversación. Helena se sentó en su lugar al lado de Thomas, mientras tanto, Karen llegaba con la comida y la servía en cada plato para luego sentarse al lado de la pequeña y ayudarla a comer. La cena transcurrió como todas, Mark hablaba sobre su nuevo hotel en Pennsylvania, Lucía hablaba sobre su nuevo trabajo, ella era periodista, o intentaba serlo en un programa mediocre de la televisión. Los adolescentes siguen sin prestar atención a nada excepto a su importante charla, Karen luchaba por que la bebé comiera aunque sea un poco, Helena quería salir corriendo, ya no aguantaba más lo desunida de su nueva familia, extrañaba el pasado, y no podía ocultarlo.
Para cuando terminaron la cena y Karen levantaba la mesa, acompañada por la chica, el café llegó en lugar del postre y lo complicado empezaba.
-Chicos, por favor quédense- los gemelos ya estaban preparados para irse a sus habitaciones cuando su progenitor hablo- Con Lucia tuvimos una idea, sabemos que los últimos meses fueron complicados y que la muerte de Vanessa aun les duele- Vanessa era un nombre prohibido en esa casa, nadie nombraba a la madre de los tres mayores hacía meses, era una ley que se tenía para no tocar esa herida abierta que los chicos tenían.- decidimos que es hora que salgan de casa, así que los anotamos en un campamento en California, será divertido y solo por un mes. Tendrán aventuras y pasarán un verano conociendo gente nueva de todo el país, también habrá cursos y todo lo que ustedes quieran hacer. Ya están dentro así que no hay vuelta atrás, irán quieran o no- la voz de Mark paso de suave y comprensible a dura y estricta. Los gemelos estaban emocionados en cierto punto, mientras que Helena estaba pálida, odiaba el bosque y ahora debía convivir un mes con la naturaleza.
-Yo no puedo, ya planee vacaciones con las chicas…- no pudo terminar la frase, ya que la mirada de su padre era más dura. Bufo en silencio y se levantó sin decir nada más, caminó rápido a su habitación, no sin antes escuchar a su padre gritar - ¡Se iran el proximo lunes!- Cerró su puerta lo más fuerte que podía y se tiró en su cama con su rostro pegado a la almohada. El enojo que llevaba dentro supera todo el resto, y el grito que salió de lo más profundo de su garganta lo demostraba. No solo la enviaron a un bosque para deshacerse de ella, sino que también había utilizado en nombre de su madre.
Helena vivió siempre con su madre, solo veía a su padre en las vacaciones por quince días, el los llevaba a algún lugar de viaje, les presentaba a su novia y adios hasta el próximo verano. Hacia exactamente siete meses que su madre había fallecido, unas personas habían intentado robarle su auto una noche que volvía de trabajar, y simplemente la mataron por resistirse al robo. Desde ese dia la vida de Helena, Thomas y Luke cambió completamente, se mudaron con su padre y su novia con un bebé de apenas meses, no volverían a ver a la persona que más querían en todo el mundo, pero ya nadie podía cambiarlo. Habían aprendido a convivir con su padre, el cual no estaba nunca en casa y con una bebe que decían odiar con todo su ser.
La noche había pasado sin darse cuenta y lo próximo que escucho la chica fue nuevamente su despertador, la rutina de todos los días comenzaba nuevamente. Se fue hasta la ducha y se tomó su tiempo para despejarse y sacar los pensamientos que la hostigaban desde la noche anterior. Bajo a desayunar sin hablar, vio que sus hermanos ya no estaban allí, comía lo que debía sola sin emitir un sonido y se fue al instituto, parecía que era un robot, cada movimiento que hacía era sin pensarlo.
LLegó a su destino y se bajo sin hablar con nadie; sus amigas llegaron hasta su lado y comenzaron a hablar, pero Helena no las escuchaba, miraba fijo adelante, llego hasta su aula y se sentó en su respectivo banco. Nat paró la conversación notando que la chica no estaba.
- Helena, despierta y cuenta que te pasa- Nat siempre se ponía firme y las obligaba a contar todo lo que sucedía, era el punto firme del grupo.- y no voy a aceptar un no, ni un nada querida nat, como respuesta- sus manos en sus caderas era signo de hablas o mueres. Helena movió sus ojos a la chica y la miro mal.
-Mi padre ya se deshizo de mí este verano y nos anotó en un campamento para inútiles en la montaña, estaré un mes sola con idiotas que prefieren la naturaleza- escondió su rostro entre sus manos y prestó toda la atención que podía dejar en el profesor que acaba de entrar al aula.
La mañana continuó, el almuerzo paso y con él la tarde. Helena tenía entrenamiento, así que salió de la institución con su bolso de entrenamiento, fue hasta  las gradas para dejar todo y entro en la cancha para comenzar la entrada en calor. Minutos después el entrenador llegó junto a las otras chicas del equipo. Any se acercó a Helena y señaló con su cabeza las gradas, había entrenadores de diferentes universidades observando el entrenamiento. El entrenador las unió para darles el sermon de fin de curso. Habló durante veinte minutos para luego comenzar el nuevo entrenamiento.
Fueron dos horas intensas para Helena, se descargo toda la furia que tenia dentro y termino más relajada que nunca. No hablo con sus amigas que integraban el equipo si no hasta después de salir. Estaban por subirse a sus autos cuando volvio a hablar.
-Volveremos a vernos, ¿verdad?- Miro a ambas, quienes sonrieron y asintieron antes de subirse a sus respectivos carros.

Campamento en el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora