Sesenta y nueve; Cena familiar

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Cuando desperté Justin seguía aún completamente dormido a mi lado, así que con cuidado de no despertarle me aparté de él y salí de la cama para bajar. En el salón me encontré a mi madre, como siempre entretenida con su portátil, trabajando.

—Buenos días. —La saludé frotando uno de mis ojos.

Ella apartó la vista del portátil y me sonrió.

—Buenos días, cariño. —Me saludó.

—¿Tan pronto y ya estás liada con el trabajo? —Le pregunté sentándome junto a ella.

—Blair, son más de las diez. —Me miró con una ceja alzada.

—Ups... —Torcí mis labios en una mueca y ella rió.

—¿Qué tal habéis dormido? ¿Justin se ha despertado ya? —Miró hacia la puerta del salón.

—Yo he dormido genial —Le aseguré— y Justin supongo que también porque sigue durmiendo —comenté algo divertida haciéndole reír una vez más.

—Escucha, en un rato me iré a comprar algunas cosas que me hacen falta para la cena de hoy, ¿querréis venir para dar una vuelta? —Me propuso.

Aquella noche parte de mi familia vendría a cenar a casa para verme y, evidentemente, conocer a Justin.

—Estaría bien, pero me sabe mal despertar a Justin si te vas a ir en nada —admití.

—No tardaré mucho, la verdad. Iba a cambiarme ya, de hecho.

—Entonces no importa —Negué con la cabeza—. Nos quedaremos aquí desayunando y quizás salgamos luego a dar una vuelta o algo.

—Como queráis —Me sonrió antes de cerrar el portátil—. Yo estaré de vuelta para la hora de la comida.

—Si quieres Justin y yo podemos ir adelantando algo. —Me ofrecí.

—Oh, no hace falta. —Agitó su mano.

—Mamá, que estemos aquí de visita no quiere decir que no tengamos que hacer nada —Le recordé—. Justin y yo cocinamos en Los Ángeles y no nos morimos —bromeé.

Ella suspiró y asintió.

—Está bien, si lo necesito os avisaré —dijo levantándose.

—Pero hazlo de verdad. —Le advertí levantándome yo también.

—Que sí —Me aseguró mientras ambas subíamos las escaleras—. Nos vemos más tarde. —Se despidió de mí cuando me detuve frente a la puerta de mi cuarto.

—Adiós. —Le sonreí antes de adentrarme en la habitación.

Justin seguía completamente dormido, prácticamente en la misma posición en la que le había dejado. Aún sonriente cerré la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido y volví a ocupar el espacio en el que había dormido aquella noche, pero esta vez me recosté en el respaldo y cogí mi teléfono de encima de la mesita para contestar a algunos mensajes y revisar mis redes sociales.

Minutos después, cuando ya había escuchado la puerta principal cerrarse, sentí como Justin se removía a mi lado y al volverme hacia él vi como tenía los ojos entreabiertos.

—¿Quién es el dormilón hoy? —Me burlé haciéndole reír aún medio dormido.

—Buenos días a ti también —respondió con voz ronca.

—Buenos días, cielo. —Me incliné para besarle.

—¿Qué hora es? —preguntó pasando una mano por su pelo.

Been You • jb [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora