CAPITULO I

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"UN NUEVO COMIENZO"


     Mi nombre es Katherine Lugo, soy originaria de Mexicali, Baja California pero toda mi vida ha transcurrido en Madrid, España y en muchos otros lugares más. Hace casi cuatro años mi hermana mayor: Alejandra, se fue de la casa en busca de cumplir su sueño de ser una gran escritora, al parecer, no ha podido lograrlo, por lo que me comentan mis padres -que debe estar arrepentida por haberse ido sin poder lograr nada aun, porque es una inútil-, pero, supongo que no piensa volver hasta que pueda ser capaz de taparles la boca y demostrarles que ella si ha sido capaz de cumplir su palabra y sus sueños.
A pesar de todo lo que divulgan y reprochan de ella, continúan en su búsqueda, de hecho, puedo decir que gracias a ella he podido conocer distintos lugares de Europa y América, todo por buscar a alguien que no quiere ser encontrada.

Que frustrante.

Mi vida ahora es un aeropuerto por mes, viajando de pueblo en pueblo, de país en país, de continente en continente. Ahora nos encontramos en un vuelo de Quito, Ecuador a; Mexicali, Baja California. Me siento tan ansiosa de poder regresar de nuevo al lugar donde nací, supongo que la ciudad ha crecido mucho, que la gente ha de ser tan distinta, cambiada..., y otras miles de cosas más me imagino de la ciudad que me vio nacer y a la que regresare para vivir de nuevo ahí.
También, iré a una nueva escuela, una Escuela de Arte y Música a la que insistentemente he pedido asistir debido a que me encanta todo lo que tiene que ver con las bellas artes, la música, los instrumentos musicales, la actuación, etc., etc. No es que me guste presumir, pero soy muy buena cantando y he compuesto dos que tres canciones.

Es la primera vez después de tanto tiempo, que siento una gran emoción de visitar un país -aunque sea temporalmente-, a pesar de que sea debido a la necesidad de buscar a mi hermana, disfrutare de cada instante en el que me encuentre aquí, disfrutando de la belleza, de las nuevas experiencias y de nuevas ideologías que puedan transmitirme las personas que llegare a conocer...

Aterrizamos en el aeropuerto, era aún de mañana, por lo cual, se me fue permitido contemplar la belleza de la ciudad a través del gran cristal que se encontraba en la parte principal del lugar. Todo era realmente bello e impresionante, una energía de satisfacción recorrió todo mi cuerpo al recordar todo lo vivido en Mexicali, aquellos recuerdos me llegaron como una bendición, para agradecer de nuevo poder estar aquí.
Mi madre termino de recoger nuestro equipaje y rápidamente corrimos en dirección a la salida para tomar el taxi más cercano que podríamos encontrar. El recorrido fue largo, pero en realidad, no me importo del todo, porque así pude disfrutar del bello paisaje que me brindaba la ciudad, los autos pasando casi como una estrella fugaz, las personas deambulando sobre las banquetas, ignorándose unas con otras, era casi genial...casi.
No se me hizo nada extraño que mi madre comenzará a discutir con el hombre que dice ser su esposo- mi padre-, por medio de una llamada telefónica. Un poco de vergüenza me invadió cuando ella soltó un insulto poco prudente y el hombre que conducía dirigió su mirada a su espejo para ver lo que ocurría en la parte trasera del auto. Fue casi imprescindible ver como ella ni siquiera se inmutó y continúo con su discusión tranquilamente, siguiendo con sus insultos y quejas.
Llegamos a un edificio demasiado lujoso -a mi parecer-, casi más de 10 pisos lo hacían resaltar del resto. Subimos hasta el 3er piso con ayuda del elevador, caminamos aproximadamente 13 pasos y llegamos frente a la puerta del nuevo lugar donde viviríamos. Al abrir la puerta nos encontramos con un lujoso lugar perfectamente amueblado con aproximadamente tres habitaciones que, por supuesto, serían utilizadas para dormitar. El resto del espacio fue utilizado para un baño, una cocina perfectamente ordenada, una pequeña sala y un comedor que dividía la cocina de la sala. Parece ser acogedor a simple vista, con colores formales que hacían juego con el color de los sillones de la sala, y las paredes de las habitaciones pintadas de un color crema, aunque, en realidad no me importa mucho eso, mientras sea cómodo para poder descansar, me basta.
Mientras que estaba inspeccionando cada parte de la nueva casa, mi madre realizaba un pequeño monólogo relacionado a sus tantas tareas pendientes a realizar con las cosas de la mudanza y no pasaba desapercibido el hecho de que mi padre no se presentó en el aeropuerto como habíamos quedado, "es un haragán que sólo se preocupa por el mismo", era lo que mi madre decía. Yo solo ruedo los ojos al cielo e ignoro todo lo que dice de mi progenitor, de cualquier modo, es mi padre, no me gusta que hable así de él.
Ya cansada de sus tantos reproches, me fui a mi habitación que, para mi suerte, tenía una ventana enorme que daba hacia la vista de la ciudad que era realmente bella, el majestuoso ocaso resultó mi más grande motivo de relajación y paz...

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