Hoy era mi boda con él. Mis padres están encantados con su existencia, pues quien no, tiene dinero y es demasiado atractivo.
Hace menos de dos meses el Sr. Styles había tenido que viajar a esta ciudad para una reunión de trabajo que se realizó en nuestra casa. Desde el día en que llegó no había regresado a su hacienda por una loca razón.
"no me iré de aquí, y si lo hago tendrá que ser casado contigo" esa frase había salido de su boca frente a mis padres, los cuales brincaron de emoción. Yo no quería casarme aún, sólo tengo 23 años y lo que ahora necesito es viajar y conocer el mundo, no casarme con alguien a quien apenas conozco.
Me pidió matrimonio en la segunda cita que tuvimos, yo necesitaba pensarlo, pero en cuanto llegamos a casa y le contó a mis padres, ellos me obligaron a decir que sí, según mi padre eso facilitaría sus negocios.
En las dos citas que tuvimos, hablamos un poco de su vida en la hacienda Styles, me contó sobre sus trabajadores que para él son su familia.
-Vanessa! Tu padre ya está afuera- grita mi madre.
-ahora bajo!- le contesto. Tomo un respiro frente al espejo, observo mi peinado, mi vestido y las perlas que cuelgan de mi cuello.En cuanto mi madre me ve bajar las escaleras, empieza a llorar, no se si es por que me veo más hermosa de lo habitual o por que en cuanto sea la esposa del Sr. Styles los negocios que tiene mi padre con él se facilitarán y generará más dinero.
Cuando por fin estoy abajo, me acerco a ella y limpio sus lágrimas.
-mamá, por favor no me obliguen a hacer esto- le suplico por última vez.
-mi amor, entiende que esta oportunidad no la tendremos dos veces- responde.Camino hacia afuera encontrándome a mi padre, quien me da un abrazo y sostiene mi mano para subir a la camioneta adornada con listones y flores blancas.
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La melodía que produce el piano me avisa que debo caminar hacia donde él se encuentra. Todos lucen felices menos yo.
Al llegar a su lado mi padre lo abraza y le murmura algo en el oído para después irse a sentar a un lado de mi madre que no ha dejado de sonreír ni un segundo.
-luce tan feliz la perra- susurro para mí misma.
-lo siento, dijiste algo, amor?- lo miro espantada de que halla escuchado.
-no- respondo sin más.Jamás iba a perdonar a mis padres por haberse adueñado de la decisión más importante de mi vida.
La misa terminó y todos se dirigían hacia el salón en donde se haría la fiesta. Harry iba a un lado mío en la parte trasera de la camioneta. Voltea a verme y se queda así unos segundos
-después de esto nos iremos a mi hacienda, nuestra hacienda- corrige.
-te presentaré a todos. Ellos te van a adorar, pero no más que yo- lleva mi mano a sus labios y deja un beso a un lado del anillo, yo retiro mi mano de la suya y la dejo reposar en mi pierna por encima del vestido. Siento su mirada sobre mi y me sobresalto cuando siento su mano en mi barbilla haciéndola girar para que lo vea.
-estás triste- dice en voz baja.
-no, estoy muy feliz por que mis padres y tú me han obligado a hacer esto- digo y dirijo mi vista hacia la ventanilla de mi lado.
-Vanessa, yo no te obligué a nada, tú me has dado un "sí" por respuesta y lo único que he hecho desde entonces es planear la mejor boda que sé que te mereces-
-sabías que no quería casarme contigo y aún así decidiste esperar a que mi madre me llenara la cabeza de pura mierda para que te diera un sí- suelto con enojo. Se queda callado por un largo rato hasta que por fin habla
-tal vez tienes razón, pero ya eres mi esposa y no puedes hacer nada para evitarlo- abre la puerta del coche para bajar, ya que hemos llegado.
-te odio- se detiene el escuchar lo que he dicho y voltea a verme.
-gracias, cariño- sonríe divertido y cierra de un golpe la puerta.