Creí que era una niña feliz. Crecí con mis dos padres y con un hermano menor, ellos lo eran todo para mí.
Ahora estoy frente a ellos y ni siquiera se dan cuenta, mi padre tiene sus manos entrelazadas y mira con interés al padre, mi madre, mi pobre madre, sostiene un pañuelo junto a su nariz y solloza en voz baja. Mi hermano tiene la mirada perdida en el suelo, está muy enojado, y no lo culpo, sus ojos están hinchados y rojos, lloró mucho y seguramente solo. Hay pocas personas en mi funeral, al parecer nunca fui importante para nadie. El padre habla sobre la vida después de la muerte, les dice que seguramente estoy con Dios y los ángeles en el cielo, JA. Nunca fui creyente, ¿cómo mierda iba a estar con Dios?
Camino por las bancas y hay personas que ni siquiera conozco y están llorando, compañeros de la primaria, vecinos, mis amigos. Mis amigos están aquí, ninguno está llorando y me alegra mucho, no dicen nada, están con la mirada perdida en algún punto de la iglesia. Y está Bruno, el primer chico del que me enamoré y el primer chico con el que fue mi primera vez, él llora, sus ojos están rojos, pobre Bruno, lo siento. Me inclino frente a él y poso mi mano en su mejilla, es tan guapo, no puede estar llorando por mí.— Lo lamento. —le digo aunque sé que no me escucha.
El padre anuncia que pueden pasar a despedirme, pueden pasar a darme el último adiós. Todos se levantan de sus bancas y hacen una fila al centro, mis padres son los primeros, mi papá posa su mano en el cristal que está encima de mi cuerpo y se va a su asiento, mi mamá llora y hace lo mismo que mi padre, mi hermano no se molesta en levantarse y nadie lo obliga. Mis tíos, mis tías, primos, familia lejana me dicen que me extrañaran, JA, ni en vida me tomaban en cuenta, ahora que estoy muerta y encerrada en un ataúd, me consideran. Mis amigos no se levantan pero Bruno sí, él me mira y varias lágrimas caen, mira mi cara pálida, mis ojos cerrados y mi pequeña sonrisa que de seguro alguien hizo, estoy usando un vestido blanco, ni siquiera lo tenía cuando estaba viva, y seguramente mi hermano pidió que me pusieran mis Dr. Martins rojos que tanto amo, tengo mis calcetines transparentes de red y mi cabello está peinado, ¿por qué me veo feliz si morí triste?
— Lo siento. Lamento todo Karol. —dice Bruno y se va a su asiento.
Cuando la ceremonia acaba, todos se acercan a mis padres y le muestran sus condolencias, mi hermano se aleja de todos, no permite que nadie se le acerque. Me siento mal por él.
— Lo siento Carla, Karol era una niña especial y hermosa. —dice una mujer a mi madre mientras la toma de la mano. Mi madre asiente y solloza. — Puedo preguntar, ¿qué le pasó?
Lo sabía. Esta gente que dice ser mi familia solo vino para saber la manera en la que morí. Adelante mamá, diles, cuéntales como tu adorable hija murió.
— Estaba enferma.
¿En serio? ¿Morí por una enfermedad? Mi madre se avergüenza de mí aún estando muerta.
— Lo lamento.
Y así le dice a toda mi familia. Tenía una enfermedad avanzada y nadie pudo hacer nada, es por eso que morí joven.
Ahora estoy con mis amigos quienes se reúnen alejados de todos, nadie llora salvo Bruno.— Es terrible —comenta Diana. —. No puedo creerlo.
— Todos lo veíamos venir —dice Gael.
— Que idiota eres, acabamos de salir de su ceremonia y ¿dices que lo merecía?
— No seas estupida Abril, todos sabíamos que Karol no creía en Dios, no lo uses como excusa.
— Soy culpable de lo que hizo.—por fin habla Bruno. —. Y lo lamento.
— Nadie tuvo la culpa Bruno, Karol sabía lo que hacía.
— ¿Y quién la metió en esto? —escupe Bruno.—. Yo fui quien le ofreció drogas, nos drogábamos juntos y cuando la dejé, mierda, me arrepiento.
— Esto es una mierda —dice Gael.
Todos guardan silencio. Bruno se limpia las lágrimas y se aleja del grupo, lo miro irse, me siento terrible.
— Deberíamos hablar con Alex. —todos voltean a ver a mi hermano. Ellos no lo conocían, jamás lo involucré con mis amigos, pero yo hablaba de él con ellos.
Los chicos se acercan a mi hermano quien los mira furioso.
— Hola Alex, éramos, somos amigos de Karol. – inicia Abril. —. Cualquier cosa que necesites o si necesitas hablar con alguien, aquí estamos.
— Sé quienes son —les dice mi hermano.—. Ustedes la metieron en esto, no necesito hablar con los chicos que mataron a mi hermana.
— ¿Está todo bien, Alex? — mi padre llega y mira a mis amigos mientras que Alex se aleja del grupo. —. Vaya, que huevos al venir aquí. No merecen estar presentes, les pido que se larguen antes de que los mate.
— Ya nos íbamos. —dice Gael.
— Por eso Karol se suicido. —dice Diana antes de irse.
Mi padre los mira con odio, nunca les agradó, y claro que no. Él no tiene la culpa, nadie la tiene. Sólo yo, yo decidí suicidarme.
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Dios, devuélveme mi vida
Teen FictionKarol creyó que si moría todo se solucionaría, pero fue todo lo contrario. Desde su paraíso observa a las personas que amó y cuánto les afecto su muerte, ahora le pide al Dios que nunca creyó que le devuelva su vida.