Imaginación: Relatos de Emmanuel Jimenez

Quiero un hermanito

Desperté con mucho calor, el verano estaba dándole duro a esa semana, me levanté también sin mucho ánimo pues sabía que ese día sería otro día mas de aburrición total. Era de levantarse, cepillarse los dientes, peinarse e ir a la escuela, hacer dibujos, recortes y cuanta monería del kinder, pasar el tiempo con tus amigos, comer, salir de la escuela, llegar, quitarse el uniforme y comer, hacer tarea y después entraba la aburrición pues mi prima adolescente no era muy fanatica de jugar con los Max Steel o con el camioncito.

Estaba sólo y un poco triste, mi abuelita se la pasaba con mi mamá horas y yo no entendía porqué, así como tampoco entendía por que mi mamá se iba 3 noches a la semana y tampoco entendía por que papá no regresaba después de que jugara con mi mami a ver quien gritaba más fuerte, creo que ganó mamá porque papá salió a buscar su premio pero ya ha pasado mucho tiempo y aún no vuelve, lo extraño.

Aún menos entendía por que ese señor que me caía bien se la pasaba con nosotros casi todos los días y a veces me daba cuenta que tocaba la boca de mi mamá con su boca, se me hacía asqueroso, me preguntaba si se había lavado los dientes ese día pues comimos un caldo de pollo que preparó mi abuelita.

Había muchas cosas que no entendía pero las pasaba desapercibido pues yo sólo tenía la ilusión de una sola cosa, muchos niños quieren conocer a Santa Claus, otros quieren superpoderes, otros quieren ser adultos para poder comer chocolate sin que sus mamás los regañen pero yo, yo solo quería a alguien que estuviera conmigo.

Mi mamá siempre es muy apegada a mi pero ella esta casi siempre ocupada limpiando la casa y preparando ese rico chocolate caliente que tanto me gusta, aunque después me de calor. Mi abuelita tiene otras prioridades como cuidar a sus gallinas, ver su novela de las 5 y barrer el gran patio que tenemos, mis primas se la pasan encerradas en su casa con mi tía y mi tío... el prefiere salir con sus novias, no entiendo para que quiere tantas.

Me hacia falta alguien con quien jugar, alguien que quiera meterse a la caja del refrigerador conmigo e imaginar que estamos encerrados en una nave espacial, alguien que sea mi complice para alcanzar los chocolates que estaban arriba del refrigerador, mamá cree que no la vi cuando los puso ahi; me hace falta alguien con quien pasar el tiempo pues jugar sólo es muy aburrido.

Pero ¿Quién?

¿Quién querría hacer todas esas cosas conmigo? ¿Quién escucharía las muchas cosas que tengo que platicar? ¿Quién vería conmigo mi película favorita? ¿Quién comería conmigo el sabroso pescado frito que hace mi abuelita?

No sabía quien...

Cada noche cuando rezaba le pedía a Dios que me enviara alguien que hiciera todas esas cosas conmigo, mi mamá no lo sabía pues no quería arruinarle la sorpresa, mi abuelita dice que si le pides a Dios con mucho amor y por favor el te le cumple, yo esperaba que me lo cumpliera.

Un día un amigo mío me decía que no había dormido bien porque su hermanito bebé no lo había dejado dormir, escuchaba atentamente sus quejas pero solo tenía una duda.

¿Qué es un hermanito?

El me dijo que eran los otros hijos de tus papás, al momento capté y ahí me di cuenta que eso era lo que necesitaba, necesitaba un hermanito.

Él seguro escucharía mis historias, él seguro vería las películas conmigo, comería pescado y me ayudaría a alcanzar las tablillas del chocolate, le prestaría mi camioncito y... bueno mi Max Steel es mío y de nadie más pero mamá dice que debo compartir así que lo haría solo con él, sería genial tener al fin con quién hacer todas esas cosas así que ese día no lo pensé más y le pedí a mi mamá un hermanito.

Ella dijo que tal vez algún día tendría uno pero que por el momento no aparecería, me sentí triste por eso así que me puse a pensar por que no podía tener uno, quizá era por que mi papá aún no regresaba o porque tal vez mi mamá creía que no le iba a prestar mi Max Steel o tal vez por que no le gustaría el pescado, no lo sabía, habían muchas posibilidades.