Sonidos mortales.

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–¿Por qué no dijiste nada?– sus pequeñas manos temblaban más que cualquier otra cosa. Había tenido un pésimo día lleno de emociones y decepciones, no sabía lo que era real y lo que era falso, quienes estaban de su lado y quienes querían hacerle daño.

Y Jimin, un poco tonto y egoísta, quería y necesitaba de alguien que le escuchara, que le dijera de una vez por todas qué había pasado, pues quizá el cuerpo al que le había llorado por tantos años jamás fue el correspondido.

–No hay tiempo, ni lo entenderías de buenas a primeras...– le interrumpe una llamada. Sus ojos, la mano con la que sostenía el móvil quedaron fijos en Jimin y se quedó sin habla, sin ninguna emoción reflejada.

HoSeok cuelga el teléfono y agarra al otro de la muñeca, sin explicaciones y sin titubear ambos salieron corriendo del departamento, bajando las escaleras de manera ruidosa creando escándalo entre los vecinos. No había ningún carro, nada que les estuviera esperando para una emergencia como la que mencionaba TaeHyung al otro lado de la línea, pero Jimin no tenía cabeza para la situación, en su mente daba vueltas la idea de que había vivido engañado durante meses.
Corrían, pues era la única opción inmediata de llegar al hospital en una pieza y sin llamar más la atención de la que se atraería si no alcanzaban a YoonGi en la clínica.

La noche era más fría que de costumbre, y aún así había gente caminando entre las calles iluminadas, había tiendas y panaderías aún abiertas, dirían que son apenas las seis de la tarde cuando ya faltaban quince minutos para las once.
Se escucha un derrape de llanta detrás de ellos, justamente era la clase de señal que necesitaban en ese preciso instante para saber que no todo estaba perdido, que había otro camino en dónde estarían todos juntos tomando el té por la mañana.

Jin les grita desesperado bajando la ventanilla del asiento de copiloto para que suban al automóvil, mientras que NamJoon hacía unas cuantas llamadas a la antigua banda para proteger la entrada del hospital.
Ya estando cómodos dentro del auto, pueden ver que la actitud de la pareja cambia por completo, hace unas horas solo estaban riendo y pasando el rato como familia, aunque era obvio que bajo situaciones de presión reaccionarian serios y firmes, algo que Jimin no podía aplicar todavía.
El sonido del motor y el palpitar de este aumentaban conforme iba pasando las calles que colindaban con la clínica, era momento de enfrentarse a su pasado y a su terrible presente, saber la verdad por su propia cuenta y salvar al amor de su vida una vez más.
No estaba listo para lo que se avecinaba.

–Si mi hija se entera de esto, yo mismo me encargaré de ti Jimin.– murmuraba en voz baja el moreno, aún con esa careta de maleante y experiencia en combate cuerpo a cuerpo estaba arriesgando demasiado en ayudar al regordete.

Todos guardaron un incómodo silencio, las palabras escarbaban la garganta de Jimin, pero no tenía el valor ni la dignidad para decirlas frente a ellos.
La historia se repetía, por culpa suya otros sufrían, por culpa de su incompetencia y miedo a JungKook una familia podía ser deshecha, tenía miedo.

Bajaron del vehículo en color negro y vieron vacío el lugar, parece que llevaban ventaja en tiempo y velocidad, quizá sus planes iban a salir a la perfección.
Unas cuantas siluetas se distorsionaban en la entrada alumbrada, no podían equivocarse, era la pandilla de preparatoria con unas cuantas armas para defender al líder y compañía.

Pero, ¿cuántas sombras puedes ver en la oscuridad de un hospital?

Entre las plegarias de los pacientes y el canto de los grillos se escuchaba la carga de una de las pequeñas pistolas que uno de estos portaba, se sentía una especie de pánico por parte de ellos, pues no reconocían bien a NamJoon, o quizá había un infiltrado.

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⏰ Última actualización: Jul 07, 2020 ⏰

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