Así de simple fue que acordaron faltar y dirigirse a la casa de la azabache. Tal como ella dijo, pudieron pasar a secarse. Marinette se cambió en su habitación luego de tomar una ducha caliente. Cuando terminó de abrocharse la camisa azul recordó que tenía confeccionado un conjunto de pantalón de mezclilla y camiseta para un concurso de diseño imaginario, que por supuesto involucraba a Adrien como modelo, por lo que bajó y se lo alcanzó al susodicho, tímidamente, antes de que este entrara al baño.
Tapó su rostro, avergonzada, con una mano-Puedes probártelo si la ropa de mí padre no te convence.-
Adrien la miró, anonadado. Ella era tan considerada. Tan gentil. Tan tierna.Le agradeció y la dejó ir, ya hablarían bien luego de que estén más cómodos y comiendo croissants. ¡Dios! Necesitaba unos croissants.
Marinette ya no tenía fotos del modelo/héroe en su habitación. Luego de dos años concluyó que confesarse no iba a llevar a un buen punto la relación que tenía con Adrien, eran muy buenos amigos. Realmente le apreciaba, y no quería desperdiciar su amistad sincera. De todas formas, y contra todo pronóstico, comenzaron a ser más cercanos a medida que se daban las cosas. No era una cuestión de saludos y charlas. Marinette supo que no sólo era bondadoso sino que pudo descubrir que buena parte de la personalidad que dejaba ver a los demás no era completamente auténtica y sincera. Descubrió que su diseñador favorito no merecía realmente su devoción como diseñadora. No lo odiaba, simplemente supo que Adrien estaba muchas veces triste por su causa, y no le gustaba nada. Así que ella estuvo allí, le prestó su oído para cuando lo creía necesario. Así fueron asentando las bases de una amistad cada vez más profunda, una en la que las miradas comunicaban más que las palabras. Había abrazos también, muchos. Y Adrien prestó atención. Vio la auténtica esencia de Marinette , y le gustaba, realmente. La apreciaba como a nadie. Su mirada decidida lo tuvo atrapado en la disyuntiva de la identidad de Ladybug, más veces de las que realmente quería reconocer. Realmente lo sopesó. Y cuando lo hacía no le molestaba en lo más mínimo. Oh, claro que no. Sólo creyó que era demasiado bueno para que sea cierto, él no tenía tanta suerte.
Y ahora, oh, ahora sí que la tenía, y no le cabía la emoción en el cuerpo.---------------------------------------------
Marinette miraba su celular que nada acerca de sus identidades haya salido a la luz.
Había preparado un plato con croissants para Adrien y bebía chocolate caliente. Estaba esperando a Adrien hacía rato, así que caminaba de un lugar a otro. ¿Qué no dijo él que estaba impaciente acerca de hablar? Suspiró y siguió mirando las noticias en su celular, buscando que todo siga permaneciendo en secreto, por lo menos para el resto de París.
Acomodó su cabello suelto y húmedo en su espalda, ya era momento de cortarlo, no la dejaba dibujar sin que un mechón cayera. Bufó. O tal vez sea momento de dejarlo crecer.
-De hecho, me gusta verte acomodar tu cabello mientras dibujas- Adrien la observaba medio asomado. Marinette se sonrojó. La había pillado desprevenida. Alzó la mirada y se encontró con la de él, cálida, sonriente y desvergonzada, como la de Chat Noir. Y como la de Adrien cuando sus chistes la hacían reír.
Él es Chat Noir, Marinette, y tú eres Ladybug. Puedes hacer frente a esto.
Adrien se fue acercando a ella, cual gato que acecha una presa, e ignorando los croissants.
Un momento. ¿Ignoró los croissants? ¿Adrien? ¿El mismo Adrien que incluso vendería sus figuras de acción de Ladybug y Chat Noir por un croissant?
Marinette llegó a retroceder medio paso hasta que los brazos de Adrien la rodearon completamente por la cintura. Él escondió su rostro en el hueco de su cuello y hombro, y suspiró. Largo y tendido.
-Necesito que sepas que me estuve aguantando mucho desde que nos descubrimos. No quiero incomodarte ni molestarte, solo te pido que me permitas estar así un rato.- Marinette soltó la respiración.
-Se que deberíamos estar hablando, pero quisiera pedirte una cosa.-prosiguió Adrien. -Si me correspondes el abrazo no voy a molestarte ni insistir en cosas que no quieras hablar- dijo, mientras apretaba un poco más los brazos en torno a la cintura de la azabache. Ella no lo dudó mucho, le correspondió y se permitió colocar su rostro en lo que alcanzaba del cabello rubio, húmedo y con aroma a vainilla. Lo tenía largo y rebelde. Llevó su mano izquierda, lo acarició y peinó, como muchas veces quiso hacer. Su brazo derecho no tuvo más remedio que rodearlo a medias. Adrien había desarrollado una espalda grande y aún le sacaba una cabeza de altura. Volvió a suspirar en su cuello y ella le dio piel de gallina. No podía creerlo.Y así estuvieron, un largo rato. Ambos se sentían adormecidos, contenidos. Todo estaría bien.
Adrien fue el primero en separarse, lo suficiente como para verse de frente y con sus brazos aún rodeando a Marinette.
Fue Adrien quién habló.-Sé cuán importante era que nuestras identidades sean secretas, pero, si te soy sincero, realmente no me arrepiento de las circunstancias que llevaron a que finalmente sepamos uno del otro.- Le dio una media sonrisa, de esas atrevidas y que le daban ganas de besar. Oh, no, Marinette, por ahí no. No aún.
La verdad es que ella no sabía por dónde empezar. Había quedado muda ante la consideración de él sobre el tema de sus identidades.
-Di algo, por favor, Marinette.- la azabache no contestaba. Comenzaba a ponerse nervioso así que sacó la carta Chat Noir. -Si lo que te preocupa es que te haya acechado antes que a los croissants, debes saber que estoy enfocando toda mi fuerza de voluntad para no ir a atacarlos ahora mismo.-
Marinette reaccionó. Y rió. Era él, simplemente Adrien. Y Chat Noir.-¿Sabes?- respondió la pelinegra mientras colocaba las manos sobre el pecho fornido -me preocupaba seriamente tu desinterés por los croissants, si.- Sonrió- Pero también me preocupa lo que quiero decirte y cómo es que reaccionaras.- lo miró decidida, inhaló y cerró los ojos. Al fin se confesaría, ya lo había decido.
Cuando estaba por hablar sintió las manos de Adrien en sus mejillas.
-No lo sabremos hasta que lo intentes, descuida, bugginette.
-Bueno- necesitaba mirarlo, debía hacerlo. Él lo hacía, tan atento y paciente -Sé que Chat Noir está enamorado de Ladybug.- Adrien asintió y la instó a seguir -La cosa es que tú, Adrien, me has gustado prácticamente desde que nos conocimos.- Marinette desvió la mirada al suelo, apenada. Podía escuchar a Alya gritando de emoción un "¡Hasta que lo hiciste, chica!". Inhaló y continuó -Y en este último tiempo, debo admitir que me he interesado en Chat Noir de forma romántica- Llevó sus manos a su rostro, tan sonrojado. -Listo, lo dije. Es tu turno-.
Adrien no podía negar que aquello lo descolocaba de cierta manera, sí. Un poco. Sin embargo pudo procesar todo con tranquilidad. Puede que en el fondo siempre haya sabido que le gustaba a Marinette, no era tan despistado, y no podía negar que él había desarrollado sentimientos que iban más allá de una amistad sincera. Su amor por Ladybug estaba presente cuando se acordaba de Marinette así que sentía que la estaba traicionando, a pesar de que ella ya le había aclarado sus sentimientos al respecto. Su confesión lo cambiaba todo y nada a la vez.
Qué par de tontos y ciegos eran. Podía imaginar la voz de Plagg gritándole en reproche.
Así que sonrió tanto que sintió como se le estiraba la piel de los labios. Y no se contuvo mucho. Enmarcó el rostro de Marinette y la observó: las pecas de su nariz, el flequillo que de forma rebelde luchaba por tapar uno de sus ojos azules, expectantes. Besó su frente y luego su nariz. Sus ojos se encontraron otra vez.
-Somos unos tontos.- miró sus labios entreabiertos, rosados y húmedos, como si lo estuvieran esperando y la besó, con todo lo que tenía. Marinette le correspondió.
Se besaron lentamente. Para Adrien, los labios de Marinette eran mucho mejores que todos los croissants que había probado en sus diecisiete años de vida. Así que la saboreó, su lengua pidió permiso y Marinette no opuso resistencia alguna. Se abrazaban de forma tal que no se sabía dónde empezaba uno y terminaba el otro.Y se disfrutaron. Eran unos tontos enamorados.
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Revelación
Fanfiction¡Alerta carameloso! Bueno. Esta sería otra manera en la que finalmente Adrien y Marinette descubren sus identidades. Soy fan de todas las versiones, ya sea que estén llenas de cariños, como los finales más crueles (sentimentalmente hablando). ¿Habrá...