Capitulo I

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~El pasado.~

La luz de un rayo entró por la pequeña ventana triangular del ático, iluminando las mejillas empapadas de aquel niño.
Gruesas lágrimas salían de sus ojos mientras con ambas manos cubría su boca para que el intruso no pudiera escuchar sus sollozos.

El intruso había irrumpido en su hogar momentos antes, tomando por sorpresa a sus padres que se encontraban cenando.

En un movimiento certero, el desconocido quien se cubría el rostro con una máscara blanca, le corto el cuello a la madre del pequeño.
Una sensación de parálisis invadió su cuerpo cuando vio la sangre chorrear del cuello que alguna vez contuvo sus lágrimas.

"¡Huye!" escuchó gritar a su padre, el cual ya se encontraba tratando de esquivar el filo del cuchillo.
Fue cuestión de segundos para que el niño reaccionara y corriera lo más rápido que sus piernas le permitían.

Se escondió donde siempre lo hacía cuando sus padres tenían peleas.
Estaba de cuclillas con la espalda recargada en la fría pared. Un par de cajas llenas de polvo cubrían su pequeño cuerpo.

No sabía que estaba pasando, pero sentía miedo, demasiado. No quería morir y tampoco que sus padres se fueran ¿fue eso real? ¿era el intruso real?

Sintió su corazón estremeserce cuando a sus oídos llegó el sonido de pasos subiendo las escaleras. ¿Lo encontraría? ¿Lo mataría?

>Vete de aquí.<

Estaba tan asustado que sentía que moriría sin que le hiciesen daño.
Los pasos seguían acercándose y lo único que podía hacer era apretar más los dedos contra sus labios.

>Se acerca.<

Su corazón llegó al límite cuando por sobre las cajas vio la figura de aquel intruso adentrándose en el ático. Y como si de una película de terror se tratase, un rayo calló haciendo aun más resplandeciente aquella máscara blanca.

>Va a atraparte.<

El sonido de un par de botas resonaba en la madera del suelo.
Los ojos del pequeño se abrieron cuan platos cuando el intruso se encontraba frente a él y con delicadeza movió las cajas que le daban escondite.

Puedes estar tranquilo, no te haré daño

El pequeño cerró los ojos y se acurrucó en la pared.

>No.<

Pequeño, ya nada queda aquí para tí, ven conmigo. — dijo extendiéndole su mano -cubiera por un guante blanco de cuero- al niño, quien no podía hacer nada más que temblar de miedo.

—N-no... No iré con un m-mataperso-onas —titubeó sin siquiera mirarlo

La luz de otro rayo se vio por la ventana. El hombre no puedo evitar soltar una carcajada ante las palabras del pequeño.

¿Matapersonas? —Tronó la lengua en señal de desaprobación —Se dice a-se-si-no

Solo sollozos se escuchaban por parte del infante. Así que el intruso decidió ser más persona y menos asesino.
Lentamente se sacó el sombrero de copa que llevaba y seguido de este la máscara.

Oye niño, vamonos de aquí...— Y posó la palma de su mano en el pequeño hombro.

>Míralo.<








Nota del autor:

Las palabras escritas entre > < Son pensamientos del personaje.

VERDUGO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora