Aquel sábado me desperté un tanto inquieta, llevaba una semana sin tener sexo con Juan y eso era muy extraño. Sobre todo porque en las tres últimas veces que me había insinuado él me había rechazado, algo bastante raro en él, ya que hasta aquel momento siempre había sido él el que me había propuesto sexo abiertamente. Así que me desperté con una ganas tremendas de hacer algo. Como hacía calor, ya que era verano, no llevaba ropa, dormía totalmente desnuda con una ligera sábana para taparme si me molestaba el fresco de la mañana. Dirigí mis manos hacía mi sexo y muy suavemente empecé a masajearrme el clítoris, pero enseguida una serie de ruidos empezaron a desconcentrarme. Oí a mamá duchándose y unos fuertes golpes en el piso superior, supuse que sería Carlitos, el hijo de 4 años de mis vecinos. Así que ante aquel panorama decidí levantarme. Me puse mis tejanos y una simple camiseta y me dirigí a la cocina. Mi madre estaba preparando el desayuno, y extrañamente en ella, canturreaba una canción. En realidad en la última semana, mi madre había estado más alegre que de costumbre, supuse que sería a causa de algún hombre y por enésima vez traté de averiguar algo:
- ¡Buenos días, mamá! Qué alegre estás hoy ¿no?.
- ¿Yo? – Me preguntó como si le hubiera hecho la pregunta más rara del mundo – no, estoy como siempre, hija mía.
- No, yo te noto diferente desde hace una semana mamá. Seguro que hay algún hombre por ahí que te causa ese estado de ánimo.
- No hija, no hay ningún hombre, de verdad. Es sólo que me alegro de estar viva – t erminó diciendo por enésima vez mientras me ponía una taza de café.
Preferí no seguir insistiendo en el tema porque sabía que no lograría averiguar nada y además tenía cierta prisa, ya que a las nueve en punto debía estar en la peluquería para hacerme el peinado para la boda de Piluca.
Una vez en la peluquería no pude evitar pensar y recordar que en la última semana tanto mamá como Juan habían estado extrañamente felices y diferentes, o por lo menos a mí me daba esa sensación. Y no sólo eso, también entre ellos la relación era extrañamente fantástica, sobre todo si la comparaba con la relación de casi "odio" que mi madre había tenido con mi anterior novio Pablo. Aunque evidentemente me hacía feliz ver que Juan y ella se llevaban bien.
Tras la sesión de peluquería volví a casa y comí con mi madre, luego me vestí para la boda con el vestido que me había comprado un mes antes. Era un vestido con una falda larga y una blusa de manga tres cuartos de color negro, con un sugerente escote que dejaba entrever el nacimiento de mis senos.
A las cuatro en punto llegó Juan. Como siempre se mostró muy amable con mi madre, le dijo lo guapa que estaba, lo bien que se conservaba; aunque por supuesto también tuvo halagos para mí. Nos fuimos hacía la iglesia, ya que la ceremonia sería a las cinco. Cuando llegamos los novios aún no habían llegado y mucha gente les esperaba fuera. Saludamos a nuestros amigos y entonces le ví. Pablo, mi exnovio, estaba allí. Me sorprendió bastante verle, aunque por otra parte también era lógico que estuviera allí, ya que era el primo de Piluca. Durante unos segundos nuestras miradas se cruzaron pero ninguno de los dos se acercó al otro para saludarnos.
En el interior de la Iglesia y mientras duró la ceremonia estuve bastante ausente, debo confesarlo, pensando en Pablo y en porqué nuestra relación había terminado. Volver a verle había hecho renacer mis sentimientos hacía él, y aunque hacía poco más de un año que lo nuestro había terminado (muy mal, por cierto) sentía que aún quedaba algo de aquel sentimiento de amor que le había profesado. Recordé nuestros tres años juntos, y sobre todo el descubrimiento del sexo, de nuestros cuerpos, del deseo. Con Pablo no sólo descubrí el sexo y el placer que este producía, sino que además disfruté como nunca he vuelto a hacerlo. Con Juan el sexo era tan... mecánico, desapasionado, soso; pero con Pablo era puro fuego quemándome por dentro. No pude evitar sentirme excitada al recordarlo y noté como mis bragas se humedecían por el deseo. Inmersa en aquellos pensamientos oí una voz a mi lado preguntándome:
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EL TRIANGULO
RomanceUna misma historia vista desde tres puntos de vista diferentes. Juan le es infiel a su novia con una mujer madura. Estefanía descubre que su amante de la noche anterior es el novio de su hija, ella quiere resistirse a él, pero el recuerdo de aquel m...