Prólogo

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Theo Black era perseguido, claro que los humanos no lo veían como tal, quizá se trataba de un robo, pero los perseguidores de Theo no eran humanos al menos no del todo, se trataba de ángeles. Mientras corría veía al rededor tratando de encontrar un lugar lo suficientemente lleno de humanos para despistar a aquellos ángeles, sin embargo nada lo salvaría de las gemas que aquellos ángeles creaban.

Las gemas de energía que podían crear dependían de las emociones que los caracterizaban, de esta manera Theo sabía que era perseguido por ángeles que pertenecían al ejercicio de Hanna; gemas azul y verde que representan a la seriedad y serenidad respectivamente son comunes en ángeles del ejército.

Theo sabía que no lo matarían, al menos no inmediatamente, los ángeles buscaban información, para su desgracia no sabía nada sobre el paradero Cadeo de hecho ningún ser oscuro sabía algo sobre él después de la última guerra, a la que muchos habían denominado "la guerra de medianoche", en la cual fueron sorprendidos y obligados a salir de su propio mundo perdiendo así gran parte de sus poderes ha que Hanna y su ejército habían destruido varias bases de las que provenían sus poderes.

Lo inevitable de la guerra era algo que Theo no lograba comprender, no entendía la necesidad de Cadeo al violar los acuerdos de luz, provocando una masacre; murieron niños, jovenes, mujeres y hasta ancianos, demonios y quimeras fueron destrozados, todo por el capricho de Cadeo, el poder supremo, el poder del heredero; la profecía había sido infiltrada al mundo oscuro y la avaricia de Cadeo había traicionado a los ángeles y a su propio pueblo.

De pronto se vio en un callejón sin salida, gemas azules chocaron con el muro y la voz de uno de los ángeles retumbó como si estuviera en su cabeza.

- No tienes escapatoria.- era un ángel rubio.

- Si que eres escurridizo.- añadió el castaño.

- O quizá ustedes son muy lentos.- el instinto de Theo por burlarse era natural.

De pronto una voz detrás de él se hizo presente.

- Ni siquiera pienses en saltar.

El remate de los ángeles era que siempre perseguían en tríos, aún si Theo lograra esquivar a los ángeles tendría uno a su espalda.

- Muestrate.- ordenó el ángel rubio.

No tenía caso negarse, si lo hacía probablemente sería llevado con algún ángel que pueda crear gemas para desprender su forma humana y revelar su forma real. Theo dejó de respirar y liberó sus alas, el audible jadeo de los ángeles fue estremecedor.

- Traidor.-  dijo el ángel castaño, Theo podía apreciar la rabia en sus ojos; las alas y marcas negras, las cicatrices quemadas lo confirmaban, Theo era un ángel caído y de pronto para él todo se volvió oscuro.

Cuando despertó tenía la vista nublada pero distinguió que estaba en un bosque atado a un árbol, poco a poco recordó lo que había pasado y descubrió que una gema morada lo había noqueado, una gema de la nobleza; intentó deshacer el atado pero no podría a menos que encontrara armas oscuras pues eran cuerdas celestiales.

- Deja de moverte.- dijo una voz aguda, una chica, cuando Theo alzó la vista se dió cuenta de lo hermosa que era y la reconoció de inmediato.

- Aisha Leblanc.- murmuró Theo

- ¿Dónde está Cadeo?, Theodore Black.- Aisha formaba parte del ejército de Hanna, ella asesinó a Thiago Black, hermano de Theodore y mano derecha de Cadeo.

Theo no contestó, sabía que Aisha conocía la verdad; de pronto una flecha negra atravesó su pecho y cayó al suelo tiñendolo de rojo, Theo fue desatado por dos quimeras y en medio de la oscuridad reconoció a Thiago, era imposible pero no era momento de hacer preguntas, corrió detrás de su hermano mientras veía que dos ángeles revelaban sus alas para perseguirlos mientras que el ángel rubio se quedaba con Aisha.

Aisha necesitaba ayuda, fue llevaba a la casa de Hanna esperando que ella pudiera hacer algo al respecto pero quizá era demasiado tarde. Cuando llegaron al lugar donde Hanna se encontraba fueron recibidos por la pequeña Emma de 6 años quién jugaba alegremente a la luz de las gemas que estaba creando Hanna para poder ayudar a Aisha.
De pronto sucedió, Aisha dejó de respirar y sus alas decayeron apagándose poco a poco; los otros angeles llegaron con la noticia de que Theodore y Thiago habían escapado y la tristeza en sus ojos al ver a Aisha fue más que dolorosa.

Entonces una luz blanca iluminó la habitación, los ángeles voltearon a ver de dónde provenía, y ahí estaba Emma con una gema que nunca antes se había visto, que solo las leyendas contaban, la profecía se había cumplido: "cuando la gema blanca sea vista, aquel angel que la creará sería el ángel que daría fin a la guerra, el ángel supremo, el heredero". La gema de la resurrección flotaba a unos centímetros de la palma de Emma.

¿Humana o Ángel?Where stories live. Discover now