Martes y ya habíamos salido de la escuela.
Tom había acordado en uno de los recesos, que vendría conmigo a casa y ahora se encuentra al lado mio hablándome de no sé que cosa mientras que yo observo su perfil detenidamente.¿Estará mal decir que le quiero robar la nariz a mi mejor amigo? Suena estúpido, lo sé.
— Mierda. –insultó mirando al cielo, enseguida yo salí de mi trance como tal chica distraída que vuela- ¿No tienes frío enana? –preguntó abrazándose por los hombros-
— No mucho –sonreí –
— No puedo creer que no tengas frío –murmuró y reí ante la expresión de frío que llevaba Tom en su rostro-
— Aprobé el examen de física. –dijo un poco avergonzado, aunque al mismo tiempo con una gran sonrisa.- Creo que pensé mucho –soltó una carcajada- pero en fin, pude hacerlo.
— Oh Tom, eso suena tan bien. ¡Me alegro por vos! – sonreí acomodando mi bufanda, y el al verme, sonrió- Dime, ¿y Bill?
—Esta muy resfriado por eso no ha asistido a clases los últimos días –bufo- para mi ya esta mejor, pero mamá insiste que se quede los días necesarios para que se mejore del todo.
—Pobre Bill, ¿por qué no me haz dicho? Me siento una mala amiga –pregunté asombrada. Me sentía muy mal saber que estos últimos días ni siquiera le dije algo a Bill porque estaba celosa al ver que ya pasaba casi todos los días con su maldita nueva novia que por el momento, no me caía bien-
— Tú eres solo MÍ mejor amiga, no la de Bill. –Sonó como el tipico chico posesivo que tanto me molestaba- no me gusta compartir.
Y eso me dejó totalmente boba.
El resto del camino me quedé en silencio, no pronuncié nada. Solo me dejé guiar por mis pensamientos de idiota, esos que surgen cuando te dicen algo lindo y sentís miles de mariposas en el estómago.
No es que ahora lo esté sintiendo, claro que no, eso jamás. Y menos por Tom, obvio.
Nuevamente salí de mi trance en cuanto llegamos, busque las llaves en el bolsillo de mi campera pero no estaban. Le sonreí a Tom en modo inocente y el bufó, me conocía tan bien.
—Están en tu mochila –resopló del frío- ¿Sabes, Emma? Deberías ponerte un recordatorio con esos papelitos de colores llamativos. Eres una persona que se olvida siempre de las llaves. –reímos porque tenia razón.-
Busqué en el bolsillo pequeño de mi mochila y ¡Allí estaban!. Gracias Tom, gracias.
Abrí la puerta, entramos y sentimos el cálido aire hogareño de mi casa. Estaba tan calentito allí que preferiría no salir nunca.Dejamos nuestras cosas en mi habitación y luego dicidimos ver una película para matar el tiempo. Nos dirigimos al living con el plan en nuestras mentes y encontramos a mi papá ordenando sus cosas, en unos minutos se iría a trabajar.
— Hola Tom, hola hija – dijo mostrando una sonrisa a los dos-
— Hola señor Wilder, ¿irá a trabajar temprano hoy? –le preguntó mi mejor amigo-
—Como todos los Martes. –dijo reprochando.-
Me dirigí a la cocina mientras ellos quedaron conversando, como siempre.
Tenia la suerte de que Tom y mi papá se llevaran muy bien. Y debo sumar eso de que mi papá es un poco sobreprotector y celoso, pero confía muchísimo en Tom y en Bill, sabe que son mis mejores amigos y hace bastantes años que vienen a casa.
Además él conoce a su madre y sabe el tipo de personas que son, por suerte.
Prontamente, volví con los vasos de zumo de naranja en mis manos y observé que mi papá ya no estaba. Sonreí al ver a Tom acostado sobre el sillón totalmente cómodo, esto jamás lo haría frente a mi padre ya que es un poco vergonzoso al respecto.
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My best friend
Novela JuvenilCon 16 años de edad, Emma Wilder, vivía en los suburbios de la adolescencia. Literalmente, rodeada por las personas que más quiere: su padre y sus mejores amigos. Hace un tiempo, un sentimiento nuevo recorre su cabeza. El Amor. Un sentimiento to...