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"Jackson Wang, hora de muerte 12:50. Causa: accidente automovilístico."

El pelinegro soltó al sorprendido chico que observaba su propio cuerpo tirado en la acera.

"Esto... ¿estoy muerto?"

Changkyun rodó sus ojos con impaciencia, no entendía como los seres humanos podían ser tan estúpidos en cierto punto. Se acercó a él en rápidas zancadas y lo guió hasta la blanca cabina que el bien conocía.

"No estás listo para descansar. No moriste en paz, y no resolviste ciertas cuestiones. Deambularas por la tierra hasta que encuentres paz." Sentenció el pelinegro con una mirada fría.

A cierto punto su trabajo era cansado. Aunque ver implorar a la gente mala por piedad, lo hacía sentirse emocionado, sabiendo que no habría misericordia para aquellos que habían hecho el mal.

Sacudiendo su saco, abandonó la pequeña habitación después de su sentencia, pues su trabajo allí estaba realizado. Tachó el nombre en su lista y caminó con calma, como una persona más en las transitadas calles de Corea.

Ser el ángel de la muerte no era lo más fácil del mundo, pero no se quejaba de ello. Lo único que recordaba de su vida pasada era su nombre; Changkyun. Y no tenía complicaciones del todo pues podía hacerse pasar por un humano más sin ningún inconveniente.

Eso sí, nunca debía olvidar la regla de no entrometerse con los humanos. Era demasiado peligroso y es técnicamente la norma más importante para un ángel de la muerte. Más allá de realizar su trabajo, no les era permitido tener amistad o relación con un ser mortal.

A Changkyun nunca le había interesado un humano de cualquier forma, al menos no hasta esos momentos. Pero el no se creía capaz de perder todo por uno de ellos.

Angel of Death [Changki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora