Otro día pasó y nuevamente me estaba yendo a dormir, no había pensado en el muchacho de capucha negra en todo el día, pero en el fondo de mi ser tenía una mínima esperanza de cruzármelo, no era muy grande la ciudad y sentía que no podía estar muy lejos, hasta acompañé a mis amigas al boliche porque creí encontrarlo, pero claro ¿por qué estaría ahí? Me lo había cruzado en la playa a la hora en la que todos están en los boliches. A mis amigas no les había contado nada, me daba algo de vergüenza contarles todo lo pasado y además si les hablaba de él comenzarían a molestar sobre que debo tener novio y todo eso.
Tres largos días habían pasado desde que me lo había cruzado, ya no había posibilidades, ya no iba a cruzármelo.
Fuimos a la playa, como siempre tarde…parecíamos locas llegando cuando las familias se iban, pero el llegar tarde cada noche hacía que nos levantáramos a estas horas de la tarde. Mis amigas se metieron al mar, yo no. No me agrada mucho y hasta diría que un poco de miedo me daba. Prefiero quedarme sentada, leyendo un libro, escuchando música. Cuando volvieron seguimos charlando, estaba anocheciendo y debíamos volver. Tomamos todas las cosas y decidimos volver por la rambla.
-Son 5 somos 5-escuchamos la voz de unos muchachos que caminaban en nuestra dirección, nunca entenderé a los hombres, tratan de conquistarte con frases tan idiotas ¿Qué ellos sean 5 y nosotras también implicaba algo?
-¿Jugamos un partido?-bromeó Steph, ellos rieron.
-Hermosas y con sentido del humor-dijo uno de ellos, se pararon frente a nosotras esperando respuesta.
-Así somos-acotó Emily y todos rieron. Comenzaron a hablar, pero realmente no sé bien de qué. Decidí observar a cada uno de ellos, no era buena para entablar conversaciones con muchachos. El que más hablaba era alto, su pelo castaño despeinado caía sobre sus ojos claros, una sonrisa decoraba su rostro y algunos tatuajes adornaban su musculoso brazo, parecía ser el bufón del grupo ya que no dejaba de reír, todos parecían modelos sacados de una revista, uno tenía el pelo completamente negro, sin dudas era el más tatuado, otro claramente era el más serio con su pelo corto y su piel decorada por algunos lunares, el cuarto era a simple vista el “don juan” del grupo su expresión lo decía, sus rulos alborotados enmarcaban un bello rostro de niño, de repente me crucé con una mirada, una mirada que conocía, esa mirada que me hacía sentir segura. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios y movió la cabeza como saludándome, sin darme cuenta yo también me encontraba sonriendo. Lo observé mejor, mejor que la noche en la que lo conocí. ¡Dios mío! Era más hermoso de lo que me lo imaginaba, a diferencia de sus amigos su piel era notoriamente más pálida, como si no se hubiese bronceado, parecía suave y en su cuello la acompañaban algunos lunares, tenía unos finos labios rosas y unos ojos color cielo que endulzaban todo su rostro, su pelo era rubio y se encontraba perfectamente alborotado. Era hermoso, completamente hermoso e inalcanzable. ¡Maldición! Me había quedado mirándolo, y él se había dado cuenta, una de sus perfectas cejas se encontraba levemente subida.
-Entonces nos vemos esta noche-escuché y vi a mis amigas quienes parecían haber arreglado una salida. Okey, no me negaría.
Volvimos al departamento y no podía dejar de pensar en él. Por ahí alguna posibilidad había.
-Eran realmente guapos-dijo Steph.
-Es verdad-concordó Carly.
-¡Pido al callado!-exclamó Emily adelantándose a todas, solíamos hacer eso, o ellas solían hacerlo y yo les seguía la corriente, elegíamos cada una a uno de los chicos para luego no tener confusiones y malos entendidos- Yo lo quiero conquistar.
-¿El callado?-pregunté-¿quién es?-realmente no sabía quién se había callado y quien no, estaba muy ocupada mirando a…bueno mirándolo.
-El rubio-pensé unos segundos, ¡claro! Él era único rubio del grupo ¡Genial! Ilusiones destruidas en menos de 5 minutos.
-Ah ¿él?-pregunté.
-Si es hermoso-dijo recostándose en una de las camas.
Y las cosas mejoraban cada segundo ¿Verdad? Maldita sea, no podía decirle ¡Yo lo vi primero! O ¡él es mi salvador! Era el viaje para encontrarle novio a ella ¿no? Las pocas ilusiones que me había permitido tener fueron derrumbadas en pocos segundos. Igual ¿Qué importaba? Era obvio que alguien tan hermoso no iba a estar conmigo.
-¿Pasa algo?-me preguntó Mel, okey me había quedado pensando sin darme cuenta que no estaba sola.
-No nada-dije como si nada- ¿Qué haremos entonces?
Me explicaron cuáles eran los planes. Iríamos a donde ellos paraban y luego a algún boliche. Nos preparamos, traté de buscar alguna excusa para no ir, no tenía ganas de ver como Emily conquistaba al extraño muchacho, pero ninguna funcionó. Por lo tanto puse mi mejor sonrisa y me preparé para salir.
Llegamos a donde dijimos que íbamos a encontrarnos con 2 de ellos para que nos orienten mejor, y allí estaban el que yo había caracterizado como bufón y el “don juan”, era de la única forma que los reconocía ya que nunca escuché sus nombres, quizás inclusive nunca los dijeron. Saludamos amablemente a los muchachos y los seguimos, fue una situación algo incomoda. Entramos a un edificio hermoso y cálido, al contrario que el nuestro éste se encontraba lejos del centro, su puerta daba a la playa. Subimos 5 pisos y entramos a un departamento, era amplio tenía 2 habitaciones, un living y por supuesto una cocina y baño, estaba bastante ordenado para ser un departamento donde vivían 5 hombres de vacaciones.
En los sillones se encontraban el alto serio y el morocho tatuado quienes nos saludaron efusivamente. Nos invitaron a sentarnos y así lo hicimos. Estaban todos, todos menos él. Comenzamos a hablar de diferentes temas, de dónde veníamos, por cuanto nos quedábamos y que habíamos hecho hasta el momento fueron los principales. Me impacientaba que él no esté ahí, y claro a Emily también.
Por fin entró a la sala, secándose su rubia cabellera con una pequeña toalla. Sentí que todo lo de mí alrededor desaparecía sólo para verlo a él. ¡Basta! Grité en mi interior <<te prohíbo ilusionarte Natalie Phillips>> me reté. Pero no podía dejar de verlo, él me miró y formó esa hermosa sonrisa que me había regalado ya algunas veces, su pelo todavía goteaban un poco y eso lo hacía más sexy, tenía una remera blanca con escote en V y unos pantalones negros bastante ajustados.
-Hola-saludó Emily sacándome de mis pensamientos, por suerte, sería peor para mí.
-Oh lo siento-él también parecía salir de sus pensamientos, movió su mirada de mí para posarla en mi amiga-Hola.
-Hey acabo de darme cuenta que no sabemos sus nombres-dijo el bufón.
-Es verdad-concordó Steph.
-Okey, me llamo Louis, pueden decirme Lou-dijo con una sonrisa y miró a Steph para que siguiera.
-Stephanie-dijo ella.
-Carly-mientras decían sus nombres no podía evitar mirarlo de vez en cuando, él hacía lo mismo.
-Melanie-siguieron.
-Emily-se presentó mirándolo, él sólo formo una sonrisa, una sonrisa diferente, parecía una sonrisa ¿de compromiso? Okey, otra vez pensando e ilusionándome. Em golpeó mi hombro.
-Oh claro-dije saliendo de mis pensamientos, muerta de vergüenza- Natalie-bajé mi vista, no antes de volver a verlo y su sonrisa había vuelto, parecía reírse, ¿reírse de mí? Una risa tierna.
-Liam-dijo el serio.
-Zayn-siguió el morocho.
-Harry-dijo el de rulos.
-Niall-finalizó él. <<Niall hermoso nombre>> pensé, pero me detuve inmediatamente. Mi amiga lo miraba con deseo no iba a interponerme. Comenzamos a hablar entre todos y realmente la pasaba bien, Em se sentó cerca de Niall y ya la podía ver tratando de conquistarlo. Harry fue el que más se acercó a mí, era lindo sin duda, pero no podía dejar de pensar en el rubio que estaba a unos metros míos, además no quería ilusionarlo, no quería estar con nadie.
Llegamos al boliche y todos comenzaron a bailar. Yo decidí sentarme en un costado y ver como todos movían el cuerpo.
-Hey no te gusta bailar-dijo Harry sentándose a mi lado.
-No realmente-respondí.
-¿Te han dicho que eres muy linda?-preguntó, okey era obvio que esto venía pero no creía que tan rápido.
-Harry-hablé mirándolo-realmente me caes bien, eres lindo y todo eso.
-Pero…-se adelantó.
-Pero no pierdas el tiempo conmigo-confesé-de verdad, hay muchas chicas lindas por allí, diviértete.
-Pero tú también eres linda-siguió.
-Gracias, pero de verdad lo digo, me caes bien y no quiero mentirte, pero no es momento para esto, espero que lo puedas entender.
-Claro claro-contestó.
-¿Todo bien?-pregunté.
-Si todo bien-respondió sonriente-iré...- señalo la pista de baile.
-Claro ve-le dije con una sonrisa, vi cómo fue a bailar y rápidamente Carly lo acompañaba. Seguí mirando a mí alrededor y noté como Em seguía tratando de conquistar a Niall, quién se lo notaba distraído pero sin embargo reía ante lo que mi amiga le decía al oído. Listo, me daba por vencida completamente, moría de ganas de irme de ese lugar. Me había jurado no ilusionarme más, me permití hacerlo con él, creí que sería diferente, pero otra vez estaba equivocada, soy una estúpida, realmente lo soy, quería irme inmediatamente, dejar de preocuparme por todo eso. <<Dejaré de pensar en hombres, me haré monja>> okey okey exagero, si ni siquiera tengo una religión ¿de qué hablo? Estoy delirando ya.
-Así que Natalie-Niall se sentó a mi lado sacándome de mis pensamientos, lo miré y su sonrisa parecía imborrable.
-Niall-levanté una ceja.
-¿No era que no te gustaban los boliches?-preguntó.
-Mis amigas ¿tú no deberías estar en la playa solo? ¿Cuidando muchachas desamparadas?-bromee.
-Mis amigos-respondió él también.
-¿Emily?-pregunté, parecía una conversación de locos, las preguntas y las respuestas eran cortas, sin muchas palabras, pero nos entendíamos perfectamente.
-Se fue a comprar algo-respondió mirando la pista de baile.
-Parece que le gustas-comenté, él me miró confundido.
-¿Si?
-No debería decírtelo, pero algo dijo sobre ti-confesé, tenía que hacerle entender que a mi amiga le gustaba y eso significaba que a mí no, aunque ni yo me lo creía-sobre que eres lindo.
-Ah…-siguió sin interés mirando la pista de baile, o por ahí estaba gritando por dentro ¿quién sabe?-no les dijiste de tu aventura nocturna ¿no?
-No-negué-Parece que tú tampoco ¿Verdad?
-Ajam-no dejaba de ver la pista- ¿Sigues haciendo tus caminatas?-me miró.
-no por el momento-respondí-aunque tengo muchas ganas-hablé jugando con mi celular para no verlo directamente, no me resistiría ni un segundo.
-¿Sola?-preguntó.
-Quién sabe…-sin previo aviso tomó mi celular y comenzó a escribir algo en él-hey ¿qué haces?-pregunté sin entender.
-Si se te ocurre hacer una caminata nocturna, llámame-dijo y vi como escribía su número.
-Devuélveme el celular-pedí.
-Un minuto- llamó a ese número y luego cortó-toma-dijo con una sonrisa y tomó su celular-guardaré tu número ¿Me llamarás si decides caminar sola en medio de la noche?
-No lo sé.
-Promete que por lo menos no las harás sola-dijo mirándome ahora algo más serio.
-¿Por qué debería prometértelo?-pregunté confusa.
-Sólo promételo-me quedé en silencio mirándolo, tenía un cierto poder su mirada, algo que no me dejaba separarme de ella y eso me molestaba, me molestaba demasiado.
-¡Hey! Aquí estas-apareció Em-ven debo mostrarte algo – siguió tomándolo del brazo y tirándolo.
-Claro-le respondió mientras se paraba-espera un segundo-le dijo y se acercó a mí, ella lo miró confundida - Prométemelo- me miró a los ojos, no pensaba decírselo- No me iré hasta que lo digas-estaba cerca, demasiado cerca para mi gusto, sobre todo con Emily allí.
-Okey okey lo prometo-solté molesta sólo para que se fuera, Em ya comenzaba a mirarme mal, la conocía lo suficiente para saber que si tardaba algunos segundos más en alejarme de él se enojaría conmigo y nada bueno podía salir de eso. Se fueron juntos vaya a saber uno a donde. Su cercanía me había dejado los nervios de punta. Miré mi celular y busqué los contactos “Niall” apareció de repente, se había agendado, sin mi permiso. Me quedé mirándolo confundida. Guardaba su número en mi celular, me hacía prometerle que no iría sola a la playa y luego se iba con mi amiga. ¿Quién se creía que era? Si quería ir sola a la playa lo haría, si quería borrar su número de mi celular también lo haría. No tenía ganas de ver a nadie, de repente la angustia volvió a mi pecho, creí que sólo una vez por día aparecía. Esta vez no sabía si controlaría mis ganas de llorar. Avisé a Mel que iría al departamento, la excusa era que estaba cansada. Y así lo hice, traté de hacer lo más rápido posible, no sabía cuánto tiempo contendría las lágrimas y odiaba llorar en público. Llegué al departamento y caí en la cama como una bolsa de papas, en pocos segundos mis mejillas estaban empapadas en lágrimas, odiaba eso, odiaba que me pase eso. Quería dejar de sentirme así, quería dejar de llorar. Así fue que me fui quedando dormida.