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“El amor que se vive en dos horas no alcanza y nos duele”

Paulina caminaba entre vestidos blancos junto a su suegra. Ésta le hablaba de los detalles y ella solo asentía con la cabeza.

- Ése - La mujer agarró uno de los vestidos y se lo mostró - Mira que hermoso.

- Si - Respondió Paulina - Es muy lindo.

La hicieron entrar a un probador y comenzó a desvestirse. Pensó en esa mañana, cuando la desvestia Tomás. Se acomodó el vestido y le pidió ayuda a una mujer que trabajaba ahí para que le subiera el cierre.

Salió y se miro al espejo, parándose frente a su suegra.

- Me encanta - La mujer estába emocionada - Te queda a la perfección.

Las lágrimas empezaron a caer por las mejillas de Paulina, mientras se miraba en el gigantesco espejo.

- Te emocionaste - La mujer se acercó con un pañuelo - Suele pasar cuando falta tan poco para casarte, es uno de los días más importantes de tu vida. Otro va a ser cuando tengas hijos con Aaron.

Paulina asintió con una sonrisa forzada, mientras seguía llorando. Queria decirle a esa mujer que ella no lloraba por el casamiento, lloraba porque la persona que la iba a esperar en el altar no era la que ella amaba.

Las alas de mi amante ; c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora