EL INICIO DE TODO

7 0 0
                                    

Cuando las clases terminaron
Samuel, Samanta y yo nos vimos a
la salida para ponernos de
acuerdo y salir a algun lado para olvidar lo que pasó con Miranda, había tres opciones: El parque, la piscina pública o la pista de patinaje.

Así que comenzamos a eliminar
opciones, Samuel fue el primero.

—No iré a la piscina hace
demasiado frío para ir a nadar.

Samanta fue la siguiente en
hablar.

—Yo no puedo ir al parque, sabes
que soy alérgica a las picaduras de
hormigas y en el parque hay
muchas hormigas.

—Bueno entonces solo nos queda una opción y es la pista de patinaje— dije para terminar de decidir el lugar.

—Si, claro.

Dijo Samuel, mientras
comenzamos a caminar hacia la
pista que estaba a dos cuadras de
la preparatoria, nos fuimos rápido de la escuela ya que no queríamos  toparnos con Miranda de nuevo.

Cuando llegamos a la pista eran como las 8:30 p.m., nos demoramos solo porque Samanta se detenía a acariciar cada perro que veía en la calle lo raro es que ninguno la mordió, pero bueno en fin, nos paramos frente al mostrador y pedimos los patines amablemente al chico que atendía.

—Puede darme el par negro de allí por favor— dije señalado a el par que pedí

—Si claro... aquí tienes.

—Gracias.

A Samanta y Samuel no les
importaba el color solo querian
entrar, así que pidieron un par
morado para Samanta y uno Rojo
para Samuel.

—!Por fin entramos¡.— dijo Samuel algo fastidiado por
toda la espera.

Patinamos juntos un rato bromeabamos entre nosotros, nos reímos y de vez en cuando Samanta me daba pequeños empujones para intentar tirarme mientras yo trataba de mantener el equilibrio, pero
después me separe porque
Samuel y Samanta empezaron a
ponerse muy cariñosos y me
estaba poniendo incómoda.

—Voy a patinar por allá, no quiero
hacer mala tercia.

—Si, si— respondió Samanta ignorando lo que dije.

Bueno cuando estaban juntos no
hacian caso a lo que estuviera a
su alrededor así que era la mejor respuesta que podía obtener en ese momento.

Comencé a dar vueltas por la pista yo sola.

Entonces de la nada una chica como de mi edad se atravesó justo por donde yo iba patinando y chocamos de una forma muy dolorosa, cuando caímos al suelo me sobe la cabeza y cuando levante la mirada vi que era Lina, una de las «amigas» de Miranda, se sacudió el pantalón mientras se levantaba.

—Oye !Fijate por donde vas¡ Para eso tienes ojos.

—!¿Que?¡ Pero si tu fuiste la que salió de la nada y se quedo parada en medio de la pista.

—¿Insinuas que fue mi culpa?.

—No insinuó !Fue tu culpa¡.

—Ja si claro, y tu que ¿No pudiste detenerte a tiempo?.

—Si hubiera podido ¿no crees que lo habría hecho?.

—Ah ya callate yo me largo...idiota—dijo la última palabra susurrando pero lo suficientemente alto como para que pudiera escucharla

Y así lo hizo se dio la vuelta y se fue con dos chicas que la acompañaban, por suerte Miranda no estaba con ellas, al parecer sus amigas no se habían dado cuenta del incidente como Samuel y Samanta tampoco.

Mientras que yo me levanté y volví a patinar, me sumergi en mis pensamientos y cuando regresé de mi mundo ya estaba más oscuro, revise mi celular y vi que eran las 10:00 p.m.

—!No puede ser¡ es muy tarde.

Fui a donde estaban Samuel y
Samanta

—!Hey¡, ¿Ya vieron la hora? Es muy tarde hay que irnos.

—Vamos Isabela aún no un rato
más— rogó Samuel

—!¿Qué¡? Claro que no, ya son las
diez.

—Ah, esta bien Isabela, vámonos
Samanta.

—Okey.

Salimos de la pista y empezamos a
caminar hacía la casa de Samuel, cómo era la más cercana a la pista lo dejamos primero.

La casa de Samanta era la segunda mas cercana a la pista, así que nos dimos prisa para que sus padres no la castigarán, el viaje fue en total silencio hasta que llegamos.

—!Adios Isabela¡.

—Hasta luego Samanta, suerte con tus padres— las últimas cuatro palabras las dije en voz baja ella solo asintió con la cabeza  e hizo una mueca de preocupación y no la culpo yo haría lo mismo si tuviera unos padres tan estrictos como los suyos pero bueno en fin.

Comencé a caminar hacia mí casa mientras me adentraba cada vez más y más en la oscura calle del barrio Chino y por si no fuera poco ese barrio era el mas peligroso de toda la ciudad.

Mientras caminaba escuché como una persona empezaba a caminar detrás de mi yo solo caminé más rápido y sin voltear. Sentía como su mirada me seguía mientras comenzaba a caminar mas rápido cuando de repente un hombre grande se paro frente a mi causando que chocará contra él, pero solo me caí yo...

El me levanto, me acorralo contra la pared y como si no fuera suficientemente malo la persona que me seguía empezó a correr hacia nosotros.

Cuando me di cuenta de que el hombre me apuntaba con una pistola recorde una técnica de desarme que aprendí en el curso de defensa personal.

Tome su pistola y se escapó un tiro pero me quite de la trayectoria de la bala, no se como rayos gire la pistola y salió un segundo disparo pero este le dio a el en el hombro lo que hizo que soltara la pistola.

Agarre la pistola con la mano izquierda, empuje al hombre al piso con la mano derecha que es mi brazo más fuerte, puse sus brazos en su espalda y los estire por detrás de está, hasta que sus manos tocaron su nuca, con mi pie derecho pisé sus muñecas para que no pudiera soltarse y cundo trató de zafarse de mi agarre pise sus muñecas con más fuerza haciendo que dará un pequeño grito de dolor, pero aún trataba de soltarse así que me incline y le pegué con la pistola en el hombro aprovechando que estaba herido y soltó un segundo grito de dolor pero esté fue más fuerte.

Cuándo dejo de moverse supe que se había rendido ante mí y no desperdicie ni un segundo.

Tome la pistola con ambas manos apunte a su cabeza y mis manos comenzaron a temblar, tome valor pero...

La Adicción De Matar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora