Capitulo 1: Hola, soy Val y odio a Val.

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  • Dedicado a Sebastian Elias Gutierrez Sanchez
                                    

1)Este capitulo va dedicado a mi amigo Gato, porque el me insipiró y me dió los animos para comenzar esta novela. 

2) He unido dos capitulos, esta editada (POR SEGUNDA VEZ),  el proximo capitulo ya esta y tambien esta corregido...

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CAPITULO 1: Hola, soy Val y odio a Val.

Levantándome por la mañana sé que será un gran día, o eso espero. La verdad estoy emocionada, hoy es mi primer día en mi nueva escuela.

Salgo de un salto de la cama, me estiro,  tomo mis lentes, me los coloco y camino hacia el baño, no sin antes detenerme en el espejo ¡Y dios! Realmente soy un desastre. Mi pijama no es pijama, llevo un pantalón de buzo plomo muy viejo, arriba traigo una polera de tirantes rosa con la frase “Kick the Bitch”,  que al comenzar desteñirse paso a ser mi prenda predilecta al dormir.

Mi nombre es Valeria, y desde que puedo recordar me han llamado “Val”. Bueno, mi apodo siempre me ha gustado y estoy demasiado acostumbrada a él. Prefiero Val, a Valeria.

Una vez en el baño, comienzo a ducharme y a pensar en este fabuloso día.

 Mis padres decidieron cambiarme de escuela porque pensaron que era mejor para mí, un cambio positivo supongo. Desde muy pequeña estaba en mi ex colegio, por lo que no conocía ninguna otra realidad de estudio. 

El nuevo colegio es privado y tienen un sistema de selección para los estudiantes, los mejores van en los grupos del A al B, C y D son promedio y se podría que E y F son los flojos. Por supuesto que quedé en el grupo A, el de excelencia. Soy una buena estudiante, de las mejores, no era de esperarse otro resultado. Se me hace extraño esta clase de discriminación, pero bueno…

Ya lista, bajo a tomar desayuno. En la cocina  encuentro a mi mamá, quien me hecha entregándome una tostada, una leche en caja, y el dinero del almuerzo. –¡Dios, Val!... ¡Vas atrasada el primer día! –Me dijo. En realidad eran las 7:35 y entraba a las 8,  no iba atrasada, iba normal, pero es verdad, regularmente me demoro mucho menos, quizá hoy me tome más tiempo al arreglarme. Sin embargo ¡Aish! Tengo 16 años, es normal que quiera verme bien, en especial el primer día. Peine mi largo cabello rojizo con broche negro en forma de rosa y en mi pálido rostro, no hice más que poner brillo en mis labios y  encrespé las pestañas de mis verdes ojos.

Corro al auto porque mi exagerado, pero muy infantil padre me tenía loca con los bocinazos  desde la calle. Entro en el coche y luego de ponerme el cinturón, mi papá arranca. Al llegar al colegio lo amé de inmediato. Era muy grande, blanco y resplandeciente. Tenía en la entrada una gran escalera, después de ellas dos gigantescas puertas de madera y junto a estas en el frontis unos enormes pilares. Se veían igualmente las hermosas ventanas con marco de madera en el edificio. 

Me despido de mi papá saliendo  del auto, él vuelve a arrancar el coche y se pierde en la esquina. Suspiro llena de expectativas. Comienzo a avanzar hacia la entrada. –Dios, es enorme. –Me digo a misma a baja voz una vez dentro. Empiezo a buscar mi salón, solo sé que está en el segundo piso. Tras varios minutos,  no hago más que maldecir la estúpida sala ¡Es imposible encontrarla! ¡Esta escuela es demasiado grande! Por mi cabeza se rebela la pregunta “¿Podré acostumbrarme a esto?”…

Los pasillos se me hicieron eternos, pero de pronto oí algo que podía ser una luz de esperanza. –¡Val!... –Me volteé con la ilusión  de hallar a alguien conocido en medio de mi estrés por lo desconocido. Era un chico que no recordaba haber visto alguna vez en mi vida, pero se acercaba tan entusiasmado a mí, que atiné a responderle  y luego preguntarle quien era. Alcé la mano para  saludarle cuando venía a poca distancia de mí, pero el chico pasó de mí.  Que vergüenza.

Pequeña gran coincidencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora