Pequeña gran coincidencia.

Capitulo 3: La fiesta, la piel, los corazones.

LO PROMETIDO ES DEUDA! Aqui esta, el siguiente capitulo fresquito! Espero les guste

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CAPITULO 3: La fiesta, la piel, los corazones.

Ni puta idea de cómo terminé aquí.

La música sonando, la gente bailando, el ambiente eufórico.

Sábado por la noche en casa de Cris.

–Odio aquí. –Le digo a Tere al oído mientras avanzamos entre la multitud.

Tere se limita rodarme los ojos.  Tonta.

Me toma de la mano y me obliga a caminar más rápido ¿Para qué ir más aprisa? No es una carrera. Que bobería, no quiero estar  en este lugar,  huele feo, a cigarrillos y alcohol. Un asco.

Hace mucho que no venía a una de estas cosas, por lo que me siento algo encerrada y apartada de la felicidad del resto. Realmente no puedo creer que me haya convencido ¡Pero vamos! Dijo que me cocinaría, y es de saber que Tere hace los mejores cupcakes del mundo. Bueno, además de que me insistió mucho, demasiado diría yo.

De pronto siento como Tere me suelta.

Maldita… ¡Me abandonó! ¿Por qué me hace esto? Primero me obliga a venir, y luego se va a bailar con un idiota. Bue, la verdad no me sorprende, pero de todos modos es incorrecto. Si tanto quiere divertirse, a mi no me necesita. Yo me largo.

Me doy media vuelta y me dirijo hacia la salida de este antro de ebrios.

Alguien choca conmigo. Es una de las chicas perfectitas de la escuela, ni idea de cómo se llama, pero es fácil de identificar, es muy bonita, plástica, pero bonita al fin y al cabo. Tiene los ojos plomos y lleva una melena rubio ceniza ondulada. Es muy delgada y alta.

No jodas, zorra ¿Eso fue un gesto de desprecio? No me vengas con esas princesita, que tú me chocaste a mí, deberías disculparte. Agh, pero como dicen por ahí, “mejor dejarlo pasar”. Ella se va con dos muchachas más a las cuales no logro verles la cara.

Sigo caminando por la casa de Cris y a lo lejos lo veo. Sorprendentemente no está con ninguna chica, si no con la tropa de sus amigotes. Mierda, si me distingue me comenzará a molestar. Maldición. Mejor me voy discretamente por otro lugar, debe haber una forma  de rodearlo.

Comienzo a de retroceder, claro, jugando a ser invisible, o al menos intentarlo.

¡Que tiene esta estúpida gente que me choca! ¡Esta vez me dolió!

Me doy vuelta algo encabronada… …

Es Valentín, dice algo, pero no le entiendo en lo más mínimo. La música está demasiado fuerte. No le escucho.  Apunto a mi oreja para hacérselo saber. Como apesta esto.

Él se aproxima a mi oído. Cerca, malditamente cerca. Entonces me dice dejándome sentir su aliento. –Hola, “señorita enojona”.

Yo hago un gesto de enojo en mi rostro. Este chico en realidad tiene la habilidad de hacerme enfadar. –¿Qué haces aquí? –le digo.

–Acompaño a mi hermana. –Vuelve a decir cerca de mi oreja. –No hubiera venido de no ser por ella.

–¿Tienes hermanos? –Le pregunto.

–Sí. Tres. –Responde sin alejarse.

Yo igual tengo,  dos  en realidad, pero ellos están en la universidad.

–Ahh ¿La andas buscando? –Digo curiosa por saber cómo es la hermana de Valentín, la verdad me causa ese sentimiento. Me pregunto si es como su hermano, así de linda…