Delivery Sex

3♥

[Delivery Three]

♥

— ¿Qué, te pusiste nervioso?

— ¡N-no te burles Shun!

Enseguida el rubio llevo su mano derecha a la boca, había gritado demasiado alto y parecía haber alguien fuera, lograba escuchar el agua correr de los lava manos. Qué vergüenza.

— ¿Y donde estas ahora?

—Entré a uno de los cubículos del baño...

—Sora-kun, seguro debes verte muy adorable

—Shun—le regaño bajito por el móvil, subiendo más sus piernas al retrete, al parecer la persona fuera del baño se había marchado—Ayúdame, no sé qué hacer y e-estoy algo nervioso...

—No deberías, después de todo ya hemos practicado juntos...

—S-sí pero... c-contigo fue diferente, Shun...

Y fueron un par de segundos en que ninguno de los dos dijo nada. Sora apretó un poco más el móvil entre su mano izquierda, mordiéndose los labios con nerviosismo, seguramente Shun se había molestado por aquello, y es lo que menos quería luego de que se esforzó por "enseñarle"

—L-lo lamento Shun, haré mi mejor esfuerzo... perdón por molestarte

—Sora

Ya estaba por colgar cuando su voz le estremeció de pies a cabeza, sonaba algo distinta, igual de delicada pero un poco más profunda. Pasó saliva, intentando desaparecer ese escozor en su garganta; De alguna manera, un poco extraña, se sintió algo caliente de tan solo escuchar a Shun tras el móvil. Cerró los ojos y llevo su mano derecha hasta su miembro que comenzaba a ponerse ansioso, levantándose poco a poco.

—Cierra la puerta, Sora

— ¿Q-que? P-pero si ya...

—Me refiero a la puerta principal, ve a cerrarla, quédate solo tú en los baños

— ¿Por qué quieres que...?

—Hazlo

No lo quiso contradecir más. Abrió lentamente la puerta del cubículo en que estaba, observando primero si se encontraba solo, lo cual así fue, reviso los demás cubículos y por fortuna no había absolutamente nadie. Con prisa fue hasta la puerta, colocando el cerrojo para que nadie pudiese entrar.

—Y-ya está...

—Muy bien, ahora aléjate lo más que puedas, entra al último cubículo

—Shun, porque de pronto...

—Sora, rápido

—D-de acuerdo

Obedeció nuevamente, rogando porque nadie fuese a venir y tocar la puerta de los baños, no sabía que tramaba Shun, pero estaba él solo en los sanitarios, se moriría de vergüenza si alguien lo viese.

—Ahora tócate

— ¿¡Que dices!?

—Que te toques, sé que estás excitado, pequeño travieso