~ Capítulo Cinco ~

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Los días transcurrían rápido, acompañado de la misma rutina de siempre; salir de casa e ir a la Universidad, luego a la cafetería para terminar otra vez en casa haciendo tareas, exactamente el mismo orden a excepción de que ahora la conversación con aquel chico que hasta hace poco había conocido ya era más larga y duradera, ya que paso de hablar muy cortante y seco a casi acabarse el teclado te tanto escirbir.

Pasó dos meses hablando muy seguido con esta persona a través de un simple chat, ahora se dormía más tarde con tal de responder aquellos mensajes que el le enviaba.
Todos y cada uno de ellos era respondido velozmente para luego remarcar una leve sonrisa en sus labios de Emma.

Últimamente eran más cercanos de lo que cualquiera podría imaginar, tanto que hasta ya casi no hablaba con su mejor amiga a pesar de vivir bajo el mismo techo.

Emma siempre trataba de no tocar el tema de porque no tenía novio, para no sentirse incómoda a la hora de estar chateando con yael, más porque este recientemente había estado dándole piropos raros e extraños acompañados de una su otra frase dulce y comprometedora a algo más.
Y cada una de estas era bien recibida por Emma, ya que hasta el momento no le ponía un alto por que le gustaba mucho lo que me dedicaba. Por más inapropiadas que sean.

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Se encontraba limpiando algunas mesas de la cafetería antes de que está abriera.

Todo estaba en orden, el lugar era muy acogedor a decir verdad y las personas que sulen acudir a ahí son parejas mayormente.

Emma trabaja como una mesera mas de aquel lugar, casi nadie le tomaba tomaba tanta importancia a excepción de un chico.

Este siempre era amable con ella, nunca la dejaba ir sola si tenía que regresar a casa tan tarde luego de cerrar; ellos anteriormente habían estudiado juntos la preparatoria pero por hazar del destino el no pudo comenzar una carrera en la univerisdad y así es como termino en aquella cafetería.

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- Hola Emma buenos días. - saludo cortésmente .

- Ah, Hola adrian. - dijo miemtras correspondía al abrazo que le estaba dando.

- Woow! Huele muy bonito ese perfume que traes. - comentó tomando asiento en una de las sillas del lugar.

- te pasas, si es el mismo que uso todos los días además de que constantemente me lo estas diciendo - dijo para tomar asiento en una silla al lado de este.

- Pero nunca dejaré de decirlo! - respondió orgullosamente - el aroma me cautiva en varios aspectos.

- así? - comentó mientras levantaba lentamente una ceja.

Sin más decidió acercarse un poco más hacia el chico para que pudiera olfatear la loción que llevaba en esos momentos.

A ella se le hizo extraño en cierto sentido porque se le habían empezado a manchar las mejillas de un leve color rojizo, en muy pocas ocasiones ella lo había visto así a él.
Sin importarle siguió olfateando hasta que percibió aquel olor, era muy fresca, como la sandía combinada con fresas...

Al fijar la mirada otra vez a el, pudo notar que estaba completamente rojo hasta las orejas; poniéndose algo angustiada por tal situación.

- Adrián estas bien?

Seguía sin contestar, su mirada estaba fija en cualquier otro punto de aquella cafetería, pero no en Emma.

- Adrián,  te estoy hablando - repetía agitando las manos enfrente de el para lograr que este le prestará atención.

- Ah, mande? - respondió algo perdido.

- que si estas bien?

- Ah?... si! Todo bien!

- seguro?

- claro! Porque no habría de estarlo?

- pues porque hace un momento estabas totalmente perdido y con la mirada en otro lado.

- oh, perdón es sólo que me quedé pensando en algo más... - comentó agachando la mirada .

- estas seguro?, sabes que puedes contar conmigo.

- lose Emma, gracias, y en serio.. Ni es nada - dijo soltando una leve sonrisa seguido de pararse de su asiento y dirigirse a al almacén.



Amor Enfermizo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora