Un amor eterno {One Shot}

Parte Única

Era de día, él ya lo sabía por el canto de las aves y por las sábanas blancas teñidas de rayos del Sol resplandeciente. "Hoy será un buen día" eso se repetía mentalmente todas las mañanas,ya hiciese Sol, lloviese,nevase, no le importaba. Se había convertido en costumbre para el niño que yacía medio dormido sobre el futon. Abría lentamente los ojos, incorporándose con pereza para tallarlos y finalmente abrirlos para dirigir la vista hacia aquella pequeña ventana ,que era demasiado alta para poder ver el exterior. Aún así, el pequeño de rizos oscuros sonrió, haciendo resplandecer aquellas preciosas esmeraldas envidiadas por todo ser, que portaba por ojos.

No necesitaba ningún tipo de despertador o persona que lo avisase, se había acostumbrado a que el cántico de las aves fuesen su alarma matutina, pues debía madrugar demasiado pronto. Se dispuso a recoger el futon para seguidamente vestir un kimono verde musgo con detalles azabache y flores doradas incorporadas en la tela. Se miró al espejo por última vez en la mañana para volver a repetirse, ahora en voz alta:
-Hoy será un buen día.-. Sonrió para sí mismo.

-¡Izuku! -. Se asusta el pequeño debido al repentino llamado y golpes seguidos a su puerta.

-¡Y-Ya voy!-. Responde con aquella aguda y tierna voz que poseía, corriendo torpemente hasta la puerta y abrirla quedando en frente de la persona que lo llamaba.

-¡Vamos niño, hoy es un día especial no podemos llegar tarde!-. Dijo aquella señora que rondaba por los 30 años, tirando del pequeño brazo para llevárselo hasta un carruaje que los estaba esperando. Tras subir y emprender al destino que Izuku estaba acostumbrado a ir, se dedicaba a observar el paisaje que se le otorgaba. Pequeños puestos de fruterías y verduras, carnicerías, podía divisar tanto gente de alta clase como de baja, caballeros que portaban bellas geishas consigo, familias desayunando como cualquier otro día, niños de su edad jugando con total libertad. Ante esas bellas imagenes volvió a sonreír, aún sabiendo que jamás podría alcanzarlas.

Al fin llegaron a su habitual destino, el cual se trataba de un gran restaurante privado donde iban nada más ni nada menos desde emperadores hasta los mayores guerreros honorables. La mujer condujo a Izuku a una puerta trasera, donde antes de abrirla le dijo:

-¡Esfuerzate y hazlo como siempre niño, tu preciosa voz tiene que llegar hasta el emperador Todoroki! -. Y sin dejar al pecoso responder, lo empuja hacia dentro cerrando la puerta con llave.

-¡Izuku-chan!-. Reconocía esa chillona voz, era su mejor y única amiga, Uraraka-san. Una pequeña castaña de mejillas sonrojadas se abalanzó a éste.

-¡He mejorado con el shamisen! ¿Quieres oírlo?-. Preguntó como siempre eufórica y alegre su amiga, después de todo, solo podían fingir esa felicidad cuando estaban juntos. Pero no pudo responder, ya que los estaban avisando de que salieran ya a hacer su actuación, donde en el escenario habían unas tres niñas más con shamisen al igual que Uraraka, para acompañar la voz de Izuku.

Al empezar a actuar , los presentes quedaron prendados por la melosa voz de Izuku, que era digna de un ángel. Todos quedaron en silencio hasta que la entretenida actuación terminó.

-Tiene una voz increíble ese niño, Señora Yaoyazuro. -. Dijo el emperador Todoroki, exaltando a la dicha.

-Por supuesto, es el mejor infante y mejor preparado de toda la casa. Izuku adquiere de madurez ,inteligencia y sobretodo belleza avanzada para su edad de doce años, y practica su canto todos los días. Es un niño especial, y aún conserva su virginidad.

-Desde luego que cuando crezca será una belleza única-. Comentaba uno de los acompañantes del emperador.

-Decidido...Quiero a Izuku.-. Anunció Todoroki, apuntando con su dedo índice al pequeño ahora confuso. -Despues mandaré el cheque a su casa, señora. Un placer hacer negocios con usted.-.