Lion King III

494 38 2
                                    

Si bien Kovu se había "unido a nuestra manada", Nico nunca lo intentó y nunca supe por qué. Había intentado preguntárselo a su hermano, pero solo había obtenido como respuesta que le temía demasiado a mi padre como para intentarlo. Es por eso que había envidiado a Kiara un poco desde que Kovu la salvó y fue admitido con nosotros. A mi padre poco a poco le fue cayendo mejor y ya no le gruñía tantas veces.

Fue antes del ataque que habían salido a caminar los dos, a hablar, sobre mi hermana, y sobre lo que sea que mi padre haya querido decirle, que realmente me di cuenta dónde recaía el favoritismo del rey de la pradera.

Quizá fue por eso que sobre reaccionó, me dije a mi mismo cuando lloraba junto a mi hermana en el fondo de la cueva.

Lo que había pasado según mi mana era que, mientras yo había estado con Nico, mi padre y Kovu habían salido cuando la manada del último los atacó en una emboscada "sorpresa", la cual aparentemente había sido planeada por él. Para cuando mi padre estuvo mejor, ese mismo día, al atardecer, Kovu apareció en nuestro territorio pues su manada lo odiaba y lo habían desterrado de esta. Kiara quiso defenderlo, pero mi padre lo terminó exiliando de las praderas.

Y tanto a ella como a mí nos prohibieron estar con quienes amábamos.

Fue después de eso que llegué yo y solo hice las cosas peor.

Kiara y yo estábamos destrozados, uno junto al otro, cuando nos dimos cuenta que una luz nos caía en el rostro. Levantamos la mirada y ahí estaba nuestra solución: una abertura entre las rocas.

-Voy primero -le dije en la voz más baja que pude conseguir-. De todas maneras, ya no tengo nada que perder.

-Yo tampoco -me respondió.

Asentí y empujé las rocas con mi cabeza hasta abrir el suficiente espacio para que tanto yo como Kiara pudiéramos escapar.

Corrimos lejos de la Roca donde habíamos nacido, miramos a todos lados para revisar que nadie nos siguiera ni se hubieras dado cuenta de nuestra huida, y avanzamos a mayor velocidad a través de las praderas hasta llegar a una pequeña roca cerca de un lago. Conocía ese lugar, había jugado con Nico muchas veces ahí, habíamos hablado de tantas cosas juntos.

- ¿Kovu? -preguntó al aire mi hermana.

- ¿Nico? -la imité yo.

POV NICO:

Haber crecido en las Lejanías no fue para nada fácil, es por eso que siempre me gustaba escaparme de ahí y encontrarme con Will, desde que éramos cachorros. Incluso habíamos pasado muchas tardes con nuestros hermanos Kovu y Kiara, pero al crecer, preferimos quedarnos con quienes nos gustaban y no entre hermanos.

Sabía del plan de mi familia, era el menor de los hijos de Scar, era como un deber mío tener que ayudar.

Distrae a William, mantenlo lejos de su manada. Cuando sea el momento, Kovu hará su parte y asesinaremos a Simba. ¡Nuestra manada recuperará su honor!

Recuerdo las palabras motivadoras de mi madre, como olvidarlas. Pero tanto Kovu como yo habíamos dejado de actuar por beneficio de nuestra familia y habíamos comenzado a seguir a nuestro corazón ya hace un tiempo.

Incluso llegué a creer que, como él estaba siendo aceptado cada vez más en la manada de Simba, quizá, y solo quizá, podría convencerlos de dejarme entrar a mí también.

Sin embargo, toda esperanza se esfumó cuando llegué a las Lejanías y vi el desastre posterior al escape del padre de Will; según lo que mi mellizo me contó después, las ramas enormes y rocas cayeron sobre nuestro hermano mayor, aplastándolo, para que al instante nuestra madre desesperada hiciera lo posible para liberarlo, pero la mitad inferior de su cuerpo estaba atrapada y él parecía que apenas podía respirar. Murió poco después cuando nuestra madre le rompió el cuello con lágrimas en los ojos.

Ella, mi hermana y toda la manada nos acorralaron a Kovu y a mí, pues yo me había posicionado junto a él al entender lo que acababa de pasar mientras yo no estaba. Supe en ese instante que habíamos perdido y que una guerra vendría.

POV WILL

Seguí a mi hermana hasta una pequeña cueva entre grandes rocas, pero tampoco los encontramos ahí. Ambos sabíamos que, si habían exiliado a Kovu de su manada, Nico había corrido la misma suerte y estaría junto a él. Estaba aliviado porque al menos no lo habían desterrado, pero si hubiera acompañado a su hermano donde mi padre hubiera sufrido la misma suerte.

Los buscamos por todos los lugares en los que habíamos pasado tiempo, desde que éramos pequeños hasta cuando crecimos, pero cuando la noche cayó, nuestras pisadas se hicieron cada vez más lentas y ya no podíamos alzar la mirada del suelo. Mi corazón me dolía como nunca pensé que lo haría. Nico estaba prácticamente desterrado de las praderas, no podría mostrar su cara cerca de mi manada ni de la suya, estaba sin un hogar.

Caminamos a través de unos pastizales altos hasta llegar a una zona cubierta por lo que parecía ser polvo o blanco, como tierra de ese color sobre el pasto. Nos detuvimos en una colina pequeña y mi cuerpo se rindió, un enorme nudo en la garganta quería explotar.

Fue ahí cuando escuchamos pisadas tras de nosotros y percibí un olor inconfundible.

Me levanté al instante y, tanto Kiara como yo, nos dimos la vuelta.

Ahí estaban ambos, sonriendo aliviados al igual que nosotros.

-Nico...-murmuré y salí corriendo hacia él, olvidándome de mi hermana, olvidándome de Kovu, solo me importaba egoístamente al león de melena oscura que me hizo cuestionarme todo en la vida.

Solangelo One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora