Hetalia "Deseo de un gato" (PruCan)

Capítulo único

Pov's Gilbert

¡Maldita sea! ¡¿Por qué el asombro yo tiene que estar haciendo esto?! ¡Yo no voy tras las personas, ellas vienen a mí!

...Bueno, las gatitas vienen hacia mí. Aunque creo que esto es distinto, ¡no me rendiré!

Oh, ahí está otra vez. Esta vez, el grandioso de mí conseguirá que me mire.

-¡Meow, meow!- maullé repetidamente, tratando de captar su atención, pero no lo conseguía. Y creo que ya sé la razón. Llevaba unas cosas extrañas en las orejas, y podía escuchar desde aquí que salía ruido de ellos.

Gruñí. Ese chico canadiense no se me escaparía. ¡Conseguiré que me preste atención como que me llamo Gilbert!... O así me puso Matthew, ese lindo chico que llevo tiempo intentando que me mirase. Quería devolverle el favor por haberme curado la pata...

¡N-No es como si el grandioso yo no supiera defenderse! ¡Es solo que ese perro me tomó desprevenido y consiguió arañarme la pata! Cuando me lo encuentre de nuevo, se las verá con el asombroso yo...

¡Eh, se me escapa Matthew! Si no es por las buenas, será por las malas...

-¡¡Meoow!!- maullé bastante fuerte mientras tomaba impulso y saltaba a su espalda, pero justo en ese momento, él se agachó para recoger algo y pasé de largo. Quedé atrapado entre unos cubos de basura que habían ahí.

Cuando conseguí levantar la vista, pude ver como el rubio se iba alejando de donde estaba. No se había dado cuenta de nada de lo que hice.

Di un bufido mientras salía de entre todas esas bolsas que olían mal y me dispuse a seguirlo sigilosamente subido en una valla.

Ya sabía a donde iba, pero aún así me gustaba verlo caminar hacia ese extraño lugar donde va mucha gente a... creo que le decían 'estudiar'.

Cuando Matthew entró en esa casa gigantesca, mi asombrosa persona subió gracilmente a un árbol en donde se podía ver perfectamente la sala donde estaba. Y lo mejor es que ese chico estaba sentado al lado de ese cristal extraño.

Di un suspiro y miré la pata en donde tenía un trozo de papel raro... ¿Cómo se llamaba?

"Tranquilízate, por favor. Solo te voy a poner una venda, no te hará daño"

¡Ah, cierto! Matthew me había dicho que se llamaba 'venda', pero para mí sigue siendo un rollo de papel.

Me quedé observando cómo el joven que me cuidó durante un tiempo escribía algo en una cosa llamada libreta y escuchaba lo que decía un hombre que era el único que estaba de pie en la habitación.

Al ver que estaba concentrado, bajé del árbol y fui andando hasta el jardín grande que estaba en la plaza al que llamaban parque. Llegué y me dirigí a donde había un pequeño templo y me quedé observando el altar que tenía escrito "Nuestro guardián, el ángel Arthur".

-Meow- maullé junto con un suspiro- Por qué el no tan asombroso Matthew no repara en mí. Sólo quiero estar cerca de él y agradecerle todo lo que hizo por mí- pensé mirando fijamente la inscripción.

De repente, el altar comenzó a brillar intesamente y apareció en ese entonces un hombre rubio de pelo corto y ojos verdes con un traje blanco y llevaba una varita en la mano. No me impresionaron las alas que sobresalían de su espalda, sino sus gruesas cejas.

-¿Quién demonios es este tío?- pensé inmediamente al verlo ahí.

-Este 'tío' es el ángel de la guarda, Arthur Kirkland- dijo frunciendo el ceño.