Hoy desperté en la mañana cansado, cómo si no hubiese dormido nada, dejé escapar un leve suspiro, miro el despertador, las 6:30, a las 7:30 debía estar en la parada del bus, siempre la misma rutina, es un bucle que se repite una y otra y otra vez.
Fui a ducharme, una ducha de agua fría para espabilarme un poco, eso funcionó, mi hermano mayor Ismael me había dejado un café preparado, el tiene trabajo, por lo que sale antes de casa.
Después de vestirme, desayunar y cepillarme los dientes, agarro mi mochila para ir a clase, voy a una secundaria en el norte de Murcia, cómo siempre tomé el autobús, y llegué a mi escuela.
-Hey, ya has llegado pensé que no vendrías hoy- dijo Lorenzo bastante animado.
Lorenzo era mi único amigo, conversaba conmigo en los recreos y me ayudaba con la tarea.
-sí, casi pierdo el autobús- respondí en mi tono de voz normal.
-Tan frio como de costumbre- soltó en un tono de burla.
-no te burles- contesté a su "broma"-vamos Lorenzo, llegaremos tarde a la primera clase.
Llegamos a la clase, cómo de costumbre la profesora Muñóz llegaba tarde.
-disculpad la tardanza- entró la simpática Profesora Muñóz por la puerta muy animada- voy a proceder a pasar lista.
Cómo siempre pasó lista, nombre por nombre.
-Ethan Martínez Lorente- la profesora me nombró a lo que yo respondí con un simple "presente"- Ethan, ven a mi despacho después del recreo, necesito hablar contigo- comentó mientras me miraba con una alegre sonrisa, yo sólo asentí-
Pasaron las tres primeras horas de clase, y llegó la hora del recreo, tenía pensado quedarme en clase con Lorenzo como todos los días pero hoy era diferente.
-Ethan... ¿Te molesta si hoy en vez de quedarme aquí fuera con los demás chicos a jugar al fútbol?- preguntó Lorenzo.
-¿Eh?, Claro tranquilo, yo me quedo aquí leyendo- sonreí forzadamente ante mi respuesta.
Lorenzo salió por la puerta del aula, cuando está estuvo vacía subí mis mangas dejando ver unos cortes, iba a llorar pero un recuerdo me dio en la cabeza.
Flashback
-Ethan los hombres no lloran, eso es de nenazas- yo estaba atemorizado, mi padre era una persona muy bruta.
-Papá me duele- solté un quejido ante el golpe que recibí de su parte.
-Ethan tienes que saber defenderte-
Fin del flashback
Me contube las lágrimas, aunque sé que debo desahogarme, este no es el momento ni el lugar.
Bajé mi manga ocultando los cortes, no quería que nadie los viera, quería pasar desapercibido, que nadie notara que yo estaba mal, no quería preocupar a los demás.
Al pasar la hora del recreo me dirijo al despacho de la señorita Muñóz, ya que en la mañana dijo que quería verme, toqué la puerta.
-pasa, Ethan pasa- dijo la profesora.
Entré a aquel despacho, un despacho que me provocaba ansiedad, era como de 3 metros cuadrados, apenas entrábamos los dos en la sala, las paredes estaban decoradas con títulos que ella obtuvo gracias a estudiar, también había una estantería pequeñita, con libros de famosos escritores, entre ellos los clasicos, Julio Verne, Miguel de Cervantes entre otros, también había un pequeño aloe vera en una esquina, cosa que restaba espacio a la pequeña habitación, en medio de la sala había una mesa, que ocupada casi todo el espacio restante, además de dos sillas.
-¿Para que quería verme profesora?- la miré y ella me sonrió.
-verás Ethan, se que eres una persona un tanto diferente..., No sé si me explico, un tanto Antisocial- no me lo podía creer, mi profesora estaba intentando comprender mi punto de vista.
-bueno, sí, pero ¿me podría decir el motivo de esta cita?- contesté un tanto irritado.
-Dentro de unos días va a haber un campamento para socializar y tal- dijo con una enorme sonrisa- ¿te querrías Apuntar?- preguntó sin borrar la sonrisa.
-bueno..., Vale- contesté.
-bien- sacó una hoja de papel y me la dió- rellenala en tu casa con todo lo que te pide está, ya puedes retirarte Ethan- sonrió.
Me levanté de aquella silla y salí a mi aula, las tres últimas clases transcurrieron con total normalidad.
Tomé el bus, llegué a casa donde estaban mi hermano Ismael, mi Madre Mireia, y mi Padre José.
Puse la mesa y todos fuimos a comer, la comida era una Ensalada de Atún, algo ligero que digamos.
-bueno Ethan, ¿qué tal el día?- preguntó mi madre.
-se podría decir que bien- no levantaba vista de mi plato, era poca la comida de este, y aún así, no podía comerla, es decir, ¿Para que comerla si luego la voy a vomitar- mamá, la profesora de lenguaje me ha dado una hoja para una inscripción a un campamento, me a dicho que únicamente tengo que rellenarla, pero aquí pone que debes llamar a la agencia que se encarga de todo para que te den información- dije mirándola.
-oh, bueno, vale, rellena la hoja y luego llamo ¿vale?-me sonrió.
-Ethan los campamentos son de nenazas- dijo mi padre riendo, acontinuacion agarró la botella de vino y la rompió contra la mesa- ¡Un hombre de verdad no llora ni va a campamentos de nenazas!- gritó mi padre enfurecido.
-José, no trates así a el crío por Dios, dijo mi madre molesta.
Salí del comedor y fui directamente a mi cuarto, allí empecé a leer la Hoja.
-¿Nombres y Apellidos? Ethan Martínez Lorente, ¿Edad? 15, ¿Fecha de nacimiento? 27 de Julio, ¿Sexo? Masculino, ¿Tipo de sangre? 0 negativo- solo había que responder a esas preguntas.
Le dí el número que ponía a mi madre la cual contactó con ellos.
Días despues estaba camino a aquel Campamento, al llegar al lugar del campamento todo se volvió raro, era un simple edificio blanco el cual aparentaba ser viejo, estaba demasiado deteriorado.
-Carla Flores Hernández, Kadekian Martínez Espejo, Estela Suárez Garre, Carmen Saura Lopez, Silvia Ortiz Clemente, Helen Otis Martín, Ethan Martínez Lorente- todos los nombrados dimos un paso al frente- serán llevados a su respectiva sala-
Nos llevaron a una sala toda blanca, con micrófonos de locutor de radio, unas cuantas literas y un aseo, además había un altavoz en el medio de la sala.
-Escuchad, sois el experimento 19.850- salió una voz de aquel gran altavoz- todos los presentes levanten sé las mangas de sus sudaderas- ninguno lo hizo, solo se quedó presente el silencio, un silencio abrumador- ¡Es una orden!- todos levantamos las mangas de nuestras sudaderas.
Algunos tenían marcas de cortes recientes, demasiado recientes diría yo, otros simplemente cortes viejos, y algunos tenían pocos cortes, yo tenía recientes.
-sois el experimento 19.850, está será vuestra casa los últimos 8 meses-la voz desapareció, y reinó el silencio.
Sabíamos lo que pasaba, habíamos sido engañados, nuestros padres sabían para lo que veníamos, y aún así no se negaron, solo veo dos posibles salidas, aguantar los 8 meses, o no ser parte del experimento 19.850 acabando con nuestras vidas.
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La sala de los suicidas
RandomEllos son el experimento 19.850, no pueden huir pero quieren escapar.