Sabía que terminar con mi vida sería la solución a todos mis problemas, pero se me olvidaba algo, soy un cobarde, no tengo valor ni para matarme, ¿Qué se supone que debo hacer?, Jamás estuve ante una situación parecida.
-¿que tal si nos presentamos?- preguntó una chica con el pelo azul.
-bueno, me presento, soy Carla- comentó una chica con el pelo rubio, ella era bajita, 1.68 diría yo, tenía los ojos completamente Avellana, su nariz era arqueada hacia arriba, llevaba una camisa de cuadros, una falda negra, y unas botas negras, tenía dos agujeros en los lóbulos de las orejas, además, tenía un Industrial en la oreja izquierda, y un piercing en la lengua.
-soy Silvia- se presentó la Peliazul, llevaba unos lentes negros, sus ojos eran fascinantes, eran de un tono Azul verdoso, Eran simplemente preciosos, la chica tenia Acné, pero no restaba nada de su belleza, llevaba una sudadera Gris con detalles en verde, unos Jeans Marrones y unas Vans rosas, aparentemente no tenía perforaciones.
-Soy Kadekian, aunque la gente me suele decir Kadek- un chico con el pelo azabache habló, era el único chico aparte de mí, el era bajito, 1.67, o eso creo, su pelo azabache estaba rapado por los lados y la parte de atrás, pero dejaba un flequillo abierto que de vez en cuando lo ponía a modo de flequillo recto, lo que le resultaba incomodo, ya que el flequillo le llegaba hasta los ojos, tenía los ojos verde miel, bueno, un ojo verde miel, el otro era azul claro, llevaba un piercing en el labio, creo recordar el nombre de este piercing, vertical labret, llevaba dos dilataciones en los lóbulos de las orejas, eran de unos 6 mm, no muy grandes, además en la oreja derecha llevaba todos los pendientes que podía llevar, y en la izquierda un simple industrial, iba vestido con una sudadera negra con letras blancas, unos pantalones azules y unos zapatos sin marca.
-bueno, soy Carmen- una chica con el pelo castaño con una mecha color vino, era más alta que Carla, tenía los ojos verdes y ninguna perforación aparente, llevaba un jersey azul y unos pantalones también azules, además de unas sandalias doradas.
-Soy Estela- una chica, tenía el pelo Rubio, corto, muy corto, no tanto como Kadek pero si muy corto- tenía los dos pendientes en los lóbulos, y uno en el cartílago derecho, su ropa era un vestido negro de manga larga y sus ojos eran azules.
-soy Helen- no me percaté en el tercer barón de la sala, un chico también con el pelo azabache, largo, ojos azules, no me fijé en el.
En la sala, habían las camas justas para todos los que éramos, sabíamos perfectamente que esto no era un campamento, y también sabíamos que los profesores y nuestros padres estaban al tanto de esto, pero una pregunta no dejó de aparecer en mi cabeza ¿Cuántos de aquí estaban por tener un verdadero problema? Y otra pregunta más ¿Cuántos habrán venido simplemente para llamar la atención?.
-entonces, ¿Que te parece mi idea?- preguntó Carmen.
-¿Eh?, Lo siento, estaba perdido en mis pensamientos, y no te presté mucha atención- me asinceré ante ella.
-Da igual Ethan- murmuró la chica frustrada.
No le dí mayor importancia, hasta que un pensamiento me atacó, ¿Y si su pregunta era importante?, ¿Y si iban a escapar sin mí?.
Miles de preguntas estallaron en mi cabeza, empecé a notar que mi respiración fallaba, que no llegaba correctamente a mis pulmones, no pude hacer más que gritar.
-¡Sacarme de aquí!- gritaba una y otra vez en medio de aquel inoportuno ataque de ansiedad.
-Calmaté Ethan- intentó tranquilizarme Kadek.
Logré calmarme respirando hondo, sentía que en cualquier momento moriría.
-oye Kadek, ¿por qué tienes la voz tan afeminada? - preguntó Carla.
-no es de tu incumbencia-murmuró Kadek aparentemente cabreado.
-madre mía, la nenaza se cabrea- respondió Carla haciendo burla a Kadek.
-para- dijo Kadek Cortante.
-¿te da miedo que te podamos hacer algo niñita? - Kadek se lanzó encima de Carla y empezó a golpearla sin piedad, de un momento a otro estela intentó separarlos, Helen solo observaba el espectáculo.
-suelta a Carla- dijo Estela desesperada.
-¡A mi nadie me dice nenaza!- Le propina otro golpe por el costado de la cara-¡¿me has oído?! - gritó el azabache.
-Si, lo siento- contestó la rubia apunto de llorar.
Kadek se levantó de encima de ella y le dedicó una mirada de odio.
-si hace falta que te mate, lo haré- soltó Kadek.
Simplemente miraba atónito a aquel chico.
-¿ya? Que poco durais peleando- dijo Helen.
-no creemos más peleas por favor-dije ya cansado.
-bueno, vale, pero yo quería ver sangre- contestó Helen esbozando una sonrisa.
Me limité a mirarlo mal, no iba a perder más tiempo en el, mi orgullo no me lo permitiría.
No llevaba ni un día aquí, y ya estaba arto de todos, quiero irme, pero no quiero volver a casa, allí está mi madre, y ella sabía perfectamente que esto era un esperimento, una pregunta apareció en mi cabeza; ¿donde iría si huyo?, quise dejar de pensar y únicamente dormir, pero era imposible, había mucha gente en esa sala.
Dejé de pensar y sin saber cómo me quedé dormido.
-Ethan ya ha amanecido- dijo una voz femenina.
-¿eh?, buenos días Estela-dije intentando ser simpático, cosa que se me hace imposible.
-está el desayuno servido- dijo Carmen sonriendo.
-gracias pero no suelo desayunar- dije intentando sonreír, cosa que no salió.
-pero si no desayunas no tendrás fuerza para el dia- dijo Kadek mirándome preocupado.
-enserio no os preocupeis, desayunar Vosotros-dije sonriendo.
-bueno, vale- soltó Kadek poco convencido.
Ellos desayunaron, yo solo seguí en la cama mirando el techo buscando manera de salir de este sitio.
Seguí pensando, y al final me di cuenta de que me estaban hablando.
-Ethan no me contestas. ¿Estás bien?- sonó la voz de Kadek.
-¿eh? Si, solo estaba pensando en mis cosas. ¿Que decías?- dije intentando parecer amable, cosa que era imposible en mis circunstancias.
-hay una llave, no se que abre, ni siquiera sé si abre algo, pero si lo abre tiene que haber algo que nos ayude a salir de aquí- dijo el mirándome a los ojos, sus ojos tenían un brillo de emoción precioso.
Antes de poder seguir con nuestra conversación entró un hombre con bata blanca a la sala.
-Les dejaré dar una vuelta por el recinto- soltó de mala manera aquel tétrico hombre, el cual nos miraba de uno en uno, pensé que esperaría una respuesta de nuestra parte, pero no fue así, prácticamente nos obligó a salir.
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La sala de los suicidas
RandomEllos son el experimento 19.850, no pueden huir pero quieren escapar.