Mátaia

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Unos años atras...

Se cuenta que una vez había trece dioses en el Olimpo*, además de los conocidos: Hera, esposa de Zeus y reina de los dioses; Hermes, mensajero de los dioses; Poseidón, dios del mar; Apolo, hijo de Zeus y hermano mellizo de Artemisa, dios de las artes, el arco y la flecha; Artemisa, señora de los animales; Hefesto, dios del fuego y la forja; Deméter, diosa de la agricultura; Afrodita, diosa de la belleza y el amor; Ares, dios de la guerra; Hestia, diosa de la cocina, la arquitectura, el hogar, o, más bien, del fuego que da calor y vida a los hogares; Atenea, diosa de la paz, la civilización, sabiduría, estrategia, de las ciencias, de la justicia y de la habilidad; y Zeus, el cual era el "líder" de todos los dioses, padre de todos los dioses y hombres, y rey del Olimpo.

Pero antiguamente pocos saben del treceavo dios del olimpo, Mátaia, el cual era vanidoso, egoísta, avaricioso, en el olimpo nadie lo quería ya que siempre quería estar sobre todos, muchas veces bajaba a el mundo mortal sin permiso y hacia someter a muchos humanos a él, a veces quería retar a otros dioses que se encontraban en la tierra y nunca nada acababa bien, tanto así que Zeus tuvo que tomar una decisión, lo reto a un enfrentamiento, y como debía esperarse, él acepto, Le dijo que si ganaba le iba a dar tierras por donde proclamarse dios, de lo contrario le entregaría sus poderes y seria desterrado al mundo humano. Mátaia estaba seguro de sí mismo, mas como fue de esperarse, al Zeus mostrarse en todo su esplendor soltando rayos y emanando una fuerte luz que logro cegar al otro Dios, tuvo la oportunidad de atacar, el vanidoso y engreído dios no pudo hacer mucho y pocos minutos después yace tendido en el suelo, Zeus volvió a la normalidad, y con aun el contrario inconsciente le arrebato todos sus poderes. O eso creía el, lo que no sabía era que Mátaia siempre tenía un plan B, y que había dejado por ahí un colgante donde guardaba parte de sus poderes. Lo había dejado escondido en el templo que había hecho construir a una ciudad yace unos años atrás, más la ciudad había sido destrozada, se habían querido revelar hacia él, y no iba a permitir eso...

Entones Zeus hizo lo acordado, lo llevó a una parte perdida de Europa donde no había mucha población y lo dejo a las puertas de un pueblo, se hizo invisible al ojo humano y pudo observar cómo la gente del pueblo se encontraba con él e intentaban despertarlo. Aunque no lo lograron, al ver que respiraba decidieron llevarlo adentro, luego de eso Zeus se fue nuevamente al Olimpo, después de todo él ya no suponía una amenaza.

Unas horas después Mátaia se despertó y se encontró en un lugar desconocido. Vio un poco la habitación hasta que recordó lo sucedido, se sentó en el borde de lo que se podía llamar cama algo alterado, quiso utilizar sus poderes, pero como lo supuso, no pudo. Maldijo y entonces diviso una nota cerca suyo, la abrió y leyó "Como acordamos, desde ahora serás un mortal más, desde ahora te llamaras Basil". Arrugó la nota y maldijo, él nunca iba a ser un inmundo mortal más. No, no podía ser, él era un Dios! El Dios más poderoso! Pero de repente recordó el colgante y se tranquilizó. Tenía que recuperarlo, pero, primero debía saber dónde estaba.

Y justo al pensar eso se apareció una joven con una charola con lo que parecía ser comida, al verlo despierto se sorprendió, lo saludo y le acercó la comida él iba a decir algo pero luego recordó que no tenía sus poderes y no podría encontrar solo el colgante, así que agradeció y se presentó: "me llamo Basil"

Así pasaron un par de semanas, se recuperó, ya que por la pelea había quedado sin fuerzas, y reconoció la zona, estaba cerca de la antigua ciudad que había destrozado, por lo cual no sería difícil encontrar el colgante. Y así que un día, después de hacer unas tareas que debía hacer para que los habitantes lo dejaran vivir ahí y le dieran alimento, tomo un caballo del establo sin que se dieran cuenta y partió hasta su destino. Una vez allí entro, lo noto un poco descuidado, pero pudo reconocer el lugar donde había escondido aquel colgante. Tiró del soporte de una antorcha para luego girarla viendo como el trono desde el cual una vez había reinado se movía. Se dejaron ver unas escaleras que llevaban hacia una especie de sótano, al bajar, las antorchas se iban prendiendo a su paso y al llegar al final de éstas pudo ver su guarida. Caminó por unos pasillos hasta llegar a una gran puerta, la abrió y allí lo vio, estaba en perfecto estado, tal como la última vez que lo había visto, dio un par de pasos hasta estar al frente de éste, lo observó y finalmente lo tomó con sus manos sintiendo una corriente eléctrica recorrer estas, pasando por sus brazos y terminando en su columna vertebral. Sonrió. Al fin iba a volver a tener sus poderes, se lo puso y presiono un poco la gema que se encontraba en este tomando un poco de su energía. Probó y pudo mover cosas y usar un poco sus poderes, mas eran débiles, sabía que iba a tardar el que volviera a ser tan poderoso como antes, pero lo lograría.

Sabía que no iba a poder vencer a Zeus, pero por ahora le bastaba con reinar por las zonas cercanas. Tenía planeado ganar cada vez más espacio, si no podía ser el Dios más Grande del Olimpo, al menos seria el Dios más Grande y Poderoso de la tierra.

Unos meses después quiso ir a la aldea donde Zeus lo había dejado, más se sorprendió al ver a una extraña criatura, más los habitantes de Anexártita, que, así se llamaba aquella aldea, no parecía molestarle su presencia, mas, veían como lo trataban muy bien, logro escuchar a algunos hasta agradeciéndole. Él se enojó, solo a él debían alabar, entro a la aldea con sus ojos emanando Luz, muchos lo miraban sorprendidos, y la chica que le había ayudado se acercó un poco asustada y preguntó: "¿B-asil?" a lo cual el la miro serio, rió cínicamente y dijo en voz alta "Yo no soy Basil, Soy Mátaia, ¡Mátaia! Malditos mortales, y solo a mi han de alabarme". Vio la cara de miedo de todos, pero se encontró con los ojos carmín de esa criatura la cual lo miraba fijamente ". Y tú qué piensas hacer, ¿eh? Inmunda criatura" se burló, la criatura pareció no escucharlo, se acercó a pasos firmes y chirrió algo fuerte, lo que hizo taparse los oídos de muchos y sacarle un gruñido a Mátaia. Él entendió, rió un poco y decidió aceptar el reto, quiso lanzar un recipiente hacia la criatura pero esta lo esquivo rápidamente, los aldeanos corrieron a esconderse, la criatura atacaba con sus tentáculos mientras esquivaba los ataques del Dios o se protegía con sus alas, en una de esas logro atraparlo con sus tentáculos, y el Dios al no tener aun al 100% sus poderes no pudo hacer mucho más, quiso lanzarle cosas con la mente pero la criatura sostuvo su cabeza haciéndolo mirar a los ojos y así entrando en su mente evitando que utilizara sus poderes, con otro de sus tentáculos arranco su colgante y lo lanzo lejos hacia las montañas por lo cual le fue más fácil controlar su mente. La criatura envolvió ese tentáculo sobre su boca evitando que gritara y comenzó a atormentarlo, lo asfixió y lo soltó. Todos salieron aliviados, creyendo que estaba muerto, pero lo que no sabían era que esto recién empezaba. Un rato más tarde un par de hombres fueron los encargados de sacar el "cuerpo" y tirarlo lejos por las montañas.

Lo que no sabían era que Mátaia estaba vivo, y buscaría venganza.

*Olimpo: nombre del monte donde, según la mitología griega, residían los dioses. Proviene del griego ῎Ολυμπος (Ólympos), que significa 'el luminoso'

*"μάταια" (Mátaia) significa vanidoso en griego

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2018 ⏰

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