Ese momento en el que la gota derrama la copa, cuando ya lo haz intentado todo, y por más que lo intentaste no pudiste salvarte a ti mismo, cuando en vez de luchar en contra de ese dolor que sientes decides hundirte en el.
Sin darte cuenta ya estás en donde tanto temías estar. Al fin entiendes a esas personas que tanto juzgabas por autolecionarse a sí mismas. Y te das cuenta que en realidad esas personas no quieren morir, que su mayor deseo es dejar de sentirse de esa manera tan miserable.
...y por más que intentas pedir ayuda, no puedes, debajo de tu sonrisa falsa pides a gritos que te ayuden, que te salven, pero esos gritos no te ayudan para nada, porque son gritos silenciosos...