Día 23.

1.1K 76 4
                                    

No sé como continuar...

Quisiera dejar de pensar.
Quiero dejar de cuestionar cada una de mis acciones.
Me dijeron que me veo mejor...
¿Acaso al fin aprendí a ocultar que estoy mal?

Quiero sentirme viva sin necesidad de arriesgar mi vida.
Quiero dejar de verme débil; vulnerable.
Quiero seguir, pero no tengo motivos para continuar.

Tengo miedo de lo que depara el futuro.
Tengo miedo de seguir perdiendo seres queridos.

(¡Qué irónico! No me da miedo morir, pero el pensamiento de que otras personas mueran me aterra)

Quisiera decir que deseo que me salven.
Quisiera decir que no me quiero ir.
Pero ya no puedo...
Ya no puedo seguir.

Si tengo algún motivo para seguir, ¿por qué no lo encuentro?

Me dan la espalda,
Yo sigo dándoles la mano.
Me lastiman,
Yo pido perdón.
Me dañan,
Yo seguiré preguntando si están bien.

Ya entiendo porqué me tratan de idiota.
No aprendo.
No he aprendido.
Supongo que nunca lo haré.

No quiero seguir estando triste,
pero una parte de mí sigue abrazando esa tristeza.
Una parte de mí la abraza como si fueran mejores amigos.
Una parte de mí la extraña.
Una parte de mí le permite seguir en mi vida.

Mientras que la otra parte de mí la odia.
Esa parte de mí que a pesar de la eterna locura sigue estando cuerda.
Esa parte de mí que piensa en otros antes que en mí misma.
Esa parte de mí que llora cada vez que alguien se aleja.
Esa parte de mí que no soporta ser temporal.
Esa parte de mí que quiere luchar por la felicidad que quiero,
es la sombra de mi tristeza.

Suéltame.
Permíteme caer.
Déjame llorar.
Deja que recoja mis pedazos.

Tal vez perdiéndome, encontraré lo que busco.
Tal vez rompiéndome, logre recuperarme.

Después de tanto tiempo de encerrar mi corazón,
mis latidos están rompiendo los muros.
Están tratando de ser escuchados,
están pidiendo ayuda,
ellos sí quieren ser salvados.

Dime,

¿los escuchas?

365 días de tristezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora