Día 25.

712 39 2
                                    

Sentimientos oscuros y un vals eterno

Una noche de invierno,
la encontré;
lucía perdida, 
tan sola, 
tan callada, 
tan hermosa.

Me acerqué
 y cuando nuestras miradas se encontraron
pude ver que el miedo incrementaba con mi cercanía.
Temblaba.
No sé si de frío o de miedo.

El frío de la noche calaba mis huesos,
a pesar de tener mi abrigo puesto.
No dude ni un segundo en quitármelo.
Lo puse sobre sus hombros y le sonreí.

Hablamos;
le comenté mis sueños y mis penas.

La invité a una fiesta,
y, después de suplicarle bastante,
aceptó acompañarme.

Llegó el día. 
La busqué por todo el lugar,
Mientras todos bailaban la hallé viéndome desde un rincón.
Sonreí y me acerqué.
Le ofrecí bailar un vals, 
y me arrastró a la pista de baile.

Nos acercamos, 
empezamos a bailar lentamente.
Bailamos. Reímos. Disfrutamos.

Luego de un rato bailando salimos a caminar,
ella tomó mi mano
y me agradeció por la noche sensacional. 

Se acercó a mis labios, 
yo contuve el aliento mientras se acercaba.
Antes de besarme susurró:
"Hace mucho que nadie bailaba con la muerte..."
Y me besó.

Todo se volvió negro. 
Mientras el cielo cambiaba de colores al amanecer,
desperté.
Me sentía confundido, 
metí la mano en mi bolsillo y hallé una nota.
En ella se leía:
"Gracias por tratarme tan humana,
así que te di otra oportunidad.
La siguiente vez que bailemos, 
conmigo te irás."

Desde ese día he estado tratando de verla otra vez.
Se podría decir que soy amante de la muerte.
Estoy enamorado de ella y la vida daría por ver sus ojos otra vez.
Moriría por ella. 

Porque vivo por verla.
Aún si debo morir para tomar su mano.

365 días de tristezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora