Cap. 2

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Al día siguiente...

Estaba totalmente dormida cuando comencé a escuchar que alguien me llamaba pero pensé que solo eran ilusiones en mi cabeza.

Media hora después escuche como la puerta del cuarto donde estaba mi celda se abría y cerraba con cuidado.
Solo abrí mis ojos lentamente y era ese chico nuevo, de seguro ya tenía fijo el puesto como mi vigilante después de lo que paso con el otro pero la verdad no me interesaba en lo más mínimo y me voltee estando acostada en el suelo dándole la espalda al chico que se acercaba a los barrotes de mi celda.

- Haiby, ¿estás despierta?- me dijo con una voz algo gruesa que quería sonar imponente pero se veía la lastima en su tono de voz...

Al escuchar que mi nombre era pronunciado por un demonio me daba repugnancia, nadie se atrevía a llamarme más que solo prisionera... la única y última vez que un demonio me llamo por mi nombre término con una cruz clavada en la muñeca y un severo trauma al haberse adentrado en mis ojos que le mostraron sus peores pesadillas.

No le di importancia alguna y solo lo miré de reojo haciendo parecer que estaba dormida.

- Haiby se que estas despierta- afirmo con seguridad sosteniendo una bandeja de comida- oye toma, es hora de comer.

Al oír esas palabras sentía que mi estómago se revolvía del gran asco que sentía pues a los prisioneros les daban de comer tripas de animales y para tomar no era agua sino la sangre de los propios animales, me enojaba que me siguiera llamando por mi nombre como si le hubiera dado el derecho así que me levanté y vi su cara de alivió pensando que iba a recibir la comida.

Narra el chico

Cuando se levanto pensé que tomaría la comida amablemente a pesar de su cara de enojo pero para cuando ya estaba cerca me había tirado la bandeja encima bañando mi uniforme de sangre y tripas lo cual que me daba un poco de asco por el olor pero podía soportarlo...

Me sentía furioso por su arrogancia y sin darme cuenta mis ojos rojos habían empezado a brillar mostrándose a la vista mis grandes alas abiertas en forma de amenaza pero ella no había tardado en reaccionar con sus ojos amarillos mostrando ese iris de gato igual a los míos que penetraban profundamente entre sí y sus hermosas alas blancas las cuales nunca guardaba hicieron igualdad con las mías en tamaño y y posición...
No se que paso pero al escuchar voces ambos separamos la mirada y yo guardé mis alas mientras que ella solo las cerraba. Salí a cambiarme y volví para seguir con mi trabajo.

Sus alas son como las mías...
Será que tiene algo que ver...

Ángeles Y DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora