El tutor francés de Minho tiene una sonrisa perfecta.
Tal vez no sea exactamente su sonrisa – él sonríe bien – es realmente es su media sonrisa lo que captura a Minho. Lo ha atrapado tres veces hasta ahora. Es raro, a plenitud, una experiencia casi mística que silenciosamente lo frena cada vez. Jonghyun sonríe a medias y sorprende a Minho quien finalmente ha logrado memorizar sus preposiciones.
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La primera vez que la vio fue por accidente. Llegaba diez minutos antes de su segunda cita en la biblioteca. Apenas conocía a Jonghyun, apenas recordaba cómo se veía en su reunión anterior, además de su majestuoso cabello y sus ruidosas zapatillas. Se habría sentado y esperado, pero había alguien más en la tranquila habitación. Era más alto que Jonghyun – bueno. Todos eran más altos que Jonghyun.– Pero eso no era lo importante, sino la comisura de esa sonrisa, sus labios se curvaban, mientras le decía adiós al extraño con una ceja levantada coquetamente. Minho fingió no darse cuenta de lo educado y formal que se veía Jonghyun cuando cruzó la estantería. Era menos que una máscara deslizándose en su lugar y más como el golpe seco de una guillotina.
Maldito francés.
Jonghyun era un maestro hipócrita, por supuesto. Era un nativo, un inmigrante de Toulouse que hablaba mal el coreano, pero supuestamente eso solo lo hacía un mejor tutor. Él solo hablaba francés alrededor de Minho. Maldecía en francés y en coreano cuando no lograban entenderse, entre algunas explicaciones vacilantes: "No, no. Esta palabra antes de esta palabra..." o "Has puesto el acento en la letra incorrecta, va aquí, ¿de acuerdo? "o" Estás equivocado, pero lo entendí, así que está bien si me lo dices así."
Todo estaría bien si Jonghyun no tuviera un acento increíble, o una fina capa de colonia colgando alrededor de su clavícula, o esas venas que se flexionaban y rodaban sobre sus bíceps mientras se inclinaba sobre la mesa para agarrar un libro. Minho nunca había trabajado tan duro o se había distraído más. Lo peor era tratar de averiguar exactamente cómo olía su cabello sin lucir como un enfermo mientras hacía malabares con los participios y la pronunciación.
A veces, Minho se preguntaba si debería decirle a Jonghyun que se le había enredado la lengua, y que debería enseñarle la técnica adecuada para moverla, pero no.
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La segunda vez que vio la sonrisa, Minho casi se ahogó con su barra de proteína. Recién salía del gimnasio, después de haber tenido que mover su entrenamiento para poder cuidar de los perros de Kibum durante el fin de semana. Entró deprisa en la biblioteca, incómodo con su muda de camisa porque no había tenido tiempo de ducharse y Jonghyun tal vez sentiría el olor de su cabello y todo sería vergonzoso y terrible.
Se deslizó en su asiento sin encontrarse con la mirada de Jonghyun, pero los dedos que golpeaban su brazo le hicieron levantar la cara, por los modales. "Bonjour, Jonghyun."
"Salut" Los labios de Jonghyun habían quedado atrapados entre sus dientes, y Minho debería haberlo sabido, debería haberlo visto venir. Pero estaba demasiado ocupado desenvolviendo su barra de proteínas para tener una excusa para no hablar, arrancando la esquina y masticando rápidamente. Podía sentir sus ojos enfocados en la boca de Jonghyun, pero cada vez que trataba de apartar la mirada, la lengua de Jonghyun salía disparada o sus dientes aparecían y, bueno, apartar la mirada simplemente no era posible.
"Así que de aquí es de donde provienen tus músculos". Por supuesto, la dicción de Jonghyun mejoraría justo a tiempo para darle un ataque al corazón a Minho. Un paro cardíaco inducido por su sonrisita y asfixia con su barra de proteína. "Hueles a hombre" añadió, y se rió cuando Minho se veía (presumiblemente) consternado. Eligió no responder, solo se quitó el húmedo flequillo de la frente con una mueca.
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Cosas Pequeñas y Simples. [Jongho]
FanfictionViajando entre los diferentes AU de las historias publicadas en mi perfil.