"Amor en Silencio" - Capítulo 4

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Era una chica rubia de ojos celestes la que en ese momento bajaba de aquel tren en Londres. Ella era muda por una ocasión desagradable que había sufrido recientemente.

En la estación de trenes que se bajaba ella, estaba él. Un chico rubio de ojos celestes, un poco menor que ella y que a su vez era mudo hacía muy poco tiempo por situaciones que lo habían afectado. En ese momento, estaba solo escuchando música con sus auriculares.

Ella miró al chico mientras seguía caminando; los dos sonrieron. Lo que no sabía era que él también era mudo y que los dos habían sonreído porque no sabían comunicarse a través de signos.

Al día siguiente, la joven bajó del tren y vio devuelta al mismo chico; esta vez, tocando la guitarra frente a todos en la estación. A su costado, se encontraba una gorra repleta de monedas.

La chica se quedó mirando el "espectáculo" sin embargo, media hora después, todos se habían ido, excepto ella, que se había quedado mirándolo a los ojos mientras el chico guardaba su guitarra en el estuche.

Cuando se dio cuenta de que ella lo estaba mirando, le sonrió. Hubo un momento, unos pocos segundos en que los dos se miraron.

La mujer le señaló un letrero que estaba detrás de él; era un afiche de una cafetería. El joven entendió claramente lo que quería decir. Quería ir con él. Los dos fueron. La cafetería estaba en silencio, como ellos. En ese instante, la chica pudo comprender que él también era mudo.

Todos los días siguieron igual, ella iba a visitarlo a la estación mientras que él la esperaba.

Después de repetidas veces que ella lo invitó a él, comenzó una relación; una relación de amor.

Se reunieron otra vez en la cafetería. Iban a hacer lo mismo de siempre, transmitirse emociones y sentimientos, pero esta vez de una forma diferente.

Se besaron. Parecía que habían olvidado todo lo malo que les había ocurrido. Todo el lugar se había difuminado. Parecía que estaban en otro lugar; en un lugar feliz. Solo quedaban ellos. Una chica y un chico.

- Te quiero- le dijo ella.

En ese momento, todo volvió a la realidad. Seguían ahí, en la cafetería. Todos estaban charlando fuerte, excepto ellos, que estaban en silencio.

- Yo también – le dijo él, y pudieron comprobar que los dos habían hablado, que no estaban viviendo en otro mundo, que habían dejado de ser mudos, que los dos se amaban, que en el fondo los dos habían vivido un amor en silencio. 

El Lugar FelizWhere stories live. Discover now