Tarde bipolar

8 1 0
                                    


-Sinceramente no te entiendo- dijo Ivett mientras caminábamos rumbo al salón donde se encontraban nuestras cosas.

-¿Por qué? ¿Ahora que hice mal?- pregunte mientras buscaba con la mirada a mi chico misterioso.

-Según tú, te gusta el chico que va en tu grupo pero te habla o algo por el estilo y eres la persona más seca del mundo-

-Lo siento mucho, no es personal, solo tal vez no se como actuar- comente como por décima vez esa frase que ya utilizaba de pretexto.

Al parecer todo mi grupo se había enterado que me gustaba aquel chico, y por más que quisiera, tendría que seguir con la mentira, pues estaba  decidida a que nadie de la prepa sabría de mi chico misterioso o al menos que causaba interés en mi, el único problema era que Eric parecía no importarle mucho eso, y seguía tratándome como si no pasara nada, lo cual me obliga a fingir que me ponía nerviosa o algo así, sin embargo todos mis intentos eran inútiles ya que siempre, termina siendo cortante o demasiado ¨seca¨ como diría Ivett.

-Tierra llamando a Ana...-comentario que fue acompañado de un leve pellizco

-Oye, ¿qué te pasa?- comente mientras la volteaba a ver con cara de enojada

-Lo siento, pero empezaste a divagar como antes y eso me desespera- dijo mientras entraba detrás de toda la bola de chavos al salón 

-Lo siento, es que tengo muchas cosas en mente y no se bien a donde divaga mi mente- comente acompañándola cuando sin previo aviso me tropecé en la puerta con él, acompañado de uno de sus amigos.

-Lo siento, adelante- fue lo que escuche decir mientras nos daba el paso

-Muchas gracias- fue la única contestación que recibió de parte de Ivett mientras yo solo lo veía como estupida mientras una rara pero gran sonrisa se formaba en mi cara.

-Ya vez- dijo viéndome con cara de frustración a lo cual yo solo correspondí con una cara de duda la cual fue inmediatamente entendida - Eric te saluda y hasta intenta hablarte, y a duras pena una sonrisa le das, en cambio ese wey solo nos dio el paso y hasta con cara de felicidad sales, ¿enserio te gusta Eric?

-Este...bueno que quieres que haga, vengo recién salida de una escuela donde solo había mujeres, perdí el contacto con chavos de mi edad, no se bien como actuar- dije sacando de la nada esa rara y algo estúpida justificación.

-Bueno tienes razón, estas recién salidita- dijo ella mientras se reía. 

¡Genial Ana!, ya te estas metiendo en otro problema aun mayor.

¿Pero que tienes? ¿por qué me causas tanto interés? ¿qué hay de especial en ti?, llegaban a mi todas esas preguntas y un poco más, solo me le quedaba viendo intentando descifrar el porque estaba pasándome eso a mi, como si el solo verlo me diera las respuestas, como si el pudiera arreglar lo rota y olvidada que en ese momento me sentía.

*********************************************************

El camino a casa hasta el momento había sido tranquilo, después del evento, solo firmarnos  y escuchamos la nueva canción que trabajaríamos regresando de vacaciones, claro también me quede un momento más hablando con Ivett y Judith pero en realidad no se me hace algo demasiado relativo para poderles contar.

Mientras estaba en el camión, una pequeña imagen rompió mi pequeño momento de estabilidad en el que ya por fin me encontraba, ya que en algún momento decidí ver por la ventana del camión, y este varado en el trafico me dejo ver a una mamá con su hija, caminando de la calle tomadas de la mano, eso hizo que recordara la existencia de las hojas que traía en mi mochila las cuales por un momento decidí sacar para comenzar a leer.

 Estado de cuenta...Hospital y clinica ABC.

Paciente, Maria de la luz Luna Rubio.

Fecha de internamiento Sabado 19 de Noviembre de 2016, hora 11:35 a.m. 

¿Pero que diablos es esto?

 "Me voy antes de las dos semanas, porque tu tía empeoro Belencita"

Pensé que no habría mentiras entre nosotras, razonaba aquella frase mientras algunas lagrimas empezaban a asomarse por mis ojos. 

Noches en terapia intensiva cuatro.

Esto  no podía ser, esto no podía estar pasando. Intentaba no llorar o inclusive que mis lagrimas no se apoderaran de mis ojos, pero todo fue en vano cuando leí esa ultima frase.

Próxima operación para la intersección de catete 20 de diciembre del 2016.

La estaba perdiendo, sin más, la perdia y mis hermanos solo me estaban mintiendo.

-Señorita, ¿se encuentra bien? - me comento una señora mientras me miraba con preocupación. 

-Este... si lo siento, muchas gracias por la atención- comente mientras borraba las lagrimas con mi mano y le ofrecí una sonrisa a aquella señora.

-Esta bien, pero recuerde que no existe problema tan grave que no tenga solución- comento para después irse sin antes apretar mi hombro en forma de apoyo.

************************************************************

¿DONDE CARAJOS ESTAS? ,¿YA VISTE LA HORA?, ¿POR QUÉ DIABLOS NO HAS LLEGADO A CASA?, NOS TIENES MUERTOS DE LA ANGUSTIA, MALDITA SEA BELEN CONTESTA EL MALDITO TELÉFONO. 

Esos y un tanto mas de mensajes llegaban a mi teléfono, mientras iban acompañados de un millón de llamadas de mis hermanos, las cuales sin dudar seguía rechazando.

Después de aquella rara platica con la señora, decidí bajarme del camión y caminar un buen rato por la ciudad,  lo cual no era mucho de miedo, ya que conocía de memoria los rumbos por los que iba.

Luego de media hora caminando, me  percate que había logrado llegar a un viejo pero muy lindo parque de la colonia Nápoles, al cual mamá solía llevarme cuando visitábamos la tintorería. Así que decidí sentarme en una de las mesas donde solía descansar junto a  mamá mientras ella me contaba miles de historias fantásticas.El tiempo sentada ahí se me había pasado volando, ya que cuando por fin  recordé ver mi reloj, este ya marcaba las 9:30 de la noche, lo cual me había sorprendido, pero no tanto.

Bastante desanimada me levante y empece a caminar rumbo a casa, ya que esta no quedaba tan lejos del parque, cuando recordé  ver mi teléfono, logre darme cuenta de los miles de mensajes y llamadas de mis hermanos.Pero por alguna extraña y muy rara razón preferí apagar mi teléfono, mientras seguía recorriendo las calles de aquella colonia.

Intentaba mantener el control ante mi situación pero era inútil ya que en cada esquina un recuerdo mas se apoderaba de mi, dándome unas inmensas ganas de simplemente sentarme ahí y llorar hasta no mas poder, pero algo muy adentro de mi solo me daba un pequeño impulso a querer seguir, a poder llegar a casa.

Después de haber caminado como veinte minutos más, logre llegar a casa. 

Ahí estaba, enfrente del gran portón blanco, esperando que en cualquier momento uno de mis hermanos  abriera la puerta y me recibiera con una gran castigo. Lamentablemente eso no paso, tuve que entrar por mi cuenta, y peor aun, caminar el dirección a la entrada principal. 

Cuando llegue a ella, solo me detuve y me quede admirándola, imaginado todas esas veces que llegaba inmensamente feliz  y corriendo, para llegar a saludarla, a poder abrazarla, o lo que en los últimos días pasaba, ha hablarle de él... 

  -¡Ahí estas! Ven princesa...-





¿Enamorada sin ser nada?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora