Un simple viaje

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La sensación es repulsiva tal como siempre, mi garganta arde y no hay nada que pueda hacer en este momento, solo me queda continuar en lo mío. La nueva arcada me invade por completo, el desayuno o quizá la cena de la noche pasada terminan en el suelo junto a la demás porquerías que llevo vomitando desde hace un par de minutos. Cuando finalmente el vomito deja de salir, uso la manga del abrigo para limpiar la saliva que queda en la boca, no es ninguna sorpresa notar la cercanía del labio superior algo húmeda; paso el pulgar por la sustancia que mancha la piel y al examinarlo noto que es sangre, siempre es sangre.

- Vaya mierda...

La jaqueca no me dejaba regresar del todo a la realidad, el dolor siempre era más agudo cuando los cambios eran grandes... y esta vez debía ser algo realmente grande. Pasé las manos por mi rostro cuando estuve recostado en la pared más cercana, poco a poco pude analizar el sitio en el que me encontraba; parecía ser una habitación normal, las paredes tenían un común color blanco y por la ventana entraba la luz del día, en un rincón había una guitarra de color negro y varias hojas con lo que parecían ser partituras.

Aquel simple objeto ocasionó que el dolor regresará con mayor fuerza, sujeté con fuerza mi cabeza como si aquello fuese a solucionar el problema. Cerré los ojos a medida de que imágenes llegaban como un rayo a mí, se suponía que debía conocer aquella guitarra y aquellas partitura. Podía ver como en el pasado había escrito aquellas notas, como había tocado hasta dejar de sentir la maldita mano.

- Basura... todo eso es basura. - Susurré respirando con dificultad, el dolor aminoraba de nuevo y me permitía pensar.

Volví a secar el nuevo hilo de sangre que caía por mi nariz con el pulgar, con el paso de los años había conocido a mucha gente que decía que olvidar era doloroso, pero ellos no sabían una mierda, recordar era doloroso y el resto son tonterías. Con cierta dificultad y ayudándome de la pared me coloqué de pie, debía obligarme a reaccionar rápido, si alguien me encontraba así no le podría explicar lo que realmente ocurría.

Caminé un par de veces en círculos por la recamara examinando todo lo que había allí , afiches de música, cuadernos con canciones escritas ¿Acaso no había nada divertido allí? Hasta la vestimenta que estaba en el armario resultaba desconocida, no entendía porque demonios habían camisas tan elegantes en lo que parecía ser el escondite de un músico reprimido y deprimido. Llevé la mano a un bolsillo oculto bajo el abrigo para tranquilizarme al sentir el tacto del objeto que guardaba allí, con calma retiré una libreta roja y leí las primeras líneas asegurándome que todo seguía igual "Diario de viajes."

Tome un bolígrafo rojo del escritorio de la habitación y escribí algo corto en la libreta, con el tiempo había aprendido a resumir todo lo posible lo que debía saber "Caí en un sitio asqueroso...espero no ser un suicida." Y acto seguido volví a guardar la libreta en el compartimiento oculto de mi ropa, aquel simple artículo era el único pilar que sostenía mi cordura a día de hoy.

Estaba por salir de la habitación cuando un ruido me llamó la atención, giré la vista hasta las sabanas de la cama para ver como un aparato redondo vibraba y emitía una extraña luz, aquello parecía un espejo de los que suelen usar las mujeres para maquillarse... solo realizaba acciones similares a...

-¿Un teléfono? - Me acerqué hasta la cama y observé con más detenimiento el aparato, en lo que supuse era la pantalla estaba la foto de una joven de cabellos rojos, en la parte inferior aparecía escrito "Elizabeth".

Tomé el dispositivo y lo levanté a la altura de mis ojos, tenía tres botones en los bordes de su estructura y una especia de rueda. Le di un toqué a la pantalla y para mi sorpresa no sucedió nada, por lo visto aquella cosa no disponía de la función táctil; dejándome llevar por la típica curiosidad presioné uno de los botones de los costados, aquello solo causó que la pantalla se oscureciera pero no que la cosa dejase de vibrar, el siguiente intento con otro botón pareció dar mejor resultado, el dispositivo se detuvo y la pantalla volvió a iluminarse, aunque ya no aparecía la foto de la joven, solo se podía leer "Conectando".

El viajeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora