Capitulo 3

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Capitulo 3

La Joven Jedi caminaba por los pasillos del Destructor Estelar (La república mantuvo las naves y tecnología que quedó del Imperio en su armada para evitar gastos militares nuevos, lo cual era muy costoso, teniendo en cuenta los fondos precarios que poseía la actual república) hacia la habitación del Maestro Hendu cuando súbitamente una sensación de angustia la invadió, la temperatura descendió  y una figura encapuchada de blanco que no auguraba nada bueno se apareció al final del pasillo que ella transitaba y comenzó a dirigirse hacia ella. Jaina intentaba moverse, quería alcanzar su sable en la espalda pero no podía, el miedo la paralizaba la figura estaba cada vez más cerca y era evidente que tenía la intención de dañarla. La Joven sentía un terror mortal por cada parte de su cuerpo, sus labios temblaban, su piel se estremecía, su corazón latía de una forma desesperada, y las lagrimas cargadas de una angustia agonizante comenzaban a caer de sus azules ojos y ahí cuando la figura estaba ya enfrente suyo un golpe en la pierna la volvió a la realidad, todo fue una ilusión extraña que la invadió. Ahora un sonido familiar la traía en sí de nuevo.

̶  R2, amigo me asustaste   ̶  Exclamaba Jaina secándose las lágrimas y que más que asustada, en realidad se encontraba aliviada de que el pequeño droide haya intervenido con esa oscura visión.

̶   Boop bee Baap Beep   ̶   expresó el droide.

̶  No, no estoy llorando  ̶  respondió Jaina a R2-D2, tratando de disimular la obvia situación.

̶  Bee Boop Baa  ̶   soltó el droide tras la respuesta de Jaina.

̶  No tengo los ojos como pasas de fubus (el fubus era un fruto pequeño que al secarse obtenía un color azul intenso y se cristalizaba, dando la sensación de que estaba cubierto por hielo), hojalata   ̶  contesto Jaina en forma de burla a su amigo.

̶  Bap buu Beep   ̶  expresó en forma interrogatoria el droide.

̶  Me dirijo a la habitación del Maestro Hendu, ¿me acompañas? ̶  pregunto la Jedi.

̶  Beep Bee  ̶  respondió el droide que, sin nada mejor que hacer, se puso en marcha con Jaina.

La Joven llegó al cuarto del maestro, junto a R2, y al ingresar se lo encontró sentado en el suelo, de piernas cruzadas y ojos cerrados, obviamente meditando tal como ella lo esperaba.
Su rostro marrón y acorazado, si bien a algunos pudiera parecerle severo o muy serio, a la jedi le trasmitía paz y serenidad. Vestía con las típicas túnicas Jedi y 5 trenzas caían por detrás de su calva cabeza. El Jedi al oír abrirse la puerta de su cuarto abrió sus ojos, se incorporo y dio la bienvenida a la joven.

̶  Bienvenida Joven Solo  ̶  Saludo el Maestro Jedi.

̶  Hola Maestro, lamento interrumpir su meditación ̶   se disculpaba la joven por su intromisión.

̶  Está bien, podía sentir tu presencia acercándose, no fue sorpresa tu irrupción jovencita ¿supongo que ya estamos llegando a Eriadu? ̶  preguntó el Jedi mientras tomaba su sable del suelo y lo ponía en su cinturón.

̶ Si Maestro, mi hermano me pido que le avisara que tiene que alistarse, al igual que los otros, porque pronto llegaremos al puerto capital  ̶  le comunicó la Joven al Weequay y continuo preguntándole  ̶  ¿Sabe donde están kiy Mud y Garra Fren?

̶  Hace un momento estaban aquí, fueron a ver a los hombres, querían familiarizarse con ellos  ̶ dijo el Jedi y prosiguió   ̶  están ansiosos por aprender y ganar experiencia militar, si tan solo tuvieran ese espíritu para entender que a veces no se necesita un sable de luz para derrotar a tu contrincante.

Star Wars: Episodio VII Sombras del ImperioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora