¡Estamos en Minecraft!

Capitulo 6: Una increible casa

Cuando llegamos a la casa de Víctor nos quedamos anonadados. La casa era enorme, con un jardín precioso, una piscina y un jacuzzi. Toda la casa por dentro era simétrica. Tenía las paredes hechas de madera de roble, el suelo de abeto y el techo de abedul. La casa era muy acogedora. Tenía dos plantas, una era la sala de estar y en otra estaban las habitaciones. En la sala de estar había dos fuentes, mesas de crafteo y hornos. Y en la de arriba había camas y cofres para dejar sus cosas. En la sala de estar, entrando a la derecha de la casa, había unas escaleras que te llevaban a una pequeña salas con cofres. También había mesas de encantamientos y algunos pasillos para picar. Ángel y yo nos instalamos en las habitaciones y bajamos a la sala de cofres para dejar algunos materiales. Cuando bajamos las escaleras vimos a una persona que estaba cogiendo cosas de los cofres. Nos quedamos quietos intentado verle el rostro para saber quien era pero de repente se giro y se nos quedó mirando. Ángel y yo salimos pitando para avisar a Víctor, pero cuando se lo enseñamos ya no estaba.

-¿Pero qué? -dije alarmado.

-¡Estaba aquí hace un momento! -le explicó Ángel a Víctor.

-Pues sí le visteis hace nada no debe andar muy lejos. -le respondió mientras empezaba a buscar por los rincones de la casa.

Ángel fue al piso de arriba muy alerta, Víctor al de abajo revisando cada rincón de la sala y finalmente yo me quede en el primer piso despreocupado porque era casiimposible que se hubiera escondido ahí con tanto espacio. Ángel y Víctor revisaron sus respectivos pisos y se reunieron en la primera planta conmigo. Ángel se fijó en un bug de iluminación (bug significa fallo) que se situaba en el techo. Ángel se asustó al ver un brillo que se movía.

-Chicos, he visto algo en el techo. -susurró Ángel.

De repente una sombra bajó del techo y al instante saltó por la ventana. Nos acercamos a la ventana y no había nada. ¡Había desaparecido! Solo que había dejado un rastro de sangre. Ángel, Víctor y yo nos dispusimos a descubrir hasta donde llevaba ese misterioso rastro