Vuelve

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-Por favor...-susurro un joven de pelos acenizados y ojos rojos entristecidos.-Por favor vuelve...-repetía una y otra vez parado al lado de ese pupitre.-Vuelve conmigo Deku.-Sus lágrimas salían sin resistirse. Salían como un río enfurecido.-Prometo que no te haré más daño, prometo protegerte, prometo...que no me volveré a alejar de ti...Solo.-suspiro secándose las lágrimas.-Vuelve.

Midoriya Izuku había desaparecido hace más de dos meses sin rastro alguno.

Había sido una tarde tranquila, y como ser viernes y no tener exámenes próximos se fueron tranquilos al finalizar las clases. Izuku se había acercado antes de que se fuera el oji rubí y tomado de la camisa delante de la puerta principal de la escuela. Eran los únicos, el resto ya se había ido.- ¡Kacchan, tu me gustas!-había soltado el aire y a la vez una frase que me dejó en un estado de "shock".

-¡¿EEehh?!- Solo apunte a decir esa palabra tan monótona y con mi típica cara de fastidio.

No pude contestarle otra cosa. El peliverde salió corriendo y de ahí...no lo volví a ver más.

No lo vi en todo el fin de semana y el lunes al no verlo me parecía extraño. No me importaba esa pequeña lagartija. Solo... esta bien, si me había preocupado su ausencia.

Y este sentimiento se hacia mas grande cuando en toda la semana no vino. Fastidiado el profesor aizawa me pidió que fuera a ver como estaba ya que ni avisaron a la escuela.

Quejandome cada dos segundos al atardecer hice lo que me pidieron. Y cuando llegue lo último que pude imaginarme era ver esa escena.

La puerta de entrada estaba forzada y al abrirla crujió. Entre pidiéndole permiso al vacío. Camine sabiendo perfectamente cómo era la casa, había pasado toda mi niñez ahí siendo el "mejor amigo" del menor. Me adentre a la sala de estar sin ver por donde caminaba. Grave error.

Al dar el primer paso dentro de esa sala noté en mi suela algo pegajoso, lo observe notando que era sangre. Camine por el costado sin tocar mas de ese liquido espeso de color oscuro por lo viejo que estaba. La cara que tuve en ese momento se podría comparar con el grito de Edvard Munch, Midoriya Inko estaba tirada ahí, entre la mesita de estar y el sofá. Sus ojos verdes esmeraldas tan apagadas y su quijada...estaba partida a la mitad.

Inmediatamente avise a la policía y estos al llegar con los peritos empezaron a hacer todo el peritaje con su respectivo levantamiento de rastro atestiguando mi declaración.

Días después la policía me llamó para que vea una grabación de la cámara de seguridad ubicada en la esquina(a pocos metros) de la casa de los Midoriya.

Vi como ese viernes Izuku caminaba lento con la cabeza baja (típico de él) y entraba en su casa para nunca más salir. Los audios tampoco ayudaban mucho.

La policía no pudo hacer mucho. El culpable del homicidio era un experto, no había dejado rastro alguno. Aunque le parecía raro que la puerta estuviera forzada pero nadie (según las grabaciones) lo hizo.

Las horas, días, semanas...meses pasaban y él nunca aparecía. Le hicieron un funeral a la peliverde el cual solo asistieron mis camaradas y mi madre. Pobre vieja. Podemos tener el mismo carácter podrido pero ese dia no hable ni grite. Mi madre lloraba y lloraba y yo solo la abrazaba, yo también estaba sufriendo por dentro aunque como soy muy "hombre" no lo quise expresar.

En las noches me encerraba en mi habitación y las lágrimas salían. Tenía que admitirlo, el repentino abandono del ojiverde me hacía daño. Necesitaba molestarlo, ver esos ojos brillantes y esa cara de tonto que tiene.

Vuelve a mi  ★KatsuDeku★Where stories live. Discover now