[ uno ]

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— No.

HoSeok frunció los labios, enfadado ante la rotunda negación de su novio y se plantó en la entrada — ¿Sólo dirás no y te irás como si nada? —YoonGi suspiró e intentó pasar por un lado, pero el menor dio un paso de costado, impidiéndole el paso.

— HoSeok, perdóname, pero este trabajo es importante para mí. Sabes que cuando tengo tiempo no me niego a tus planes, pero esta vez es imposible.

— Últimamente todo es imposible para ti YoonGi, pero está bien. Si estás tan ocupado como para dejar de lado tu aniversario de cinco años conmigo está bien, lo celebraré por ambos.

YoonGi suspiró con pesadez y salió de la casa en que ambos vivían, un poco triste porque el menor se tomará tan mal su ausencia en ese día. Entendía que era especial para ambos, y también se sentía triste por tener que estar ausente pero no podía simplemente faltar al trabajo por un capricho del menor.

Ya se lo compensaría con el regalo que había planeado para él.

HoSeok se encontraba enfurruñado en el sofá de su hogar, sintiéndose mal por haber hecho sentir mal a YoonGi.

Simplemente no pudo controlar lo que decía, había estado sintiéndose completamente desplazado por el mayor, estaba en el último año de universidad y comprendía la responsabilidad de un trabajo.

Pero YoonGi era demasiado injusto, nunca le contaba las cosas que hacía e incluso cuando llegaba de mal humor o agobiado no se desahogaba con él y le gustaría que lo hiciera, así la carga no sería tan mala para él.

Tomó las llaves de la casa y salió, diciéndose a sí mismo que sería mejor dar un paseo para calmarse y poder hablar con YoonGi en calma cuando volviera del trabajo. El clima no era malo a pesar de la estación del año en que se encontraban.

Decidió ir al parque que se encontraba a unos diez minutos de ahí, siempre le había gustado estar en lugares ruidosos, ver a los pequeños niños reír y jugar divertidos y alguna que otra persona pasear sus mascotas.

Se sentó en una banca libre, dejando que el poco viento despeinará su cabello mientras miraba el área de juegos, recordando un poco de su infancia. Al menos hasta que un chico se interpuso en su campo de visión, con una sonrisa amable que provocaba que sus ojos desaparecieran en su cara.

Mira la mano estirada del chico, ofreciéndole una manzana acaramelada — ¿Cuánto cuestan? —preguntó HoSeok con una sonrisa tímida, intentando recordar si había llevado su cartera consigo, no podía simplemente negarse ante una manzana acaramelada, no luciendo tan apetitosa.

— Es gratis —la voz del chico frente a él sonó muy suave— era para un proyecto de la universidad, pero sobraron algunas y no queríamos tirarlas.

HoSeok sonrió y agradeció tomando el dulce de la pequeña bandeja del chico — Espero que las cosas se arreglen pronto con tu pareja HoSeok, ambos deben de ser sinceros.

El rubio salió corriendo, dejando al castaño estupefacto en su asiento, no tardó en ponerse de pie casi como si tuviera un resorte en su trasero y corrió tras del chico quien desapareció en la esquina del parque.

No vio más de él a pesar de que estuvo dando vueltas alrededor, decidió volver a casa pues con la intriga no se había dado cuenta que el cielo comenzaba a oscurecerse, en el camino fue comiendo la manzana, era eso o morir de hambre a pesar de que no le diese demasiado confianza comerla por la extraña situación en que había estado envuelto.

Llegó al poco tiempo, las luces no se encontraban encendidas aun, así que supuso que YoonGi aún no había vuelto de su trabajo. Desecho los restos de la manzana en el basurero y fue directo a tomar una ducha, sintiéndose cansado de pronto.

La ducha no hizo más que relajar sus tensos músculos y se quedó un rato debajo del agua caliente sintiendo su cabeza doler por lo loco que había sido su día. Odiaba pelear con YoonGi por razones tan tontas.

En ese momento ya ni siquiera creía que celebrar un aniversario fuese tan importante; YoonGi y él siempre se daban muestras de cariño, a diario. YoonGi solía mantener sus manos enlazadas en cualquier momento y reír por las tonterías que hacía o decía a pesar de que no fueran en absoluto graciosas.

Y a él le gustaba avergonzar al mayor, enumerando cada noche una cosa diferente que lo había llevado a enamorarse perdidamente de él, estando seguro de que dichos detalles no se acabarían nunca porque todo lo que tenía que ver con YoonGi lo tenía en la palma de su mano.

Salió de la ducha colocándose su bata y se dio una mirada en el espejo. No se sentía bien, tal vez él no haber comido en todo el día ya le estaba cobrando factura a su cuerpo y comenzaba a sentirse mareado.

Anduvo hasta a su cama, buscando su teléfono sin encontrarlo, se dejó caer en el mullido colchón sintiéndose derrotado de pronto y cerró sus ojos, sin querer cayendo en un sueño profundo del cuál despertó un par de horas más tarde cuando la puerta de la entrada sonó.

— ¿HoSeok? —escuchó la voz de su novio llamarlo y él intento ponerse de pie, repentinamente todo lucía gigante. Miró a su alrededor sorprendido de ver difícil de bajar de la cama, intentó tocar su cuerpo.

Peludo, todo él era peludo. 

Entró en pánico cuando se escuchó a sí mismo emitir algo parecido a un chillido. La bata que había estado usando hasta antes de dormir se encontraba sobre la cama, aún húmeda debido al baño que había tomado.

Eso estaba mal, muy muy mal. Y ya no pudo hacer nada cuando la puerta de su habitación se abrió — ¿HoSeok? —YoonGi abrió más sus ojos al ver al pequeño perrito sobre su cama.

— ¡Woof! —un pequeño charco mojó su cama provocando que YoonGi jadeará sorprendido y HoSeok sintió que se desmayaría en cualquier momento. 

¿Los perros podían desmayarse para empezar?                          

good boy ; hopegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora