Me despierto desorientada y noto como mi sueño se queda en un recuerdo que se va desvaneciendo poco a poco en mi mente. Estoy en la habitación del motel. Todo está bien. Me vuelvo a tumbar unos segundos, reticente a salir de la cama pero finalmente lo hago. Tengo que marcharme de aquí. Voy recogiendo todas mis pertenencias de la modesta habitación que pagué en efectivo hace no más de una horas. No puedo evitar pensar en lo fácil que sería mi vida si no me hubiera metido en todo este embrollo. Agarro mi mochila con una mano y con la otra voy cerrando la puerta poco a poco. Cuando levanto mi vista del suelo me topo con un rostro que conozco perfectamente. Cojo aire para intentar darme fuerzas a mi misma y avanzo hacia él. Es hora de volver a casa.
