Celeste y sus penumbras

Capítulo 8

Me encantó mi compañera de habitación. Era de mi misma edad y platicábamos todas las noches.

Un día me dijo:

— La adicción es real. No es psicológica. Pero se puede salir adelante. ¿Qué es la adicción? Es dependencia. Dependencia biológica o química. Sabes que eres adicta cuando pasas días sin drogarte y comienzas a sentir ansiedad, anguistia y muchas emociones más negativas, Pero se sale. Yo estuve acá por tres meses y la verdad es que me ha ayudado un montón. A veces te ponen a prueba. Te ponen tu mayor adicción en frente tuyo y tú decides si tomarla o no.

A lo que yo le contesté:

— No creo poder soportarlo

— Tranquila. Eso lo hacen cuando llevas alrededor de un mes o un poco más acá.

— ¿Uno o dos meses? Yo pensé que iba a estar una semana, o un poco más.

— JA, JA — me dijo—. Mínimo un mes

Cuando me dijo eso, yo no pude pensar más que en lo que iba a extrañar a papá. Somos muy apegados. Cada vez que se enteraba de que vomitaba o que me coartaba lloraba. Y eso de cierta forma me hacía sentir culpable, pero bueno, eran sus sentimientos. Hay que validarlos. Creo que pensaba que me iba a morir, o que iba a terminar internada, lo cual pasó. Lo que debe de estar sufriendo ahora no tiene nombre.

Luego comenzamos a platicar sobre sus trenzas. Eran apliques, pero estaban muy bonitas. Se le salió una y empezamos a bromear con colgarla del techo como decoración, y cuando se fue a subir a la cama... ¡PUM! Se dio un porrazo inimaginable. Nos reímos tanto de ello que se nos pasó la abstinencia, y comenzamos a ver grandes sorpresas en las pequeñas cosas, tal como me había pasado con la mariposa. Luego ella dijo:

— ¡Qué idiotas que somos! Somos felices con tn poco y nos queremos embriagar!

Cuando tuve la sobredosis pensé que me iba a morir, pero por suerte no pasó. Estando aquí dentro conviví con muchas realidades que antes ni me imaginaba que podían existir. Por ejemplo Fabricio. Nunca imaginé que alguien se quebrara los huesos a propósito. Eran realidades peores que las mías, por lo que hice un gran esfuerzo por valorar mi vida.

Tal vez nunca olvidara a Nico. Tal vez a veces no quiera vivir, pero en este momento sí. Y quiero decirte, lector, sí. A ti que vale la pena luchar. Vale la pena luchar por la vida.