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    Miraba mi techo blanco, con líneas color beige. Mi pensamiento no estaba hundido en nada, solo estaba ahí estable. Pero mis ojos y mi alma contaban otra historia.

-¡Maldita sea! -maldigo y lanzo un cojin contra la pared-. Maldito amor.

   Me levanto de mi cama y me dirijo al baño a lavar mi rostro. Estoy harta de recordarte cada día más. Harta de ir y venir con estos pensamientos, de hundirme cada vez más. ¡Maldito imbécil! Saque un cigarrillo y salí a la alcoba pequeña de mi apartamento. Ser universitario estar fuera de tu familia te da estos pláceres: vivir sola.

-¿Por qué me tenías que dejar? -miro mi cigarro y le hago de nuevo la pregunta. Pregunta retórica al viento o al cigarro.

    Me lanzo sobre la cama y trato de dormir. Ya mañana será otro pésimo día, pienso.

    Suena mi estrepitosa alarma, bufo y la apago de un manoton. Me levanto y me quedo viendo un zapato por 15 minutos y luego vuelvo a la realidad: ah, si la universidad. Tengo 30 minutos para estar lista y salir.

    Saco unos jeans rasgados, una camiseta violeta sencilla y me coloco los tenis celestes, sí, nada combina. ¿Y qué? ¿Acaso todo en la vida encaja? No sean pendejos, eso no existe.

    Voy a la parada a esperar el bus que me deja frente a la Universidad, llega en 5 minutos y subo. Saco mi diario y empiezo a escribir. Desde el tipo que va a mi lado intentando leer lo que escribo, como el que le quiere tocar el trasero a una puberta al fondo.

    Por fin, salgo del infierno de bus y entro a los pasillos de otro infierno, que bueno, me alivia y estresa. Lo odio y lo amo. En aquellos largos pasillos con paredes pintadas en verde y casilleros en blanco, al final del pasillo logro divisar a mis amigos, a esos tarados que a pesar de lo fatal que me he comportado estan para mí. Dios les debe de dar un pedacito de cielo.

-¡Hey! -saludo.
-Vaya quien viene faltando 1 minuto para la clase de física avanzada....
-La reina de cálculo -interrumpe Reneé.
-Gracias, siempe me presentan de lo mejor. Abranle paso a la reina -digo sarcastica y sueltan una carcajada.

    La clase transcurre de lo mejor, por eso elegí esta carrera, con los números nadie me gana. Aunque con mi vocabulario y mi forma de ser no lo aparento, soy la mejor de mi carrera, bueno de las mejores. A veces estoy arriba y aveces otros estan arriba. Pero mis diplomas por excelencia universitaria desde 1er año hablan.

    ¿A qué aspiro? A ser docente de física en uno de los salones de Cambridge y abrazar los pisos por donde estuvieron de los mejores fisicos, mi favorito Hawking, Tesla y Borh.

    Se acerco John, uno de mis mejores amigos, y el mejor alumno en mecatronica de la Universidad. Obvio, mis amigos deben ser de mi talla, de lo mejores, los etiquetaria. Me pasa su brazo sobre mis hombros y comenzamos a charlar amenamente. Hasta que sale con algo que odio, o bueno, con alguien que una vez amé...

-Él -muerde sus labios y duda en decirlo-, él me pregunto por ti esta mañana. Un número desconocido marcó y conteste, pues era él.

    Sentí mi corazón quedarse mudo. No sé si por emoción o si por odio. Me costaba diferenciarlos a ambos.

-Le dije que estas más que feliz y eres un éxito en tu carrera.

    Trague saliva, no llores, no llores, no llores. Piensa en mariposas de África, en un megalodón, en una serpiente del este de Australia.

-Ah, que bien -repondi con mi voz temblorosa.
-¿Te sientes bien? -pregunta y se coloca frente a mí.

Lo abrazo caso por instinto.

-No, no lo estoy. Siento que cada día una parte de mí muere. Odio a ese tipo, odio que entrara a mi vida.

    Sus manos acarician mi espalda mientras su brazos me apresan, yo sé que John quisiera sacarme este dolor de ya, con un fuerte abrazo, pero nadie puede, más que el tiempo y yo.



        Espero les guste esta historia. Su trama será algo común como lo leen, pero el hilo sera diferente. Espero sacarlas de las historias triviales.

Maldito el día que te conocí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora